El taranconero Luis Miguel García-Marquina afronta un 2024 muy ilusionante en el cual lleva pensando desde hace años. Con los Juegos Paralímpicos de París planeando sobre el horizonte, el handbiker ha dado comienzo al año con un meritorio bronce con la Selección Española de Ciclismo en la Copa del Mundo de Adelaida –Australia–, primera prueba puntuable de esta temporada para la cita parisina.
García-Marquina valora este bronce no solamente por el resultado, sino por la intrahistoria que hay tras él. Aclara el taranconero que estos últimos meses ha estado bastante aquejado debido a unos problemas físicos derivados del Covid-19 que contrajo en agosto, precisamente en el Mundial. “No tenía claro que pudiese ir a esta prueba, sino también seguir compitiendo”, cuenta el deportista, que finalmente ha ido recuperándose poco a poco para llegar a esta cita con una escasísima preparación tras dos meses sin entrenar.
A día de hoy declara encontrarse en un buen estado físico, si bien le faltaban unas semanas de más para alcanzar un estado óptimo. Entre risas puntualiza, eso sí, que si no es por una carrera, “un servidor no aparece por Australia”, declarando que es toda una experiencia pero que el jet lag y las condiciones físicas en las que aterrizaron no fueron las mejores.
A POR EL SUEÑO OLÍMPICO
Lo cierto es que el momento clave se acerca, porque con el 2024 encima estamos hablando de año olímpico. Especialmente bien le sabe esto al handbiker, a quien le encanta la sensación “porque todo lo que merece la pena requiere esfuerzo”. Ha invertido estos tres últimos años –recordando que Tokio 2020 acabó disputándose en 2021 por la pandemia– en los que “he necesitado el último día”, y asegura que no acudiría a la capital francesa si no pensase que es capaz de mejorar su registro en la anterior cita olímpica. “La carrera te pondrá en tu sitio, pero mi premio no es ir a los Juegos: mi premio es ganar”, apunta. Para ello deberá dar el callo en las dos próximas pruebas que puntúan para los Juegos, las cuales se celebrarán el próximo mes de mayo en Bélgica e Italia.
La clave del éxito no es otra que la de un deportista que disfruta del camino, pero también de los resultados. Señala como anécdota que en una reciente charla a otros deportistas les reconoció que se cambiaría por ellos sin dudarlo. “Daría lo que fuera por tener 10 años menos y ver dónde me lleva la aventura. El empezar, ganar, los primeros podios… disfruto el camino, pero detesto perder mucho más de lo que me gusta ganar”, cuenta.
En este exigente periodo, preparándose para el sueño de París, ha aumentado la carga semanal de entrenamientos. Ironizando, recuerda una anécdota con un amigo al que le decía que “no tenía vida”. Este le respondió que, efectivamente la tenía, pero que ‘esta’ era su vida.
Así es la ambición de Luis Miguel García-Marquina, que afronta uno de los momentos más emocionantes de su carrera.
