Derrota con sabor especialmente amargo para un VivoCuenca que sabe que pudo llegar a merecer más. 1-4 han caído los azulones en El Sargal ante el Balazote, equipo que bordeaba la zona de descenso. Las tuvo de todos los colores el equipo conquense, que perdonó demasiado en metros clave.
Los primeros minutos se disputaron en términos de bastante igualdad, aunque poco a poco se fue creciendo el VivoCuenca. No se producían ocasiones de gran claridad, pero empezaban a pisar área contraria. Peñu avisó con un lejano tiro antes de que el partido se fuese a tiempo muerto, y tras el mismo era Juan Carlos Sanz quien tenía una oportunidad inmejorable en un uno contra uno que envió fuera.
No estaba siendo tan incisivo el Vivo como en otros partidos, faltaba conectar pases en las inmediaciones del área y finalizar con mayor contundencia. Con la balanza bastante equilibrada, el Balazote dio un golpe sobre la mesa en el minuto 17: un lejano disparo de Álvaro Castillo sorprendió a Mario Gómez y ponía el 0-1 en el marcador.
Tras encajar el tanto, el cuadro vivero subió su nivel y empezó a acumular ocasiones, destacando una intentona de Budia, un remate casi a puerta vacía de Cerzi y especialmente un tres contra uno en el que la toma de decisiones no fue la correcta. Costaba creerlo, pero el Vivo se fue al descanso sin anotar.
Continuó el VivoCuenca con la buena tónica tras el paso por vestuarios, protagonizando varios acercamientos peligrosos, aunque los balazoteños tampoco quitaban el pie del acelerador en ataque. Había ocasiones para ambos equipos, aunque solo uno las materializaría: el rechace en una parada de Mario Gómez le caería por fortuna a Castillo, en el centro del área y en una posición más que franca para anotar el 0-2.
No le desanimó el gol en contra al Vivo, sino todo lo contrario: echaron el resto en ataque y gozaron de varias ocasiones, aunque, una vez más, perdonarían en exceso. Una contra tras otra atajada de Mario Gómez continuaba con una contra culminada por Ivi, quien no pudo aprovechar una gran ocasión para recortar. Estaba desplegando un buen juego el FS VivoCuenca, aunque las estaba teniendo de todos los colores y no llegaba a aprovechar ninguna.
A partir del minuto 33 se la jugó el VivoCuenca con portero-jugador, a sabiendas de que tenía que poner toda la carne en el asador para darle un susto para el Balazote. Se caldearía el partido en algunas acciones mientras los azulones seguían y seguían sumando: Valen casi materializaba en una contra, aunque sería Budia, en el 37 quien con toda la rabia del mundo se sacó un latigazo que dobló las manos de Javier Rodríguez y significó el 2-1 tan y tan deseado.
Con la barrera psicológica del gol ya rota, se creció el equipo de Manolo Moya y Rodríguez se redimió con una brutal mano a Budia, que casi pone el empate. No obstante, el deporte no perdona y del posible 2-2 se pasó al 1-3: al ver la portería vacía, Juan Carlos Sanz no se lo pensó mucho desde su propio campo y le pegó de primeras de manera poco ortodoxa para que el balón entrase lentamente y echase un jarro de agua fría a los conquenses. Con el partido ya resuelto, David Garrigos llegó a un balón en largo y definió de vaselina para poner el 1-4 con el que se cerraba el encuentro.
Para evaluar los “daños” habrá que esperar al partido que el Talavera juega mañana a las 12, a la espera de que no saquen los tres puntos para que no se les escapen más en la clasificación. La semana que viene volverán a jugar en casa los conquenses, recibiendo a los colistas: el Águila FS.