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Vanessa Montfort: “Cuenca es belleza y necesitamos belleza para vivir”

La novelista y dramaturga madrileña, que está apunto de entregar su octava novela, se ha “encerrado” varias veces en la Posada de San José para escribir novela y teatro
Vanessa Montfort: “Cuenca es belleza y necesitamos belleza para vivir”
Foto: Saúl García
09/03/2025 - Eduardo M. Crespo

Hemos quedado con la novelista y dramaturga Vanessa Montfort en la Posada de San José, en ese nuestro particular Café Gijón literario que desde hace ni se sabe los años es morada e inspiración de escritores y artistas de nuestro país. 

La Cuenca antigua, sus paisajes y sus imponentes hoces atraparon a esta escritora madrileña, nacida en Barcelona, desde que nos visitó por primera vez “siendo muy chiquitita”. “Tengo memoria de Cuenca desde que me desplazaba con mi familia a un pequeño apartamento que teníamos en La Albufera y en ese camino, desde Madrid a Valencia, estaba Cuenca, una ciudad que a mis abuelos les encantaba”, nos cuenta. “Recuerdo con especial cariño mi primera visita a la Ciudad Encantada. Aquel día llovía mucho y aluciné con aquel lugar porque parecía un cuento mágico. De hecho, conservo un cuento escrito de muy chiquitita a la Ciudad Encantada”, nos dice.

Su pasión por las letras y su vocación de escritora nacieron muy pronto en ella y para desarrollar ese bello oficio siempre ha buscado “lugares donde soñar y donde tener un paisaje que le provocara”. Y por esa razón, Cuenca se convirtió muy pronto en uno de sus refugios para escribir historias: “Necesito estar en un lugar que me hable. Para mí Cuenca es lo que yo llamo a veces un ‘no sitio’, un lugar que aparentemente no está en mi biografía pero que me ha enamorado y que me descorcha algo en el cerebro”. Cuenca, afirma con rotundidad, es belleza y “necesitamos belleza para vivir”.

Vanessa Montfort no viene a nuestra ciudad sólo a inspirarse, dice que le gusta la cultura y la gastronomía, y que lo suyo con el morteruelo es “un vicio diagnosticado” porque con ese manjar “podría desayunar, comer y cenar”. Recuerda además el día en que conoció la Posada de San José, lugar que se convirtió en un ingrediente  más de su pasión por Cuenca: “La primera vez que vine a la Posada coincidió con mi primer encargo teatral de la Unión de Actores y me alojé en una habitación preciosa con terracita”.

En aquellos días, recuerda, fue el Puente de San Pablo el que le dio la idea para su obra de teatro: “Cruzaba el puente y vi escrito en el suelo en tiza ‘Estábamos destinados a ser ángeles’. Y yo, que iba madurando una idea sobre unas mujeres que se encontraban en un ático por alguna razón que aún no sabía, dije: ‘Estábamos destinadas a ser ángeles’. Y ese fue el título de mi segunda obra de teatro que me proporcionó el encargo de la siguiente”, relata.

 

“Siempre he buscado lugares donde soñar y tener un paisaje que me provocara”

 

Como dramaturga, Montfort ha estrenado obras tanto nacional como internacionalmente, llegando a los teatros de Londres, Roma e incluso América Latina. En lo literario ha publicado títulos como ‘El ingrediente secreto’ (Premio Ateneo Joven de Sevilla 2006), ‘Mitología de Nueva York’ (Premio Ateneo de Sevilla 2010), ‘Mujeres que compran flores’, ‘El sueño de la crisálida’ o ‘La mujer sin nombre’.

“Vine a corregir parte de mi primera novela a Cuenca. Puedo escribir en los hoteles y aeropuertos, pero hay un momento en el que necesito refugiarme en un lugar que me hable”, asegura la escritora. Montfort está terminando su octava novela y la entregará muy pronto; muy poco puede contarnos sobre ella, pero nos adelanta que estará basada en una de sus obras de teatro porque “hay historias que tienen la capacidad de vivir en diferentes formatos”. “Mujeres que compran flores fue una novela que empecé a escribir como obra de teatro y de pronto me empezaron a crecer personajes. Mi editor fue el que me empujó a que finalmente se convirtiera en novela”. Y la novela terminó siendo en un éxito editorial que recorrió 20 países y de la que ya se han impreso 30 ediciones.

‘La hermandad de las malas hijas’, con la que el año pasado visitó a la Feria del libro de Cuenca, se convirtió también en un gran éxito editorial. “No se sabe por qué una novela tiene cierta universalidad. Es como los hijos: los crías lo mejor posible, tienes fe en ellos, pero son ellos los que hacen su camino”. 

A nuestra ciudad se ha traído las galeradas de esa nueva novela de la que muy pronto sus lectores podremos disfrutar, pero esta vez viene a Cuenca porque sí, por placer, porque al igual que hizo cuando cruzó el Puente San Pablo en busca de inspiración, “necesitaba escribir en su libreta, recuperar el pulso de hacerlo a mano y de reconocer su letra otra vez”.