Un Sargal a un diez por ciento de su ocupación, comparado con sus citas deportivas pre-pandemia, daba la bienvenida a los cien afortunados que vivieron el inicio de la Liga Asobal para el Incarlopsa Cuenca. Tras aplazarse el debut a domicilio de los conquenses previsto la pasada semana en Pontevedra, por decisión del Comité Nacional de Competición por la inseguridad de algunos equipos, y luego de que el CSD finalmente haya dado la espalda para elaborar un protocolo comunitario para el deporte nacional, el balonmano volvía a Cuenca seis meses después de su último partido oficial.
Enfrente un Balonmano Villa de Aranda en condición de recién ascendido. Todo un encuentro trampa para los de Lidio que mostraron más sombras que luces en su último choque de pretemporada una semana antes ante el Recoletas Valladolid. A esto se unía la particularidad de ser el primer partido en casa y el aforo limitado y diez veces menor que el que pudo verse sólo el día antes en León en el encuentro entre Ademar y Sinfín, con 1000 espectadores. No obstante, los 30 peñistas de la Furia Conquense se encargaron de volver a recordar el ruido en el graderío tratando de que el factor local se dejara sentir como antaño.
Las cosas arrancaron como solían ocurrir, con Dutra cañoneando las redes rivales. El brasileño fue el autor del primer gol de Incarlopsa Cuenca en esta temporada. No obstante, un Aranda guiado por el brazo de Matheus autor de los dos primeros tantos visitantes con los que puso a su equipo en cabeza.
Pasado el primer intervalo de cinco minutos se pudo ver el primer cambio de Lidio, con Ponciano en el pivote atacante ante la exclusión por dos minutos de Doldán. Uno de los muchos 'planes B' que tendrá que utilizar esta temporada el técnico conquense ante la corta, pero polivalente plantilla. El técnico conquense tenía bien estudiado a su rival y buena muestra fue de ello la indecisión en el ataque arandino. El muro defensivo del Incarlopsa Cuenca sabía en qué momento abalanzarse sobre un jugador en concreto, y eso evitó males mayores ante la sequía de gol local por varios minutos. Al tercer ataque que Aranda tuvo que aguantar tal precisión del 6-0 local, los de Lidio contestaron consiguiendo la ventaja con goles de Thiago y Nacho Moya. El extremo conquense se desquitó a la contra tras los fallos previos desde la esquina y los siete metros. Llegados al ecuador del primer tiempo, Cuenca lograba un ‘más dos’ (5-3) con la mala noticia de la lesión de Pablo Vainstein, que apenas llevaba unos minutos en el campo cuando un mal giro hizo en su rodilla hizo que tuviera que abandonar la cancha para no volver a pisarla en el resto del partido.
Sin zurdos, pero sin cesar la fórmula mágica de una defensa que hacía desfilar continuamente a su rival en el aviso de pasivo, a la que se sumó las intervenciones del impasible Leonel Maciel, el Incarlopsa Cuenca fue poco a poco abriendo hueco en el tanteo. Dutra, Bulzamini, Thiago o Simonet desde lanzamiento lejano, unido a la efectividad de Hugo López desde la esquina, pusieron cinco goles de ventaja para su equipo a pocos minutos del descanso (12-7).
El cómodo ritmo hizo que en los últimos compases de los primeros treinta minutos, Lidio gastara su primer tiempo muerto cuando su equipo gozaba de los mejores momentos ante un Villa de Aranda que acumulaba varios minutos sin marcar. Fue una llamada a la atención. Órdenes, indicaciones y la prohibición de bajar el ritmo fueron las peticiones del técnico junto a los ánimos de Fede Pizarro, presente en el banquillo pero sabiendo que no debutaría por precaución. No obstante, el argentino no paró quieto en todo momento. Un ímpetu compartido por el resto de sus compañeros que al descanso doblaban a su rival en el electrónico, 14-7.
Tras el intermedio, el guion del encuentro no se desvió demasiado a lo visto en los últimos minutos. Cuenca mantenía los siete goles de distancia mientras que Aranda comenzaba a salir del 6-0 cerrado en cuanto recibían la pelota Bulzamini o Dutra en uno y otro lateral. Cuando Aranda lograba penetrar por el resquicio de la muralla encantada, a Maciel no le temblaba el pulso para detener los lanzamientos dando la impresión de hacerlo sin apenas esfuerzo. Un panorama poco agradable para los de Alberto Suárez que con once minutos de la segunda parte ya había agotado sus dos tiempos muertos, el segundo, con 18-10 en el marcador.
Sin presión, Jiménez dio entrada a Armando Arce en el extremo y minutos de pulimento para Carlos Fernández, el joven de casi dos metros que se estrenaba en Asobal. Al hermano de Juanjo no le faltó ímpetu en su labor, que estuvo seguida de cerca por todo el vestuario que no paró de aconsejar en el encuentro. Mientras tanto, Maciel seguía aumentado su ratio de paradas, sobre el 40%, más o menos donde lo dejó el pasado año, y Villa de Aranda no encontraba la tecla para evitar que Cuenca se escapara aún más en el marcador hasta rozar la ventaja de dos dígitos sobre el minuto 45 de partido (20-11). Claves en este aspecto, además del papel del arquero argentino, los numerosos blocajes de la defensa de Lidio.
Cuando se acercó la recta final del encuentro, los arandinos se resarcieron con un parcial de 0-3 que hizo que Lidio diera el aviso a navegantes con un tiempo muerto. El técnico del Incarlopsa trazó indicaciones para sobreponerse al 5-1 sobre Simonet que ejercía de forma insistente Brian. El ataque conquense bajó de revoluciones y los visitantes comenzaron a crecerse, pero un gol de Thiago Alves y Simonet por partida doble (el segundo gol con una rosca que fue el detalle de calidad del partido) evitaron que el parcial de los de Suárez continuara amenazando la ventaja local (22-15).
No obstante, las muestras de intensidad se vieron hasta los últimos instantes, momentos en los que también se vio en pista al canterano Alejandro Taravilla, que logró marca tras una gran asistencia de Fernández, y varias paradas de Samu Ibáñez bajo palos. Así, Cuenca logró su primer triunfo de una atípica temporada por 26-18 ante un Villa de Aranda que fue desactivado en ataque en un primer tiempo mágico en defensa de los de Lidio Jiménez, recordando la más pura esencia del Incarlopsa Cuenca.
De esta forma, el balonmano volvió a vivirse y a celebrarse en El Sargal, en el primero de los pasos de una temporada donde la gran incertidumbre existente por el Covid19 hace que se valoren mucho más los momentos de éxtasis deportivo del Incarlopsa Cuenca. Sin embargo, sin mucho tiempo a degustar estos dos primeros puntos, Cuenca tendrá otro nuevo encuentro el sábado, ante el Liberbank Sinfín.
Ficha Técnica26 - Incarlopsa Cuenca: Leo Maciel; Dutra (5, 2p), Pablo Simonet (3), Vainstein, Martín Doldán (3), Nacho Moya (1), Sergio López (2), - equipo inicial- Samuel Ibáñez (p), Hugo López (3, 1p), Thiago Alves (6), Carlos Fernández (1), Bulzamini (1), Armando Arce y Alejandro Taravilla (1).
18 - Blasgón y CERES Villa de Aranda: Luis de Vega; Nico López (2), Víctor Megías, Almeida (5, 2p), Elustondo (2), Banduka, Llorens (1) -equipo inicial-Negrete (1), Sukic (1), Linares, Javi López (1), Gonçalo Marqués (3), Pombo (2) y Alberto Montiel.
Marcador cada cinco minutos: 1-1, 2-2, 4-3, 7-4, 10-7 y 14-7 (Descanso) 16-9, 17-10, 19-11, 20-14, 23-15 y 26-18 (Final).
Árbitros: Soria Fabián y Monjo Ortega. Excluyeron a Doldán, Carlos Fernández y Hugo López por el Incarlopsa Cuenca; y a Llorens, Víctor Megías y Sukic por el Blasgón y CERES Villa de Aranda.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la 2ª jornada de la liga Sacyr Asobal disputado en el polideportivo El Sargal ante unos 100 espectadores