Recién llegadas de China y con el shock de sus respectivos triunfos, aún siguen sin creérselo. Las hermanas Toledo Espinilla, Arantza y Celia, han logrado algo inédito para el piragüismo conquense, dos medallas en un campeonato del mundo.
Las palistas del Club Piragüismo ‘Cuenca con Carácter’ lograron sendos bronces en K1, en el caso de Celia, y en K2, con la vasca Irati Osa acompañando a Arantza en la embarcación, en el Mundial de Maratón celebrado en Shaoxing, China.
Su participación, junto a la de su compañero Víctor Pardo y su entrenador Javier Morillas como preparador de la RFEP, ya suponía todo un hito para su club al ser de los que más representantes aportaba a la expedición nacional, pero tras estos resultados han vuelto a subir un escalafón más el significado del adjetivo ‘histórico’ en este deporte.
PROMESA A PALADAS
“Cuando terminé la carrera me dije ‘estás soñando Celia’, creía que me iba a despertar, que eran las ocho de la mañana y me tocaba subirme a la canoa para competir”. Con euforia, Celia sigue en una nube tras no poder despegarse de su medalla. La conquense fue jugándose toda la carrera el tercer y cuarto puesto con la checa Adela Hazova hasta el último porteo, donde la menor de las Toledo Espinilla lo dio todo: “Corrí como si me fuera la vida en ello, corrí y corrí y completé la última vuelta prácticamente sola, al llegar a la meta estaba flipando, no me lo creía”. La rabia y el esfuerzo de tanto trabajo brotaron con lágrimas de alegría y un puñetazo a las aguas del lago Didang como gesto de celebración.
MERECIDA RECOMPENSA
El caso de Arantza tiene también gran parte de valor por la decisión que tuvo que tomar la conquense antes de viajar al mundial. Deportivamente se ganó el derecho de participar tanto en la modalidad individual K1 como en K2 junto a Irati Osa, pero la reclamación de una rival hizo que se aplicarán los criterios de la federación que no permiten doblar pruebas a no ser que la palista hubiera obtenido medalla, cosa que sí hizo Irati pero no Arantza, que fue 4ª en Francia.
“Fue duro tener que decidir, pero al hacerlo me propuse vivir la experiencia y vaciarme, la medalla no era el objetivo, pero me sentí muy fuerte en la carrera. Tenía ganas de salir, de callar bocas, de demostrar que merecía un gran resultado”, afirma la conquense que de cara al año que viene sí podría doblar prueba ante la revisión de los criterios federativos. Pese a todo, Arantza reconoce que tanto ella como su compañera eran “un proyecto de medalla a largo plazo para el equipo español, pero nunca pensaron en que llegaría tan temprano”, declara, avisando de que esta dupla seguirá trayendo alegrías.
Con este resultado se pone de manifiesto el gran trabajo del técnico conquense Javier Morillas, al que tanto Víctor, Celia y Arantza agradecen su dedicación “y su pasión por entrenarnos y hacernos dar lo mejor de nosotros”. El técnico también formó parte del staff del equipo nacional realizando un trabajo encomiable: “Había veces que ni comía porque no paraba de ayudarnos y estar pendiente de los deportistas”, indica Celia.
Ahora tienen por delante unas semanas de descanso antes de volver a comenzar una nueva temporada con mucha más ilusión y donde no ocultan el reto de “igualar o mejorar los resultados de este año”. “Al final sabes que no vas a vivir de esto, pero lo haces para disfrutar. Sí es verdad que ahora se reconoce más, ayer Celia me decía que mi nombre aparecía en Wikipedia, salimos en el Diario Marca... es bonito cuando hay tanto trabajo y sacrificio detrás”, afirma Arantza que, con sólo 20 años, ya ha logrado dejar su sello en la historia del deporte conquense.
Víctor Pardo, a contracorrienteVíctor Pardo no pudo lograr medalla pese a las grandes sensaciones que acumulaba el velocista conquense. La maratón no es su especialidad, pero Pardo quería poner una guinda a lo que él mismo ha considerado “una gran temporada tras las convocatorias con la Selección Española”, hasta cuatro: dos en velocidad (K1 y K4 en el Europeo de República Checa), una en ‘Short-Race’ (Francia) y otra con esta en Mundial de maratón.
Pese a ello, la mala suerte se volvió a cebar con el conquense, que perdió su embarcación en el primer porteo y esto le hizo caer varias posiciones irrecuperables. Un azar similar a lo que le ocurrió en su anterior mundial, donde un rival lo tiró de la canoa. “Este año he aprendido que el deporte no siempre te regala lo que uno quiere, pero sí me quedo con otras cosas como el aprendizaje”, afirma. Con la ambición de las medallas, Víctor reconoce que volverá a intentarlo “para sacarme una espina en las pruebas internacionales, si bien el año que viene me conformo con clasificarme y terminar sin que me ocurra nada malo”, declara entre risas, “ojalá a la tercera, vaya la vencida”.
