Esgrima: un deporte del pasado con mucho futuro en Cuenca
04/02/2017 - Mónica Jiménez
“En esgrima no somos los mejores, pero somos los que lo inventamos”. Así lo asegura el maestro de esgrima y director técnico del Club de Armas ‘Espadas Colgadas’ de Cuenca, Gabriel Martínez. Un club que, en apenas cinco años de vida, ha logrado posicionar a varios de sus jugadores en lo más alto del único deporte olímpico de origen español, presente, al menos en categoría masculina, desde la primera edición de los Juegos Olímpicos modernos.
A nivel nacional la esgrima está de moda, es un deporte aún minoritario pero en continuo crecimiento y su práctica también es tendencia en Cuenca.
Lo atestigua este madrileño de 35 años, árbitro nacional de esgrima en las modalidades de espada, sable y florete, entrenador nacional de tercer nivel y único maestro de este deporte en Castilla-La Mancha. En Cuenca entrena a unos 80 alumnos de entre cinco y sesenta años, ya que la práctica de la esgrima no tiene edad.
Aunque lo “normal” es que los tiradores se inicien en la escuela municipal para, a continuación, perfeccionar su estilo en el club, hay menores de 10 años que, con su asistencia a campeonatos, han adquirido un nivel que perderían si volviesen a la escuela municipal, donde cada año se inscriben más alumnos que empiezan de cero.
No obstante, este deporte “novedoso y llamativo” en ocasiones no responde a lo que el recién llegado espera. Por ello el club ofrece una semana de prueba gratuita, aunque cuenta con un “elevado porcentaje” de tiradores que siguen adelante.
Una vez decididos, toca colocarse la indumentaria básica, que incluye chaquetilla, guante y pantalones de esgrima, y ubicarse tras la línea de guardia sin olvidar que es obligatorio cumplir unos requisitos que son “muy similares y a la vez muy distintos” según la modalidad.
Así, el tirador de sable debería asemejarse a cualquier jugador de campo en fútbol, mientras que en la modalidad de espada, las dos que se practican en Cuenca, éste debería asumir las funciones del portero, ya que no se le exige tanta “explosividad” y su carrera deportiva puede ser más amplia.
Con todo, aunque en Cuenca el “espadachín” que puede acudir ya con ciertas garantías a cualquier competición apenas lleva practicando cuatro años, hay algunos que, en este tiempo, se han subido al podio hasta en tres ocasiones.
Para llegar tan alto, la clave está, a su juicio, en la constancia y el entrenamiento, ya que, sostiene, en esgrima hay que trabajar desde lateralidad, a coordinación, reacción o potencia del tren inferior.
Es, por ello, un deporte bastante completo, que aporta disciplina, autocontrol o coordinación y permite al tirador adquirir muchos reflejos, ya que su éxito depende, en gran medida, del adversario al que se enfrente.
Martínez lo dice con conocimiento de causa y con la experiencia que le han dado 30 años de práctica como tirador y casi veinte como entrenador.
El pasado fin de semana organizó, con gran éxito, la primera competición regional de esgrima, en la que participaron más de 75 tiradores y su siguiente reto será, a partir de febrero, comenzar a impartir clases de sables láser en Termalia, disciplina en boga que considera la “evolución, un poco fantástica” de un deporte que él aprendió de maestros como el que inventó la “coreografía” de La Guerra de Las Galaxias.
Muchos años han pasado desde entonces y su sueño ahora es que sus alumnos continúen “creciendo” deportivamente como lo han hecho hasta el momento y, si es posible, que algún día puedan incluso superarle sobre la pista.
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