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Fútbol

Héctor Rubio, organizador dentro y fuera del campo

El capitán de la UB Conquense compagina el mundo del fútbol con su trabajo como archivero en el Obispado
Héctor Rubio, organizador dentro y fuera del campo
Fotos: Saúl García
10/04/2025 - Alejandro del Valle

Casi cuesta reconocerle sin verle de blanco y negro, con un ‘10’ a su espalda y un balón en los pies. Héctor Rubio Caudín –1992–, capitán de la Unión Balompédica Conquense, organizador dentro del campo, también lo es fuera de él, ya que tiene una doble faceta como archivero en el Obispado de Cuenca, siendo el único jugador de la plantilla que combina el fútbol con otro trabajo.

“Todo empieza relacionado con el fútbol”, relata Héctor, que se remonta a su época de juvenil en Valencia. Allí, aconsejado por sus padres, decidió estudiar la carrera de Información y Documentación. “Siempre lo hemos tenido claro: los tres hermanos hemos estudiado o hemos buscado un plan alternativo al deporte. Hay que tener un plan B o que tu plan B sea el fútbol”, traslada el jugador. Con cuatro años de experiencia como archivero repartidos mitad y mitad entre el Archivo Diocesano y el Archivo del Obispado. No es fácil compaginar el fútbol con dicha tarea, aunque agradece la flexibilidad de la que dispone para poder llevarlo a cabo. “Me levanto a las 7 y entro a trabajar a las 8 hasta las 10:30, me voy al entrenamiento y luego hago gimnasio”, detalla Héctor, para quien no supone ningún problema combinar sus trabajos. “No me gusta estar parado, quiero estar activo. Por eso lo hago con mucha ilusión y ganas porque si no tienes eso, es imposible compaginarlo”, asegura.

A día de hoy trabaja en un archivo intermedio para documentos de proyectos de obras que están todavía en proceso o que han terminado su expediente recientemente para que en un futuro se puedan consultar, tal y como explica. “Antes, en el diocesano, la documentación era más antigua, del siglo XIV, XV, XVI… eso te implica saber paleografía, que forma parte de la carrera”, cuenta el archivero. Este es un trabajo que, asegura, llevará años y que seguramente él no pueda terminar. “Hay salas llenas y llenas de documentos que aparecen de debajo de las piedras y en armarios que casi ni conocíamos y en eso consiste nuestro trabajo: en organizarlo para que se pueda estudiar bien la historia de la Diócesis de Cuenca”, comenta el conquense, asegurando que es una profesión habitualmente desconocida, si bien mucha gente necesita echar mano de ella en momentos puntuales como, por ejemplo, para casarse.

Aunque esa capacidad de organización y paciencia no la puede trasladar al campo –“son dos mundos que no tienen nada que ver, muy antagónicos”, cuenta entre risas–, sí reconoce que le ha ofrecido un enfoque distinto del deporte. “Vivir del fútbol te da la presión extra de hacer un buen año para tener un mejor contrato y seguir. Me he quitado esa presión y creo que me hace jugar más liberado”, analiza el centrocampista. Entre jugar al fútbol u organizar un archivo centenario, el ‘10’ asegura que la tarea de mayor complejidad es la de entrenador en la cantera. “Al menos para mí: no es que sea difícil, sino que tienes más responsabilidad al trabajar con chicos más jóvenes”, explica, ya que además echa una mano en las labores de las categorías inferiores de la UB Conquense.

"Es una pena que la historia de la Balompédica no esté mejor conservada"

FÚTBOL E HISTORIA

Tratando de encontrar alguna similitud entre ambas pasiones, Héctor Rubio reflexiona acerca de la historia balompédica y la pena que supone que “no esté mejor conservada”. “Igual para nosotros es una tontería, pero quizás en 100 años a mis futuros bisnietos o tataranietos les gustaría saber qué pasaba en el equipo de su ciudad”, confiesa el capitán, quien piensa que se debería cuidar un poco más y estar mejor organizada, ya que conoce la existencia de documentos que mayormente tienen que ver con la prensa, si bien no están clasificados y ordenados. “Estaría bien tenerlo mejor organizado, aunque son tantas cosas las que se pueden mejorar que no creo que esta sea de las prioritarias”, traslada. Si algún día se emprendiese este proyecto, archivero con experiencia habría: “Lo dejamos ahí, por si necesitan alguno”, concluye entre risas el capitán.