Pocos deportes y disciplinas faltan en el amplio abanico del que dispone Cuenca: las artes marciales no son una excepción, dado que el aikido encuentra su hogar en el CD Bushido. Allí se cultiva cuerpo y mente para dar lugar a una vistosa y efectiva arte marcial basada en la armonía, el equilibrio y el respeto. El aikido -cuyo significado traducido del japonés significaría Camino de la armonía con la energía vital- es un arte marcial moderno que data de mediados del siglo XX. Morihei Ueshiba, su creador, extrae la esencia de distintas escuelas como la del judo, el jiu-jitsu o el jukendo, entre otras.
Javier de León, maestro en el CD Bushido, explica que el proyecto del club nace de la iniciativa de un grupo de judokas de competición cuyos inicios tuvieron lugar en Madrid, puesto que en Cuenca no había referencias. Fue entonces cuando decidieron formarse y adquirir grados para poder impartir esta disciplina. Creado en 1998, ya puede presumir de llevar un cuarto de siglo en activo. A día de hoy, el CD Bushido cuenta con alrededor de 30 integrantes de todas las edades. En sus mejores momentos llegó a contar con unos 60, si bien la pandemia ha llegado a hacer mella en el número de practicantes, como ha pasado en tantas modalidades.
Entre los integrantes del club se encuentra Antonio Ávila, quien se inició hace 14 años a recomendación de un amigo que también practicaba aikido. Como gran amante de la cultura japonesa, Antonio encontró en esta disciplina uno de los reflejos más fieles del país nipón en Cuenca. Por su parte, Irene García practica este arte marcial desde hace dos años, aunque lleva 43 ligada a las artes marciales, más concretamente al kárate y al judo.
El CD Bushido ha cumplido 25 años impartiendo las enseñanzas de esta disciplina que, más allá del plano físico, trata de cultivar mente y espírituUN ARTE ESPIRITUAL
Toda la práctica del aikido está influenciada, como el propio nombre indica, por la unión con la armonía y con uno mismo y con el contrario, tal y como explica Javier: “Se hace recogiendo su energía, mostrándole lo que se puede hacer y convenciéndole de que no debe continuar con esa agresividad hacia ti”. Comenta Irene que, sobre todo, se trabaja con el cuerpo, la respiración y el equilibrio: “Sorprende, porque es un arte marcial y tenemos en mente que son golpes y puñetazos. Aquí se hace de una manera distinta”.
El respeto queda patente en sus lecciones: nada más empezar la clase, los alumnos se sientan en fila para hacer el ejercicio de mokuso -un término japonés que significa “mirar en silencio hacia el corazón”-. Un saludo en forma de reverencia se produce cada vez que entran o salen del tatami, así como cuando terminan de hacer un ejercicio con un compañero o empuñan el bokken -el sable de madera empleado en múltiples artes marciales-. Se traduce en gestos de este tipo la filosofía de que en el dojo no solo se ejercita el cuerpo, sino también la mente y el espíritu.
Contraria a esta armonía se considera, además, la vertiente competitiva del deporte, la cual es inexistente en el aikido, algo a celebrar por parte de sus practicantes, que han conseguido mantener intacta la filosofía y la naturaleza original del arte. Sobreviviendo a esta occidentalización a través de la cual se introduce ese concepto competitivo, explica Javier que el único enemigo “somos nosotros, nuestras limitaciones y nuestros problemas”.
Satirizando, Antonio cuenta que, si dos aikidokas luchasen, ambos se quedarían quietos, pues lo que esperan es controlar al otro cuando éste ataque. “Si no hay violencia, mejor: el aikido ya está hecho”, explica.
"En el aikido no existe una vertiente competitiva, a diferencia de otras artes marciales. El único enemigo somos nosotros mismos"PARA TODO EL MUNDO
Al contrario de lo que se podría llegar a pensar en vista de lo que son las artes marciales, el aikido es un deporte muy accesible para el no iniciado. Una de las ventajas que tiene esta disciplina, cuenta Irene con conocimiento de causa tras tantos años practicando artes marciales, es que la altura, el peso y la edad no son impedimentos relevantes: “Trabajamos todos con todos, hay niños también, y da igual la talla y el peso porque se trabaja igual. De hecho, viene mejor, porque trabajar la técnica con distintas alturas te ayuda a perfeccionarla”, aporta.
En el CD Bushido se cuenta con una gran variedad de niveles y, declaran los pupilos, nadie se queda atrás. “Lo importante es aprender y disfrutar, que es lo que va creando la pasión por el aikido”, comenta Antonio.
El secreto está en una técnica impecableLas artes marciales requieren un componente técnico ineludible para llevarse a cabo. La clave, desvelan los aikidokas, se encuentra en la cadera: “De hecho, dicen que la cadera es lo que hace el aikido, las manos son lo que adornan”, bromea Antonio. Se parte de la idea del ki, explica Javier, por lo que a través de ese centro que supone la cadera, que es donde se ubica, se es capaz de proyectar los movimientos.
Antonio explica que es precisamente la fuerza lo único que no intentan usar, ya que esto significaría que la técnica está fallando: “Lo que hacemos es redirigir la fuerza del contrario y, con nuestra cadera, reconducirla”.
Por otra parte, se trata de un arte marcial muy efectiva en tanto a lo que se puede llegar a hacer: “Proyectado con un tono estrictamente marcial y defensivo resulta muy potente porque trabajas con tu cuerpo entero. Se pueden luxar articulaciones y proyectar mucha potencia”, advierte, por lo que se debe practicar con conocimiento y, por supuesto, con el máximo respeto y cuidado al compañero.