Hace justo diez años, en noviembre de 2007, el desaparecido festival de cine Mujeres en Dirección arrancó su segunda edición con la primera película de Roser Aguilar (Barcelona, 1971), ‘Lo mejor de mí’, protagonizada por Marian Álvarez. Ha tenido que pasar toda una década para que estrene su segundo filme, en esta ocasión protagonizado por otra estupenda actriz, Laia Marull (‘Te doy mis ojos’). Lleva por título ‘Brava’ y tras su estreno comercial en julio llega este sábado a Cuenca gracias a la 20 edición de la Semana de Cine. La propia directora estará presente en el pase previsto a las 19:00 horas en los Multicines Odeón.
‘Brava’ arranca con una agresión sexual pero va más allá, al abordar otros temas como el sentimiento de culpa, el comportamiento humano en situaciones extremas, el no estar contento con uno mismo, la monotonía de la vida de pareja, el estrés laboral, la crisis económica…
Yo entiendo que el tema de la agresión sexual es tan fuerte y tan grande que llama la atención y parece que se lo lleva todo un poco por delante. Pero, aunque es el detonante que hace que la protagonista entre en crisis, es verdad que para mí la película no va solo de eso. Sí que es algo de lo que quería hablar tal y como por desgracia está el mundo (el machismo y la agresión contra las mujeres es un tema muy vigente del que vale la pena hablar) pero la película para mí va más allá, y habla sobre una mujer con una vida aparentemente feliz, donde todo lo tiene aparentemente bien montado, pero cuyo mundo se tambalea tras esa agresión: se da cuenta de que su situación de pareja ya está desgastada, de que necesita un cambio y replantearse cosas…. Hay una parte oscura de sí misma que no entiende y quiere investigar.
Es una persona, como tantas, que llegado un momento no está a gusto con su vida y necesita un cambio…
Sí, tiene resueltas esas cosas que socialmente están tan bien vistas: una casa cómoda, una pareja estable, un trabajo en un banco... Pero no le ocurre lo mismo con otro tipo de cosas más importantes, como tener afecto, estar con tu gente y saber pedir ayuda. Porque a veces uno estudia mucho y trabaja mucho y emplea mucho tiempo en llegar a un estatus y luego igual ese estatus no es algo que realmente le llena.
La escena de la agresión sexual del inicio es muy fuerte, aunque tampoco se podrá filmar de otra manera algo así…
Me da mucho respeto y no quería ni ser obscena ni mostrar cosas demasiado desagradables recreándome, pero tampoco quedarme corta y hacerlo un poco por encima para no implicarme demasiado. He contado lo que según me he documentado creo que sucede muchas veces. En este caso eran dos chavales que, por jugar, por chulear, por hacer un poco el tonto, agraden de la manera más absurda a una mujer, lo cual no tiene ningún sentido. La agresividad está muy latente y es algo que noto mucho en las ciudades. Vamos todos un poco acelerados y estas situaciones a veces pasan. Y sobre todo me interesa cómo tras ser agredida ve que a alguien más le van a hacer algo y se queda bloqueada y huye. Esto me permite hablar de esos momentos en los que uno actúa de una manera en la que no se reconoce. Uno moralmente quiere pensar que está a un nivel y luego de repente se da cuenta de que igual ha hecho algo deleznable.
Cuentas con Laia Marull, a la que ya habíamos visto en el papel de víctima de la violencia en ‘Te doy mis ojos’...
Laia evidentemente es una gran actriz y su carrea lo demuestra. Sobre todo cuando me planteé que la película tenía que pasar en Cataluña, en El Ampurdán, ser hablada en catalán, necesitaba una actriz que se implicara mucho en el personaje y que fuera como de raza, que no tuviera miedo. El guion es un poco arriesgado y necesitaba una actriz valiente. Tuve la suerte de que conocí a Laia en un festival, le comenté la posibilidad, le pareció bien y la verdad es que al día siguiente ya estaba enganchada en el proyecto. Le interesaba mucho y por suerte hemos tenido una relación muy cómplice y mucha confianza la una en la otra, algo que creo que se nota en la película. Se ha tirado en plancha con una interpretación muy arriesgada. Una historia así necesita de alguien que realmente se vuelque, porque si no técnicamente no funciona.
Han pasado diez años desde tu anterior película, ‘Lo mejor de mí’, pese a que en 2009 ya trabajabas en el guion de ‘Brava’. ¿Por qué tanto tiempo?
Ha pasado un poco de todo. Por un lado me pasé mucho tiempo haciendo la promoción de la primera película, luego empecé a avanzar el guion pero de una manera muy lenta, porque es verdad que no quería correr. Al tener que hacer una película con poco dinero, necesito sentirme muy segura del guion. No importaba si me pasaba dos o tres años. Hice talleres de guion, lo revisé con varias personas… La intención era hacerlo muy bien. Pero en 2013, cuando empezamos a recibir algunas ayudas y parecía que la película ya se podía rodar, llegó la crisis, hubo cambios en los comités, y no pudimos levantarla tal y como estaba previsto. Hubo que parar un par de años. Luego rodar, montar… Realmente le tengo mucho cariño a esta película porque, aunque es verdad que levantar una película en España es muy complicado, y más si es cine de autor, ha estado todo el rato acompañada de dificultades, incluso el estreno. Pero ha salido. Y ha salido muy bien.
Costará más conseguir financiación para una película tan dura…
Igual para financiarla no tanto, pero sí para mostrarla. Muchos festivales nos han dicho que les interesaba mucho la película, pero… A la hora de elegir han preferido otras opciones un poco más fáciles. Y yo también lo entiendo: estamos en un momento político, económico, social, complicado desde hace cuatro o cinco años. Esta es una película dramática y fuerte e igual es más fácil levantar otro tipo de proyectos.
¿Cuesta más dirigir cuando se es mujer?
Yo creo que lo difícil es llegar hasta el puesto de dirigir, porque somos el 16 por ciento de los directores, mientras que en las escuelas de cine hay casi igual de mujeres que de hombres. Para una mujer es difícil, sí, también porque la conciliación profesional y personal es muy complicada, y más en una profesión tan inestable, con unos horarios un poco intempestivos. Luego a veces delante te encuentras barreras de tipo más sutil, gente de la profesión a la que igual le cuesta que le mande una mujer. Pero la prueba es que somos muy pocas: por algo será…
¿Hay otra mirada en el cine hecho por mujeres? Hay directoras, entre ellas muchas catalanas como Mar Coll, Carla Simón, Judith Colell o tú que parece que sí que estáis contribuyendo a dar otra visión de la sociedad a través del cine, aunque ‘Brava’ la has escrito junto a Alejandro Hernández…
Igual que si naces en Cuenca o en Mallorca tienes una mirada diferente, evidentemente ser mujer te da una visión del mundo yo creo que bastante diferente que ser hombre. Las circunstancias de la vida importan. Esto no quiere decir que lo que tú cuentas solo interese a las mujeres, sino que ves el mundo diferente. En ‘Brava’, simplemente el hecho de tener una protagonista femenina absoluta ya es un cambio, porque la mayoría de películas que vemos los protagonistas son hombres y los secundarios son hombres. Las mujeres a menudo están solo como soporte, como apoyo, como florero o como sufridoras. ¿Qué cada vez somos más mujeres escribiendo y contando? Sí. Pero, evidentemente, tenemos muchas cosas que contar no solo por reivindicar, sino por riqueza cultural: se tiene que escuchar nuestra voz. Ha pasado en la literatura, donde también hay menos mujeres, y también en el cine es necesario que aparezcan voces de mujeres. Aunque también es verdad que en este guion he coescrito las últimas versiones con un hombre porque a mí también me gusta, igual que en ‘Lo mejor de mí’, hablar y discutir con hombres, no dar una visión parcial. Eso creo que es una riqueza, muy interesante.
De la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña (ESCAC) sí que están saliendo varias directoras…
La verdad es que sí. Hace poco me llamaron para una revista de cine y me comentaron que la mayoría de directoras éramos catalanas. Puede ser. Es verdad que la ESCAC está siendo un fuerte revulsivo para darnos fuerza, para que adquiramos conocimientos y nos creamos lo que vamos a hacer. La misma productora de la escuela con la que hice ‘Lo mejor de mí’ ha hecho las dos películas de Mar Coll y ‘Blog’, de Elena Trappé, además de colaborar en otras películas: creen en el talento femenino. Y somos unas cuantas que estamos cogiendo carrera, porque también queremos contar nosotras cómo vemos el mundo.
Rodar en catalán imagino que por desgracia será una barrera para estrenarla fuera de Cataluña…
La verdad es que me había planteado la película en castellano, porque con el castellano llegas más lejos, o a más personas. Pero, luego, me di cuenta de que no tenía sentido, que era absurdo. La historia de una mujer que vive en Barcelona y se va a ver a su padre en El Ampurdán, una comarca de Girona, donde el 90 por ciento se habla en catalán: era como ir en contra del sentido de la película, que esta fuera falsa. La decisión la tomamos con los productores. Como todas las decisiones, tiene sus riesgos, pero es lo coherente. Incluso Emilio Gutiérrez-Caba habla en catalán, el actor francés (Bruno Todeschini) habla en catalán pese a no tener ni idea, cosa que no se nota. ¿Y que ahora mismo el momento político es más complicado y hay gente que la puede rechazar por ser en catalán? Claro que puede ser. Pero yo no voy a renegar para nada de mi cultura, porque por suerte puedo hacer una película en castellano o en catalán. Como en inglés o en francés... Yo, encantada. Cada proyecto tiene su coherencia interna. Y ‘Brava’, incluso por la Costa Brava, tenía que ser en catalán. Y a quien no le guste, peor para él (ríe). No se puede gustar a todo el mundo…
Sí es una pena que el filme se estrenara en julio y aquí en Cuenca, donde tenemos dos cines, tenga que programarla la Semana de Cine….
Este es un tema complicado. Hay que preparar bien la distribución de las películas, invertir para su salida… Seguramente hay poco espacio para el cine de autor y es mucho más complicado colocar una película como esta, que por desgracia se ha visto muy poco. Pero lo miro en positivo: me alegro de que festivales como Cuenca y otros me inviten porque me digan que les interesa y la quieren ver en pantalla grande. Para mí es una oportunidad. También es verdad que cada vez hay más plataformas on-line y, por suerte, hace poco la película ha salido on-line. Aunque es mucho mejor que la gente la vea en una pantalla grande.