Puede que el Mundial de fútbol 2022 se dispute este año en invierno y no en verano, como estamos habituados, pero eso no es problema para las jóvenes promesas de Cuenca, que están inmersas en su propio ‘Mundialito’. Se trata del Campus Sport Cuenca ‘Ciudad Encantada’, que desde el pasado 27 de junio copa el Obispo Laplana de los más jóvenes amantes del deporte rey. Cinco semanas -hasta el 31 de julio- llenas de diversión y compañerismo, pero sobre todo de fútbol, a través del cual aprenderán los incontables valores intrínsecos a tan bonita disciplina.
Después de su primera edición, el Ciudad Encantada repite con una segunda que ha atraído a todavía más jóvenes, como cabía esperar en vista del éxito de su predecesora. Así es como 70 niños y niñas de entre 4 y 13 años, divididos en cuatro grupos -de 3 a 5 años, de 6 a 7, 7 a 8 y 9 a 12- no han dudado en apuntarse a este divertido campamento.
Adrián de Julián, uno de los monitores y organizadores del evento, ha valorado muy positivamente las cifras arrojadas en esta edición, que mejoran ligeramente las del anterior registro y que cumplen lo que la organización deseaba: no masificar ni presentar un número desmedido de inscritos para así proporcionar la atención necesaria a los asistentes, dándole al campus el valor que requiere.
Este año, además, tienen otro campo a su disposición: el Samuel Ferrer. El año pasado, debido a la situación sanitaria derivada por la pandemia, optaron por no instalarse en el pabellón para evitar impedimentos. Esta edición, en un contexto de mayor normalidad, cuenta con esta infraestructura, lo que también es de agradecer debido al calor que asola la ciudad durante este mes de julio.
La mañana cuenta con ejercicios de conducción de balón, posesiones y, sobre todo, tiro a portería. También dedican un día a la semana para hacer trabajo específico en la portería. Sesiones completas que corren a cargo de los cinco monitores del campus: Adrián, Rafael, Nacho, Eva y Luis. Experimentados técnicos que dirigen los entrenamientos para sacar lo mejor de los niños y niñas. “Se lo están pasando genial estas semanas”, corrobora Adrián.
INCULCANDO VALORES
Tal y como expone Adrián, el objetivo principal del campamento es inculcar valores desde pequeños, algo que les acompañará toda la vida. Más allá de los muchos aspectos técnicos del fútbol, los monitores insisten en trabajar con niños y niñas los distintos y beneficiosos valores que promueve el deporte. Es por ello que cada partido y cada acción puede convertirse en una lección de compañerismo, de superación, de jugar en equipo y de entender que tan importante es saber ganar como saber perder.
Todavía restan dos semanas de campus, y las personas interesadas en él pueden informarse e inscribirse llamando al 639 01 63 65, preguntando por Adrián. Una oportunidad ideal para disfrutar a tope de un completo verano lleno de fútbol, amigos y, sobre todo, diversión.
FÚTBOL Y MÁS
A pesar de que el fútbol y el fútbol sala son las principales actividades, los niños complementan el campus con otras muchas actividades igual de divertidas. Así es como el datchball -una adaptación del balón prisionero- se cuela entre las actividades del campamento, además de la deseadísima hora de lanzarse al agua. De 13 a 15, los jóvenes pueden remojarse en la piscina del complejo deportivo Luis Ocaña, algo que no podría venir mejor a esas horas y más todavía si es tras una completa mañana de deporte como las que se practican en el campus. “En la piscina hacemos juegos acuáticos muy dinámicos, aunque también dejamos que vayan un poquito a su bola y que disfruten”, explica el joven.