El San José Obrero encajó su primera derrota de la temporada en un partido con dos tiempos muy diferentes. Un resultado adverso injusto por los méritos contraídos por uno y otro equipo. El Herencia estuvo muy atento para llevarse los tres puntos del Obispo Laplana con su única ocasión clara, lo que le bastó para lograr un triunfo que dejó frío a jugadores y responsables del equipo rojillo.
El primer tiempo fue para olvidar. El partido apenas ofreció juego, y en la mayoría de ocasiones por el San José, pero que siempre moría en la frontal del área. El Herencia presionó a mitad de campo, impidiendo cualquier llegada clara. La más clara por parte de los rojillos fue obra de Nacho al filo del descanso, que no encontró rematador.
En la reanudación, el choque comenzó por los mismos derroteros. No obstante, a partir del minuto 10 empezó a animarse con las jugadas de ambos equipos. Una buena triangulación rojilla fue la primera del registro que ofreció el equipo de David Angulo, por desgracia, el remate de los locales terminó alto. Contestó el Herencia con un contraataque de Eduardo Corrales, que atajó bien Iván Acereño en la salida.
Una de las jugadas clave del partido llegó sobre la hora de encuentro. Cillo encaró hacia portería tras recibir un majestuoso pase en largo de Nacho. La carrera hacia portería del hábil extremo solo fue interrumpida por el claro derribo del defensor del Herencia que llevó al suelo al jugador rojillo cuando encaraba la ocasión manifiesta del mano a mano. No obstante, el colegiado no interpretó infracción y una posible tarjeta roja. Ante esto, el Obrero no perdió la fe, y Saúl y Gregorio dieron nuevos aires.
Instantes después, Marco gozó de una clara ocasión tras encarar él solo a José Luis, portero del Herencia, que con una gran tranquilidad aguantó y blocó el balón en lo que parecía el 1-0. Fue cuando más apretaba el Obrero, llegó el tanto en contra. En un saque de esquina, el balón botado al centro del área encontró de rematador al visitante Cristian en una marabunta de cabezas de la que salió la pelota hacia el interior de la portería de Iván Acereño. Era la primera ocasión de peligro real para el Herencia.
Con un cuarto de hora de tiempo por delante, el Obrero buscó la igualada. Lo tuvo fácil con Saúl, el más activo de los rojillos en el tramo final, que en una incursión en el área visitante, el defensor visitante cometió penalti sobre el jugador que dejó la oportunidad perfecta para los suyos de empatar. Nacho cogió la pelota, pero su lanzamiento templado lo despejó en una estirada el guardameta rival.
Antes del pitido final, los conquenses gozaron de varias jugadas más sin éxito: Nico remató alto un saque de esquina, Rufo en el contraataque cedió la jugada a Manu, pero su disparo fue detenido en dos tiempos. A esto se unieron multitud de balones al corazón del área que nunca llegaron a generar algo en positivo. Así, con el pitido final, el Obrero se dejó tres puntos ante un rival que pareció asequible.
