La carrera por la mejora del deportista es algo en lo que se centran las mentes encargadas de los diferentes cuerpos técnicos de cada equipo. En Cuenca hemos destacado tres técnicas o prácticas que llaman la atención por su exclusividad respecto a la forma habitual en la que trabajan otros equipos.
En este reportaje analizamos como cuidan el aspecto mental en el Club Deportivo Tarancón, cómo predicen y analizan el rendimiento, como si de la prueba del algodón se tratase, en la Unión Balompédica Conquense, y el detalle y cuidado en los jugadores del Balonmano Liberbank Cuenca para hacer de sus articulaciones auténticas visagras de titanio. Todo ello con el objetivo último de la prevención de lesiones y, en consecuencia, la mejora del rendimiento del deportista.
"Mens sana in corpore sano"
Una de las recientes preocupaciones a nivel internacional del rendimiento de los deportistas recae no sólo en sus capacidades físicas, sino también mentales. Cada vez más instituciones y clubes profesionales trabajan con profesionales de la salud mental para potenciar un aspecto que hasta hace unos años se le restaba importancia en relación al rendimiento deportivo: la mente.
Pese a que este tipo de asesoramiento esté ligado al ámbito profesional, el C.D. Tarancón puede presumir de contar con este servicio gracias a la figura de Sabina González, psicopedagoga especializada en coaching deportivo que forma parte del cuerpo técnico blanquiazul desde que el equipo lograra el ascenso a la Tercera División la temporada pasada.
Entre los aspectos que más trata, ya no sólo en los futbolistas, sino también en el resto de deportistas está “el tema de la concentración, cómo controlarla y evitar que nos juegue malas pasadas, la autoxigencia y ese diálogo interno que tiene el deportista y que a veces se vuelve algo negativo que termina repercutiendo en el rendimiento, cómo afrontar situaciones de estrés, de negatividad, detectarlas y cambiarlas con distintas herramientas para que repercuta en su rendimiento deportivo”.
El resultado es más que notable. González remarca la evolución en el vestuario del CD Tarancón: “en la temporada pasada vimos como ciertas debilidades, con el tiempo y las sesiones, terminaron convirtiéndose en fortalezas, el grupo terminó unido y el equipo logró los objetivos, incluso jugadores me pedían sesiones o se interesaban por cómo mejorar ciertas conductas, o entrenar su mente en distintas situaciones, eso para un coach es todo un orgullo”, explica.
Debido a esto, Sabina es una más del cuerpo técnico, una cuestión que recalca como algo que debería ser necesario en cualquier equipo o deportista profesional, el tener el apoyo y asesoramiento de esta figura “no sólo en momentos puntuales como en pretemporada o situaciones límite para un vestuario, sino también formando parte del cuerpo técnico como ocurre en el Real Madrid o el Barcelona, el Tarancón puede presumir de eso”.
Y es que esta preocupación por el aspecto mental del deportista es algo que va en aumento, la exigencia del juego hace que una buena forma no sea lo esencial sino también la fortaleza anímica o la concentración, aspectos en los que trabajar y en los que el Tarancón ya ha tomado ventaja gracias a la labor de Sabina.
Durante toda la temporada, pero de manera especial de forma anterior a que se inicie, la Unión Balompédica Conquense cuenta con el trabajo de análisis y preparación física del Nacho Ortega.
Gracias al sistema de medición por GPS que llevan los jugadores, Nacho se encarga de seleccionar no más de una decena de parámetros de los más de 200 que registra el apartado, siempre enfocados a la simulación de juego real: “Además de los esenciales de frecuencia cardíaca, distancia recorrida, fatiga, etc. sabemos cómo acelera o desacelera un futbolista, algo que puede parecer una nimiedad, pero que nos ayuda en la misión esencial de todo preparador físico: la prevención de lesiones”.
Estas mediciones descifran el comportamiento del futbolista mientras entrena y permiten al cuerpo técnico actuar en consecuencia,contextualizando la preparación física orientada al entrenamiento, realizando ejercicios como puede ser el juego en situación de fatiga, o ‘chivar’ al técnico cuando el jugador o no rinde lo exigido o se encuentra demasiado fatigado.
Toda una prueba del algodón que ayuda a gestionar la forma de los futbolistas blanquinegros para mantenerlos a buen ritmo durante toda la temporada llevando un control de carga adecuado para llevar una metodología que persigue el entrenamiento preciso y equilibrado para que el futbolista rinda al máximo.
“Los avances en tecnología han cambiado la manera en la que preparamos a nuestros deportistas, ya no se trata de sólo correr en pretemporada, ahora, gracias a estos datos ajustamos de manera personalizada la carga de cada futbolista. Un ejemplo muy claro es la creencia de que cuando un jugador se rompe el cruzado, debe fortalecer lo máximo posible el cuádriceps, pero gracias a estas mediciones, vemos como cuando un jugador realiza una frenada en seco, toda ese músculo y fuerza que genera lo soporta de lleno la rodilla, lo cual no es lo ideal”, explica Ortega.
Todos estos datos fisiológicos tienen obviamente su adaptación al plano táctico, de manera que el recorrido del jugador o su rendimiento ayudan a mantener o cambiar el estilo de juego en función de la situación. “El registrar estos comportamientos y parámetros nos da la posibilidad de saber hacia dónde avanzar, eso sí siguiendo la máxima de que la base del resto de capacidades físicas se sustentan en la fuerza, para la prevención de lesiones y la preparación del futbolista.
Contra los puntos débiles
Las articulaciones son uno de los puntos más importantes de nuestro cuerpo a la hora de realizar la actividad deportiva. En el Balonmano Liberbank Cuenca son conscientes de este fenómeno y del especial cuidado que se debe tener en la preparación del deportista más allá del entrenamiento coelctivo, es por eso que pone en práctica la ‘valoración funcional’.
“La mayoría de las lesiones en el balonmano suelen ser en la rodilla, por cuestiones de ligamentos internos, y los hombros, es por ello que, el primer día de pretemporada, cada jugador recibe una evaluación personalizada que nos indique cómo de preparada están todas y cada una de sus articulaciones de cara a la competición de alto rendimiento”, explica Álvaro Cañada, preparador físico de Magdala Sport y el Liberbank Cuenca.
Esta valoración funcional se caracteriza por evaluar la movilidad de las articulaciones del jugador, tanto por separado como su funcionamiento en conjunto: “Vemos tanto la movilidad de manera analítica y luego de forma global, no sólo como realiza un movimiento un hombro, una rodilla, un tobillo, sino también cómo afecta e interactúa con el resto del cuerpo. Valoramos tanto la movilidad como la estabilidad mediante una batería de test y ejercicios para ver en qué rango se encuentra la zona del deportista, desde un estado óptimo hasta el riesgo de lesión de estructura. En base a esto se realiza una planificación a trabajar de forma complementaria al entrenamiento del jugador con el equipo”, señala el preparador físico.
El objetivo siempre es el mismo, “la prevención de lesiones”, una máxima a alcanzar mediante el trabajo minucioso de fortalecimiento de estos posibles ‘puntos débiles’ al detectar primero irregularidades para después corregirlas y dotarlos de una movilidad y estabilidad “que permita al jugador entrenar durante el mayor tiempo posible, es el objetivo que perseguimos más que la simple potenciación del rendimiento, que sean capaces de tener una duración mayor en ambiente de competición”.
