Después de años luchando, el cuento de la Balona Conquense ha tenido final feliz: los conquenses militarán el año que viene en Preferente. Álvaro Díaz marcó en el partido de ida de la final ante el Fuensalida el único tanto de la eliminatoria, ese que a la postre valdría oro.
El joven Álvaro Díaz señala que no fue hasta las últimas jornadas, en las que se vieron metidos de lleno en la pelea de arriba, que empezaron a ver que tenían el ascenso en su mano. Tras ese doloroso empate en Alovera que les privaba de subir de manera directa, los conquenses se resarcieron en la fase de playoffs, remarcando Díaz que el destino quiso que el ascenso se produjese en el Joaquín Caparrós.
Un ascenso que quedó marcado por su gol en el partido de ida, tan solo quince minutos después de salir del banquillo. El joven enfiló hacia portería tras recibir en la frontal del área y no le temblaron las piernas cuando el meta del Fuensalida trató de achicar: reconoce el blanquinegro que cambió su decisión en esos últimos segundos, ya que su idea inicial era cruzarla, pero acertó cuando decidió definir por debajo de las piernas al divisar un hueco entre las piernas del portero. “Sabía que ese balón tenía que entrar, pero no que a la larga sería tan importante”, reconoce.
En el partido de vuelta tenían claro que debían defender esa ventaja con uñas y dientes. Explica Díaz que, a sabiendas de que era el Fuensalida quien tenía que arriesgar en busca de ese gol que equilibrase la eliminatoria, la Balona hizo bien su trabajo atrás como “un equipo compacto y serio”. El 0-0 final confirmaba el ascenso de los conquenses a una temporada que se les presenta muy ilusionante. El jugador desvela que, desde los más jóvenes a los más mayores, todos aguardan con impaciencia empezar esta nueva aventura: “Queremos mantener el bloque y disputar la Preferente, que es lo que hemos estado luchando estos tres años”, sentencia con la máxima ilusión.