Mes y medio después del último partido, la Liga Sacyr Asobal regresó al templo conquense de El Sargal. El Incarlopsa Cuenca recibía al Dicsa Modular Cisne en un encuentro que resultaba casi una incógnita por el estado de los conquenses (con jugadores sin haber disputado un partido y otros con el desgaste de un mundial a sus espaldas) y un Dicsa Modular que pese a su condición de recién ascendido ya puso las cosas difíciles a los de Lidio en Pontevedra. A ellos había que recordar los tropiezos, la imagen más fiel fue ante Cangas, que logró arrancar un punto de Cuenca.
Se notó que era el regreso de la competición. Ambos equipos no anotaron durante los primeros dos minutos, acumulando pérdidas o lanzamientos erráticos de cara a puerta. No obstante, tras abrir el marcador el visitante Carro, Cuenca trabajó en base a su cerrojo defensivo una distancia cómoda que obligó a pedir sus dos tiempos muertos a Javier Fernández llegados al ecuador del partido, con Cuenca teniendo una ventaja de hasta 8 tantos (11-3) donde Nacho Moya estuvo impecable desde los siete metros.
Con esta dinámica, Cuenca fue desplumando con soltura a Cisne hasta el punto de coger una relajación propia de los Conquenses. Fue el momento de los gallegos que comenzaron, casi sin hacer demasiado ruido a superar a un Maciel que hasta entonces había estado intratable.
Esto, unido a hasta cuatro jugadas consecutivas donde el lanzamiento de los jugadores conquenses lo escupió el poste o el travesaño del marco de Pablo González, que salió a la palestra tras que Villamarín no tocara ni uno de los once lanzamientos en contra.
Este tira y afloja se mantuvo hasta el descanso, con el conjunto local soltando ligeramente el pie del acelerador y mantenía a pesar de todo una cómoda renta que llegó a ser de nueve goles tras el golazo final de Fede Pizarro.
El inicio de la segunda parte arrancó muy diferente. Los gallegos mostraron parte de su nervio ante un Cuenca que empezaba a pensar en el choque del sábado en Aranda, y así pasó. El Cisne anotó en seis minutos casi tantos goles (6) como en casi toda la primera parte. Lidio Jiménez no tardó en parar el partido y volver a apretar las tuercas de los suyos para que no se relajasen.
En un “dicho y hecho”, el Incarlopsa se puso el mono de trabajo y no sólo volvió a recuperar su renta de ocho goles, sino que la aumentó hasta los trece una vez se cumplió la mitad del segundo tiempo (28-15). Nacho Moya (8 goles y cien por cien de efectividad), era el más destacado de los locales tanto desde la línea de siete metros, al contraataque y desde la esquina.
Con el partido encarrilado, Lidio Jiménez reservó a los jugadores que venían con carga acumulada del Mundial y dio minutos a los menos habituales. Así, Carlos Fernández asumió su rol en labores defensivas, Taravilla saltó a la cancha para dejar un gran gol desde la esquina y Álvaro Martín, el canterano de 16 años, debutó con la camiseta del Incarlopsa. En su primer balón sobre la frontal, el ‘8’ conquense se revolvió y batió por bajo a Villamarín para hacer el primer tanto de su carrera.
Los minutos finales, con Cuenca sorteando la ventaja de las dos cifras (34-24) quedó tiempo para los detalles de Fede Pizarro y una nueva muestra de exigencia defensiva, con el aderezo de las paradas de Samu Ibáñez.
De esta forma, Cuenca certificó la victoria más plácida hasta el momento de esta atípica liga Asobal con un 36-25 que supone el principio de las exigentes dos semanas que le esperan al conjunto conquense en esta vuelta a la competición.