48 horas. Es el tiempo que había pasado desde la última vez que el Incarlopsa Cuenca oyó el silbatazo de un colegiado de Asobal para disputar un partido de balonmano. Pasado este periodo, Cuenca volvía a El Sargal para recibir a un Recoletas Atlético Valladolid en un duelo directo por la cuarta plaza de la Liga Sacyr Asobal.
Salvando el día extra que tuvo su rival, el Balonmano Incarlopsa Cuenca comenzó muy serio y marcando líneas defensivas que ahogaron de forma temprana al Atlético Valladolid. Protagonismo especial para el local Nacho Moya, que cuando no batió a Carlos Calle desde los siete metros, lo hizo al contraataque. Con esta soltura, además del detalle del pase hacia atrás sin mirar de Simonet a un Sergio López doblando como pivote que acabó en un aplaudido gol por el puñado de periodistas y directivos presentes, los conquenses tomaron una ventaja notable al ecuador de la primera parte (9-4).
Se dejó notar Maciel en portería, con paradas desde su postura tranquila y pasmosa hasta mostrando reflejos ante asaltos desde los seis metros. Así, sus números al descanso reflejaban 6 paradas y un 37,5% de efectividad. Sí tuvo que lamentar Lidio Jiménez las dos exclusiones muy seguidas y sin llegar a los diez minutos de Bulzamini, que le condicionó para el resto del partido. Su lugar lo tuvo que ocupar Doldán por momentos que cumplió el deber acompañando a los pilares inamovibles del 6-0 de Lidio: Thiago Alves y Lucas Moscariello.
Por el bando visitante, Valladolid no estuvo cómodo en ataque en ningún momento. En los momentos de nerviosismo al límite del pasivo, apareció Adrián Fernández y Sergio Casares. No obstante, fue desde la línea de 7 metros donde más premio consiguieron los pucelanos por medio de Jorge Serrano.
Con buen ritmo y basado en una buena defensa y una buena toma de decisiones en ataque, Cuenca alcanzó ventaja máxima de seis goles (11-5). Tras esto el equipo acumuló seis minutos sin anotar debido a pérdidas de balón o la aparición en escena de César Pérez. El guardameta detuvo hasta seis balones de diez disparos y posibilitó que Valladolid no terminase de descolgarse del encuentro, dada la efectividad defensiva de los de Lidio que, gracias a un postrero tanto al filo del descanso de Ángel Pérez, tras cazar su propio rebote a un lanzamiento de siete metros, dejó cuatro goles de ventaja a Cuenca para encarar con garantías todo el segundo tiempo.
El segundo acto comenzó con un nuevo impulso de Cuenca que se mantenía firme en defensa. Pizarro hizo aparición y encadenó varios goles que ampliaron la distancia de nuevo hasta los seis tantos (19-13). David Pisonero alternaba en su retaguardia tanto el 5-1 al central del Incarlopsa como el 4-2, pero su mejor arma llegó con las intervenciones de César Pérez bajo palos.
El ‘16’ pucelano dejó sin anotar a Cuenca casi trece minutos. Una hazaña significativa, que provocó la seguridad suficiente para que el cuadro pucelano no sólo comenzara a reducir la ventaja con el acierto de Manuel García y Jorge Serrano desde el flanco izquierdo conquense, sino que llegó a dar la vuelta al marcador con dos goles respecto al equipo de Lidio pasada la mitad de la segunda parte (19-21).
Con Pérez superando el 60% de paradas hasta ese momento, sólo un cañonazo de Thiago fue capaz de sobreponerse al omnipresente arquero visitante. El brasileño anotó en dos ataques consecutivos sendos lanzamientos lejanos que devolvieron la igualada al marcador. Entonces, dio comienzo un intercambio de golpes entre ambos contendientes durante los minutos finales.
Cogió Cuenca la dinámica de siempre ponerse uno por encima, mientras que Valladolid anotaba para igualar. De esta forma se vivieron instantes de infarto hasta el punto de inflexión de Pablo Vainstein. El “Colorado” asumió los galones en los instantes finales de una acción al borde del pasivo, para internarse en la marabunta de brazos pucelanos y lanzar a gol, logrando el 25-24 y sacando una valiosa exclusión de Nico López que dejó en inferioridad al rival.
En la acción siguiente apareció, en el lugar justo y en el instante exacto, Leo Maciel. Tras minutos de silencio, el arquero volvió a escena para detener un tiro crucial. Cuenca tenía bola para irse de dos goles arriba a menos de 120 segundos para el final, y la jugada volvió a surgir desde el lateral derecho. Fue Pizarro en esta ocasión. El argentino, que tras un buen inicio del segundo tiempo se encontró en varias ocasiones con César y el poste, acertó sin miedo esta vez, cortando a cuchillo la defensa visitante y ajustando cuentas ante su verdugo durante los minutos previos.
El tanto provocó un estallido y el tiempo muerto de David Pisonero para tratar de lograr la épica con un puñado de segundos hasta el bocinazo final. No obstante, volvió a aparecer Maciel con una parada decisiva.
En el desenlace, Sergio López erró un mano a mano al larguero y Diego Camino anotó en las postrimerías, pero Cuenca pudo celebrar un valioso triunfo por 26-25 sólo 48 horas después de su última gesta. Una muestra más del equipo de Lidio Jiménez de la resiliencia cuando vienen mal dadas, y un ejercicio de recuperación que va tomando forma tras contar 3 victorias en los últimos 4 partidos, cediendo sólo ante el yugo del implacable Barça.