Con el ecuador del verano se avecina la finalización de la segunda quincena del Campus Ciudad de Cuenca 2018. La iniciativa finaliza este domingo su 14ª edición acumulando un total de 326 participantes (240 españoles y 86 chinos) en las distintas actividades que han tenido como epicentro el disfrute del deporte rey. Los monitores son la figura directa que se encarga de su aprendizaje, su diversión y, sobre todo, de que imperen los buenos valores en el juego y con los compañeros.
Antonio Soriano es uno de los más veteranos: “Con este llevo cinco campus seguidos y la verdad es que repito por que el ambiente es genial y las mañanas con los pequeños se te pasan volando”. ‘Toño’, como es mayormente conocido, trabaja con los más pequeños. Destaca que, en función del grupo de edad, se trabajan aspectos y necesidades diferentes de los jóvenes participantes: “En nuestro caso, con niños de 4 a 7 años, incluso menos, nos centramos sobre todo en que los chicos trabajen su psicomotricidad, que se lo pasen bien, aprendan reglas y normas con los juegos y de ahí los enseñamos a jugar al fútbol. En el caso de los mayores es diferente, sus ejercicios son más específicos por que ellos ya están compitiendo”. Aún así, este maestro de primaria lo tiene claro: “Si tuviera que definir el campus con una palabra sería diversión. Los niños se divierten aprendiendo a ganar y también a perder, es muy importante”.
Una idea que comparte Alberto Pérez, monitor que repite edición entrenando a los grupos de jugadores medianos (8-11 años) y mayores (12-15 años). Este futbolista y profesor conquense hace hincapié en que “lo principal es que los chavales se diviertan, que hagan amigos y que disfruten con el fútbol con otros chicos que, durante el año de competición, son sus rivales. Sin embargo, pese aunque siempre se persigue este objetivo, se trabaja en varios grupos en función del nivel y las ganas que muestren los chicos. Hay días que les apetece mucho jugar partido, hacer ejercicios de finalización o lanzamiento de faltas”. En definitiva, la experiencia del Campus Ciudad de Cuenca se convierte en todo un acierto tanto para los más de 300 niños y niñas que forman parte de él, como para los distintos monitores que les organizan juegos, ejercicios y les ayudan a pasárselo bien junto al balón. “Al final los monitores siempre queremos repetir”.
Los futbolistas deciden su nivel
Entre picas, vallas y circuitos de obstáculos serpentean los más pequeños participantes del Campus Ciudad de Cuenca 2018. El esférico es tan grande como un tercio de sus cuerpos, sin embargo, sus toques lo conducen por el verde artificial de Los Tiradores con más o menos habilidad. Los pequeños repiten ejercicios de coordinación y conducción con el esférico que les ayuda a desarrollar las distintas habilidades en su aprendizaje. A medida que su toque y talento va ‘in crescendo’, año a año, el Campus se adapta a su crecimiento futbolístico. “Hay niños que por cuerpo o por talento futbolístico crecen más rápido, por eso los probamos con el grupo de chicos mayores durante un par de días para que sigan mejorando”, nos comenta el monitor Alberto Pérez. “Si tras un par de días no se encuentra a gusto o no se adapta bien, el jugador vuelve con su grupo habitual. Al final lo que queremos es no ponerles techo, pero sobre todo, que sean ellos los que decidan con quien entrenar y que estén agusto con su decisión”, señala.