El Incarlopsa Cuenca retornó a El Sargal para reencontrarse con la competición, ya que el escenario donde el equipo conquense jugaba el partido correspondiente a la 11ª jornada estaba desangelado al no poder contar, como mínimo, con la presencia de los cien aficionados que lo venían haciendo en esta atípica campaña. Enfrente, un Balonmano Logroño que quería redimirse de su caída días antes ante Bidasoa. El listón estaba alto para la vuelta a la pista de los de Lidio Jiménez.
Era previsible que costara volver a arrancar los engranajes de un equipo que contó con la baja de última hora de Fede Pizarro, pero con la incorporación del veterano Ángel Pérez de Inestrosa. Mientras la maquinaria conquense calentaba, Logroño imprimió un ritmo mucho más frenético en el partido desde el inicio. Las acciones de los riojanos tuvieron marcado carácter brasileño, con los goles de Oswaldo y las intervenciones de Rangel bajo el marco bicolor.
Y es que si las cosas no terminaban de encajar en la seña de este equipo, la defensa, cometiendo en alguna ocasión siete metros evitables o sufriendo en el repliegue ante la velocidad en el saque de centro de su rival, las cosas en ataque tampoco fueron nada favorables. Así, Logroño consiguió establecer su ventaja máxima pasados los quince minutos del cronómetro (6-10)
El brazo de Thiago sirvió por momentos de desatascador, en incluso el equipo se esforzó por encontrar a Moscariello en su reaparición con la camiseta del Cuenca nueve meses después. Pero Rangel anduvo fino deteniendo lanzamientos clave para recortar el amplio parcial. Sólo en una ocasión encontró la primera línea el hueco necesario en la esquina. No demasiado, pero sí el suficiente para que Hugo López soltara una gran rosca para dejar la marca de la casa.
Con una clara imagen de un “quiero y no puedo” y el reflejo de estar en momentos de diferente adaptación, Logroño mantuvo el “más cuatro” al descanso (10-14).
La vuelta de vestuarios no otorgó cambios en la rutina del choque. Pese a la entrada de Inestrosa, que plasmó su inteligencia sobre la pista arañando siete metros que él mismo acabó convirtiendo, Cuenca no era capaz de transmitir esa marcha más necesaria pasados los primeros diez minutos del segundo tiempo (13-17).
Lidio llamó al orden, y tras una pérdida de balón en ataque y la exclusión de HackBarth, Cuenca parecía dar síntomas de recuperación con los goles de Bulzamini y Doldán (16-18). Pero, como ocurrió en el primer tiempo, el leve “coletazo” en forma de parcial de dos goles se volvió a esfumar como vino por las imprecisiones en ataque, la exclusión a Lidio cuando daba instrucciones a Doldán y una nueva pérdida en ataque. Así, volvía el ignominioso parcial de cuatro goles para Logroño en el ecuador de la segunda mitad.
Mientras avanzaban los minutos, y pese a la sensación de que Cuenca debía hacer el doble de esfuerzo para sumar el mismo premio que su rival, la realidad fue que Logroño seguía dejando con vida a sus rivales. Así se volvió a vivir un nuevo “espasmo”, cuando los de Lidio lograron endosar un 3-0 y ponerse a sólo dos tantos con seis minutos por delante. Pudo ser aún mejor para los conquense, pero el lanzamiento de Colo lo escupió la escuadra.
Miguel Ángel Velasco paró el partido con un tiempo muerto con cinco minutos para la conclusión. Pero lejos de sentenciar, Cuenca volvió a cobrar vida provocando una falta de ataque un posterior siete metros que Jorge Pérez detuvo echando por tierra cualquier amago de asaltar la posición ventajosa en el marcador.
Ángel Pérez, Simonet y Bulzamini erraban a puerta ante las paradas del portero de Logroño. Mientras que por el contrario, Balenciaga y Moreira, por partida doble, sí anotaron. Ahí estuvo la diferencia que marcó el triunfo de Logroño y que siempre cayó de su lado en los momentos clave en los que el Incarlopsa tuvo oportunidad de meterse en el partido.
Con el bocinazo final, Logroño se llevó los dos puntos del vacío Sargal por 21-27 y Cuenca saboreó el amargor de la derrota tras más de 20 días de confinamiento.