Tras más de un mes de convivencia, fútbol y diversión sobre el césped del Obispo Laplana, el Campus Sport Cuenca baja el telón a su primera edición tras coger el relevo del extinto “Ciudad de Cuenca”. La cita con estas propuestas de entretenimiento, formación y ocio para los más pequeños con el balompié como nexo esencial suponen un gran atractivo para las pequeñas promesas del fútbol conquense. Y es que el signo de que los campos de fútbol recobren el ajetreo en verano supone recuperar parte de la “normalidad” perdida por culpa de la pandemia.
“Es un alivio”, señala Adrián de Julián, monitor y uno de los impulsores de la iniciativa Campus Sport Cuenca que destaca el incremento de las inscripciones de la propuesta que el pasado año, bajo una nomenclatura diferente, apenas registro casi 30 participantes. “Comenzamos este año con cierta incertidumbre, pero tras la primera semana, los padres constataron que la actividad podía desarrollarse bajo el protocolo vigente, añadiendo el hecho de que este verano la actividad sobre el campo se complementa con la posibilidad de disfrutar de la piscina, algo que agradecen mucho tanto los chicos como las propias familias”.
Y es que no ha sido un año fácil para los prominentes deportistas con la restricción de competiciones en edad escolar hasta el mes de abril para luego contar con apenas unas semanas de partidos. “Tanto ellos como ellas sólo quieren coger un balón y disfrutar, olvidarse un poco del tema de la Covid y lo que ha conllevado, aquí lo consiguen”, señala Alberto Pérez, monitor del campus.
El añadido en esta propuesta también lo pone la experiencia de los monitores. Y es que además de la planificación a la medida para los jóvenes participantes, que varía en función del grupo de edad, hay que contar que todos sus preparadores tienen experiencia y formación pedagógica: “Es algo que marca la diferencia. Todos contamos con títulos de entrenadores de mayor o menor nivel de fútbol, pero está ese componente pedagógico para enseñar con el fútbol, pero también en valores y compañerismo”.
A esto se añade el proceso por grupo de trabajo, con un ambiente más lúdico en edades tempranas (donde predominan los juegos, actividades donde los chicos se lo pasen bien y se diviertan), mientras que las sesiones se centran más en la tecnificación a medida que los futbolistas son mayores. “Es algo que te piden ellos mismos, por lo que la diversión no está reñida con el aprendizaje y el perfeccionamiento de su juego”.
Así, el Campus Sport Cuenca echa el cierre con la ilusión de seguir marcando la diferencia en la propuesta de entretenimiento y educación para los más pequeños.