Lo que comenzó hace más de un año como un sueño ha escalado -valga la redundancia- hasta toda una realidad. El centro ‘La Reunión’, proyecto iniciado por el Club de Montaña Estilo Alpino, sobrepasa ya el año de vida. Un proyecto de crowdfunding ideado entre unos pocos ha acabado convirtiéndose en un espacio multidisciplinar que, por supuesto, tiene el deporte -y más en concreto, la escalada- como eje principal. Hoy día, el club celebra haber superado estas etapas, aunque todavía no quieren divisar la cima del monte.
Ángel Fernández, también conocido como Chincheta, preside el Estilo Alpino, celebra el éxito que ha tenido la iniciativa en este primer año, pero apunta que tras completar el crowdfunding tocaba mantener el funcionamiento normal del centro, que es casi más duro que llevarlo a cabo.
A día de hoy, el club cuenta con alrededor de 140 socios, aunque aquí se cuentan también los practicantes de senderismo o los deportistas que se inscriben para poder federarse en los deportes de montaña. En cuanto a usuarios del centro La Reunión en sí, la cifra se sitúa en algo más de medio centenar, los cuales tienen acceso las 24 horas del día durante los 365 días del año.
“Estamos muy contentos con el número de socios”, declara Fernández. El club dejó claro desde un principio que no querían que la construcción del centro fuese un punto y final, sino que mostraban sus deseos de ampliar la apuesta y así ha sido.
Es un sitio en el que cada integrante -como ya ocurrió a la hora de acondicionar el centro- ayuda en lo que puede, como es el caso de Carlos Saiz, quien se encontraba al mando de la última ampliación, la cual ha doblado los metros de la pared vertical -es decir, sin desplome- para facilitar el aprendizaje a los noveles.
Entre risas, Carlos -que fabrica muebles como hobby- recuerda el mes de agosto que pasó trabajando duramente en esta ampliación, aunque lo hace con la mayor de las ilusiones. “El rollo está en que todos aportamos, es un sitio sin ánimo de lucro y cada uno hace lo que puede para que podamos venir y disfrutar del centro”, explica.
La Reunión, que pretende seguir ampliando sus prestaciones, comprende una superficie de 500 metros cuadrados, con rocódromo, gimnasio equipado y sala multiusosCOLGADOS POR EL DEPORTE
Además de los usuarios habituales del centro, el club dispone de clases “para todo el mundo”. Así lo explica Miguel Moreno, instructor en La Reunión, que tiene a su cargo a más de medio centenar de deportistas de todas las edades. Los más pequeños, con 4 o 5 años, ya dan sus primeros pasos en vertical, pero desde el club se insiste en que cualquier persona puede lanzarse a probarlo. “Como podemos regular la intensidad, es para todo el mundo. Si empiezas a escalar, al principio aguantarás poco, como es normal, pero puedes practicar a tu ritmo”, invita Miguel, apuntando que lo importante es “tener ganas, querer aprender y disfrutar”.
Y es que hay quien puede llegar a sentir cierta reticencia al pensar que la escalada no es lo suyo o incluso pensar en ella como algo peligroso, pero nada más lejos de la realidad, destaca el instructor, apuntando que las caídas no son altas, además de estar amortiguadas por las muchas colchonetas. Javier García y Susana Rodríguez son dos de los asiduos a La Reunión, donde se divierten practicando la escalada. Recalcando la seguridad que hay en los centros dedicados a la misma, apuntan a algo interesante: la necesidad del adulto de reconectar con un instinto tan primitivo como lo es el escalar. “Es algo innato en el ser humano. A los niños les reprimimos ese instinto por miedo a que se caigan, pero aprenden a una velocidad pasmosa”, destaca Javier. Susana explica que ese es el problema de los mayores, el adquirir el miedo por hacerse daño, pero recuerda que venimos de los monos y que para ellos lo más fácil es escalar. Por si todavía quedase alguien por convencer, otro de los aspectos a mencionar sobre la escalada es que no es necesario un físico espectacular ni una fuerza hercúlea, sino que apuntan más a la técnica.
Un centro nacido de un proyecto comúnEl nombre de “La Reunión” sirve de ejemplo para mostrar cómo nació la iniciativa. Esta nave acondicionada para la práctica de la escalada surgió cuando el club necesitaba un sitio después de que las instalaciones del San Fernando cerrasen tras el Covid. A través de un crowfunding -micromecenazgo-, todos aportaron una pequeña cantidad
UN DEPORTE SOCIAL
Si en algo coinciden todos los miembros de La Reunión es el buen ambiente y el compañerismo que se extiende en el mundo de la escalada y, concretamente, en los rocódromos. Cuando estás colgado ahí arriba, son habituales los ánimos por parte de los que están abajo, ayudando en cuanto a dónde colocar la mano o el pie para seguir avanzando. Tanto Ángel como Miguel apuntan al espacio reducido que comprende el rocódromo, algo que quizás se hace más difícil en un enclave abierto, como puede ser la escalada en roca practicada al aire libre.
Esta es una disciplina en la que el compañerismo es clave, señalando Susana que es lo que más le gusta, así como el superarse así mismo. “No hay una competición entre personas: eres tú y la roca”, declara, más allá de que sí pueda existir una vertiente competitiva que, además, ha favorecido a la visibilidad del deporte tras el oro de Alberto Ginés en los Juegos Olímpicos de Tokio.
Javier, por su parte, pone en relieve el “paraíso natural” que es Cuenca para la escalada -así como su excelente cantera de escaladores-, lamentando por otro lado que no se potencie por parte de las administraciones el gran atractivo que podría llegar a suponer para el turismo deportivo.
Al ser un deporte social, también es de recibo tener conciencia social. Susana apunta que, si se acude a la naturaleza a hacer escalada o cualquier otro tipo de actividad, es necesario respetarla, dejando todo tal y como estaba antes, es decir, limpio de botellas, envoltorios y demás restos.
En La Reunión se imparten clases de escalada sin límite de edad: desde los más pequeños, con 4-5 años, hasta cualquier adultoMÁS ALLÁ DEL MURO
El centro La Reunión, lejos de ser un simple centro, ha puesto en marcha a lo largo de este año distintas actividades que han fomentado la convivencia no solo para sus usuarios habituales, sino para todo el que se anime a acercarse a descubrir el espacio. Sin ir más lejos, el pasado domingo organizó su propio Green Sunday. En contraposición al recientemente celebrado Black Friday, el club ofreció una alternativa menos consumista a través de este mercadillo en el que se venderán objetos de segunda mano, fomentando el reciclar y el reusar. Todo ello enmarcado en una jornada de puertas abiertas, por lo que cualquier persona pudo acercarse y probar esta atractiva disciplina. Desde luego, existe un consenso generalizado entre presidente, instructor y distintos miembros, ya que todos ellos usan la misma frase: “El que prueba la escalada, se engancha”.