El Club Deportivo Esperanza Calvo, uno de los referentes de la gimnasia rítmica en la provincia de Cuenca, afronta una temporada llena de retos y aspiraciones. Con una trayectoria de constante crecimiento y éxitos, el club ha logrado destacarse en el ámbito regional e incluso el nacional. Esta campaña 2024/25, ilusionante para sus gimnastas, ha dado comienzo con varias clasificaciones para campeonatos nacionales que reafirman la apuesta por la formación y el desarrollo de las nuevas promesas en este deporte.
Andrea Olivares, entrenadora del grupo de competición junto a Noelia Navarro, ha destacado el gran comienzo de las gimnastas del equipo, que, inmersas ya en una exigente dinámica de entrenamientos, han conseguido rendir a gran nivel en los dos torneos previos a uno de los momentos más importantes del año: el campeonato clasificatorio para el nacional. Allí consiguieron clasificarse Sara Millán, una de las grandes promesas del club, que competirá en Pamplona del 9 al 11 de noviembre, así como el conjunto alevín, que estará en Zaragoza el 23 de noviembre. “Estamos muy contentas, porque, aunque no lograron la clasificación directa, Daniela Carro en categoría cadete y Carmen Fernández en benjamín, se quedaron como reservas”, apunta Olivares.
El grupo de competición lo componen alrededor de 15 gimnastas, aunque en el club son más de 200 niñas –contando las Escuelas Municipales– las que disfrutan de la gimnasia rítmica con el CD Esperanza Calvo, que tiene presencia no solamente en varios puntos de la capital –Polideportivo San Fernando, CEIP Isaac Albéniz, CEIP Santa Ana, CEIP Hermanos Valdés…–, sino también en municipios como Tarancón y Motilla del Palancar. “Es una escuela muy grande. Todas entrenan juntas, independientemente de la edad, y compiten en categoría nacional. No diferenciamos por edad, sino por nivel”, asegura Olivares, destacando que, a pesar de la limitación de horas de entrenamiento por la disponibilidad de los pabellones, sus gimnastas compiten al mismo nivel que clubes que entrenan el doble de tiempo. Las gimnastas del club entrenan cuatro horas, tres días a la semana, con una hora dedicada exclusivamente a la preparación física. “Parecen muchas horas, pero son pocas para lo que deberían entrenar. Sin embargo, estamos súper contentas porque, a pesar de eso, estamos a nivel de clubes de Castilla-La Mancha que entrenan mucho más”, afirma la entrenadora.
El CD Esperanza Calvo ya cuenta con resultados que avalan su trabajo. En el campeonato base celebrado en abril, Sara Millán finalizó en el vigésimo puesto de entre 130 gimnastas, mientras que Daniela Carro ocupó el puesto 130 de 180 competidoras. “Estamos rozando los primeros puestos, entrenando muchas menos horas en comparación con otros clubes, así que estamos muy contentos”, celebra Andrea.
LA CONFIANZA, CLAVE
La exigencia física y técnica de la gimnasia rítmica queda patente en los estéticos y fantasiosos movimientos que realizan las gimnastas sobre los 13x13 metros del tapiz competitivo. Pero la entrenadora reconoce que la clave del éxito tiene mucho que ver con el apoyo emocional que se le brinda a las gimnastas, sobre todo en esos tensos momentos en los que tan solo disponen de 90 segundos para plasmar horas y horas de entrenamiento. “Les digo que, pase lo que pase, estaré ahí apoyándolas. Si fallan o toman una decisión incorrecta, tienen que ver que la entrenadora va a estar ahí por mucha rabia que les dé”, cuenta Olivares, quien añade que hay que saber gestionar estos momentos, ya que, si ellas están nerviosas, le transmitirán esa sensación a la gimnasta, por lo que es prioritario que las niñas se sientan tranquilas y seguras. “No hace tanto que estaba en el mismo lado que ellas, hace poco que me retiré”, cuenta la joven, que incluso ha compartido tapiz con alguna de las gimnastas a las que ahora enseña.
El Esperanza Calvo sigue consolidándose así como un referente de la gimnasia rítmica en Castilla-La Mancha. Para Andrea Olivares y sus gimnastas, el objetivo está claro: seguir disfrutando del deporte, superar los desafíos y, sobre todo, formar una comunidad que apoye y motive a cada deportista, dentro y fuera del tapiz.
El buen ambiente, la clave para triunfarUno de los aspectos que reseña Andrea Olivares sobre la gimnasia rítmica es el sentido de comunidad y pertenencia que se genera en torno a este deporte. “Es diferente a otros, acaba siendo un estilo de vida y se crea una familia. Creo que eso es lo que más me gusta: el ambiente que se crea y todas las horas que pasas con la compañeras”, destaca, añadiendo que la gimnasia rítmica no solo contribuye al bienestar físico de las gimnastas, sino que también les ayuda a organizarse mejor en lo académico: “El tener pocas horas libres les obliga a gestionar mucho mejor su tiempo de estudio, lo que es una ventaja”, cuenta como consejo a los padres, resaltando también la disciplina y el orden que se obtiene a través de este deporte y que, por supuesto, se acaba trasladando a la vida diaria y a los valores de la propia persona. “Luego le pasa a todo el mundo que ha hecho gimnasia rítmica… que no sabes vivir sin esto. Acaba siendo un modo de vida, como si fuese adictivo”, comenta entre risas, invitando a probar esta disciplina que a nadie deja indiferente.