Con un balance más que satisfactorio, el Campus Sport Cuenca Ciudad Encantada llega al final de su segunda edición después de cinco semanas de plena actividad, desde que comenzara el pasado 27 de junio.
Y no es para menos, si se tiene en cuenta, por ejemplo, que en esta ocasión han alcanzado las 97 inscripciones de niños y niñas con edades comprendidas entre los 4 y los 14 años, 32 más que en la primera edición, lo que supone un incremento de casi el 50 por ciento; concretamente, del 49,2%. Cifras que para el coordinador del campus, Rafael Roche González, son muestra de la buena aceptación que está teniendo esta iniciativa estival, en la que se combina el fútbol con la diversión y, por supuesto, con los valores que lleva implícitos el deporte.
Y es que, a su juicio, tan importante es que los alumnos se lo pasen bien, se diviertan y conozcan a otros niños y niñas como que aprendan valores que, al fin y al cabo, les van a servir en su vida. De ahí que en este campus, a través de juegos y, sobre todo, del fútbol, se busque inculcar y fomentar entre los jóvenes valores ligados a la actividad deportiva, como, por ejemplo, el respeto, la humildad, el compañerismo, la cultura del esfuerzo, la competición o la solidaridad, entre otros muchos.
Cuestiones que, sin duda, contribuyen a que sean mejores personas y marquen su carácter, indica Roche, al tiempo que, por supuesto, se diviertan y hagan amigos.
En el éxito de esta segunda edición del campus ha contribuido, y mucho, en opinión del también monitor, la ampliación de escenarios. Y es que al campo de fútbol Obispo Laplana y la piscina del complejo deportivo Luis Ocaña, que ya se utilizaron en la primera edición, se ha sumado en esta ocasión el pabellón polideportivo Samuel Ferrer.
Tres escenarios que, en palabras del coordinador, han posibilitado, por un lado, una mayor versatilidad a la hora de programar las distintas actividades, y, por otro, ha permitido a los alumnos que las mañanas les resulten más amenas y se les pasen más rápidas; sin olvidar, que han facilitado el superar las horas de mayor calor con más eficacia, al poder ir alternando a cada grupo entre el Obispo Laplana y el Samuel Ferrer.
Rafael, Eva, Nacho, Guillermo y Luis han sido los monitores que han pasado por este campus durante estas cinco semanas y todos ellos resaltan el buen comportamiento y la excelente respuesta de los jóvenes en todo momento a cuantas actividades les han planteado a lo largo de cada una de las jornadas del campus, que arrancaban en torno a las 9:30 horas y se prolongaban hasta las 15:00 horas.
Dinámica diaria que daba comienzo con una serie de ejercicios de calentamiento y alguna coreografía que otra para ir entonando el cuerpo y la mente.
De esta manera, se abordaban las actividades de tecnificación, tanto con ejercicios individuales como colectivos o en grupo, puesto que, según explica Roche, se ha procurado adaptar todo al nivel y a la edad de los alumnos y se han distribuido en grupos de pequeños, medianos y grandes.
Sobre las 10:30 horas se hacía un parón para el almuerzo y la hidratación, y, de esta manera, afrontar bien un partido de fútbol 8 en el Obispo Laplana o de fútbol sala en el Samuel Ferrer.
Así, a partir de las 13 horas llegaba el momento del baño en la piscina Luis Ocaña hasta el momento de que fueran recogidos por sus familiares.
En definitiva, cinco semanas de fútbol, diversión y valores, en las que se han alcanzado los objetivos marcados por la organización, el club deportivo Ciudad Encantada.