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Tanxugueiras, vinieron para quedarse

Olaia Maneiro, Aida Tarrío y Sabela Maneiro hicieron bailar al Teatro-Auditorio José Luis Perales de Cuenca con sus renovados ritmos gallegos. Anoche hubo foliada
Actuación de Tanxugueiras este sábado en el Auditorio de Cuenca. Fotos: María Ramos
12/06/2022 - José An. Montero

Hacía mucho tiempo que el Teatro-Auditorio no vivía una foliada como la que anoche protagonizaron Tanxugueiras, recordando algunos otros conciertos pre pandémicos memorables celebrados en este escenario. A pesar de la ola de calor, de que las terrazas estaban llenas y que aún lucía el sol, las gallegas consiguieron llenar el patio de butacas del auditorio conquense de un público que quiso demostrarles su cariño. 

El trío gallego se ha convertido en uno de los grandes fenómenos del año tras su segunda posición en el Benidorm Fest. Pocas veces una segunda plaza tiene este sabor a victoria, pues son las imprescindibles de este verano que ha comenzado anticipadamente. Nadie podía haber predicho que con sus panderetas, su espontaneidad y sus canciones en gallego se ganarían el cariño del público como lo han hecho, convirtiéndose en una bocanada de aire fresco y de rebeldía ante un mercado musical demasiado previsible y dado al remake. 

Bastó un juego de luces azules y unas voces grabadas de pandereteiras y cantareiras para que el público se arrancase a dar palmas incluso antes de que hicieran su aparición entre bastidores. Olaia, Aida y Sabela estuvieron acompañadas por Isaac Palacín a las percusiones tradicionales y por Iago Pico con los ritmos electrónicos. Precisamente el trabajo en la producción musical de Iago Pico ha servido de palanca para el triple salto en el escalafón de Tanxungueiras.

Las de Ourense arrancaron algo rígidas, atrapadas en una escaleta y en una coreografía a la que aún no andan muy acostumbradas en las que se están apoyando para su transición a los grandes escenarios. Sobre la base de tres panderetas acompañadas con percusión tradicional se ha armado un show escénico que necesita aún algo de rodaje y, sobre todo, dejarlas crecer en repertorio. 

Tanxugueiras, vinieron para quedarse

Ese corsé se rompió cuando tras un aplauso fuera de lugar, Aida Tarrío replicó con su habitual retranca aflorando ese espíritu "tanxungueiro" de improvisación, humor ácido y reivindicación social y cultural. De ahí en adelante el concierto creció y creció. Olaia se deshizo de la chaqueta, Sabela improvisaba bailes con todas las banderas que le lanzaban desde el público, Aida se saltaba el guión con su ironía habitual y el público se puso en pie olvidándose de  un espacio tan formal que al principio impuso también a un público distinto. 

Ahí radica precisamente uno de los grandes méritos de este trío gallego, llevar a sus conciertos a un público poco habitual y, sobre todo, normalizar que en los grandes escenarios se cante en otras lenguas y se bailen ritmos tradicionales, aflorando ese "río creativo subterráneo, fecundo y poderoso" de la música popular que durante tanto tiempos ha ocupado espacios marginales. 

De ahí en adelante, todo fue una fiesta, donde lo importante era estar allí, que Tanxugueiras estuvieran sobre el escenario, que la fiesta continuara. Obviamente, reservaron para los bises 'Cambia todo', única canción en castellano del repertorio, que funcionó aún sin Muerdo, y 'Terra' con la que el auditorio se puso literalmente a cantar y bailar. Una canción que tiene todo para convertirse en un himno de rebeldía. 

El concierto no terminó ahí, continuó tras finalizar la música, con aplausos, fotos con el público abajo y arriba del escenario, regalos, saludos, banderas, respuestas en las redes sociales y sobre todo, ese buen rollo que las del Concello de Riós llevan a todos sitios. Como suelen decir, agarraron la pandereta porque era una excusa para ser las últimas en irse de las fiestas. Que así sea por mucho tiempo. Vivan los cantares de fiesta y jolgorio.