Las redes sociales y el WhatsApp están revolucionando el lenguaje, cada vez más breve e inmediato. Aunque también son breves, e inmediatos, los refranes, sin embargo en desuso. Por eso mismo es bueno echar la vista atrás y recordar algunos de esos dichos populares, muchos de los cuales pueden seguir sonando vigentes. Es lo que ha hecho el catedrático jubilado de Lengua y Literatura y actual secretario de la Real Academia Conquense de Artes y Letras (Racal) José Antonio Silva Herranz (Cuenca, 1953), que ha centrado su investigación en el refranero de la provincia, desde el siglo XV a esta parte lleno de sentencias donde prima “la crítica y la sátira”, en ocasiones “insultante y ofensiva” fruto de “las rivalidades entre localidades vecinas”.
“El refranero es un poco fruto de esa especie de animadversión que los habitantes de unos sitios tenemos hacia otros, casi siempre por envidia”.
Huete, localidad que en la Edad Media adquirió una gran relevancia en la península, es por ejemplo motivo de burla a través de muchos refranes cuyo origen estaría en la actual capital. “A Huete, que no hay crianza”, decía uno de ellos, poniendo en duda la educación de los vecinos de este municipio de La Alcarria, a quienes se les deseaba lo peor. “Dios te guarde, si no eres de Huete”, decía otro.
Junto al “deseo de molestar y de ofender”, la rima es esencial en los refranes. De ahí ejemplos como “Leganiel, ni ella ni él”, “San Clemente, mal pueblo y peor gente”, “Navalón, en cada casa un ladrón”, “Borrico de Huelves y mujer de Uclés no me dés” o “Alcalá de la Vega, fama de mozos, pero entrando la quinta, mancos y cojos”.
La capital tampoco se libra de la burla: “Con los de Cuenca, ni trato ni cuenta”, dice un refrán que no obstante se podría aplicar a toda la provincia.
Claro que también los hay que no buscan ofender, sino dar cuenta, con cierta gracia, de la realidad, como los recientes “Morteruelo y ajoarriero son en Cuenca lo primero” o “Buenas truchas en Cuenca hay muchas”.
Que, entrado ya el siglo XXI, estos dichos no sean tan utilizados se debe, según Silva, a que “son más bien producto de sociedades poco desarrolladas, donde la gente los utilizaba para expresar de forma fija lo que a lo mejor no sabía expresar de otra manera. Algo que con la escolarización de la población se fue perdiendo”.
‘Refranes geográficos conquenses’ es el resultado de una investigación que Silva, jubilado de la docencia desde 2013, sigue cultivando con gusto. “Siempre tengo algo entre manos”, reconoce. Tal es el caso, ahora mismo, de la actualización del ‘Diccionario de Personajes Conquenses (nacidos antes de 1900)’ en colaboración con Hilario Priego. Y a ello hay que añadir su responsabilidad en la Racal, donde “tenemos pocos medios pero, haciendo lo que podemos, estamos logrando mantener la actividad de conferencias prácticamente semanales cada martes, lo cual no es fácil”.
Si echa la vista atrás, reconoce que “el contacto con los chicos” en el instituto “es algo que se echa de menos”, pero no le faltan libros para mantenerse en activo, leyendo e investigando. Y compartiendo sus descubrimientos con los demás.