Las huellas de la Guerra Civil han trazado los caminos de Castilla-La Mancha con un rumbo inmutable que no puede caer en el olvido. Esta mirada hacia atrás para entender el presente y reconstruir el pasado es un empeño de la colección Memoria Democrática de Castilla-La Mancha. Ha sido dirigida y coordinada por el catedrático de Historia Contemporánea en la Facultad de Letras de Ciudad Real, Francisco Alía, y publicada por Ediciones de la Universidad Castilla-La Mancha (UCLM).
De forma divulgativa y con guías ilustradas, los libros cartografían la región con el estallido de la Guerra Civil como punto de partida y la transición democrática como broche final. Coeditada junto a Cuarto Centenario, la colección no solo radiografía el ruido de las bombas que apabullaban a la nación entre 1936 y 1939, sino que también amplifica los sonidos del hambre, la violencia, la represión, la pérdida, el miedo o la destrucción de la Dictadura Franquista.
Con estas publicaciones, Ediciones UCLM busca dar voz a colectivos vulnerables de la época, como fue el caso de las mujeres: “Lo común era el castigo. Se les desnudaba, enjuiciaba y criticaba cuando decían que habían sido violadas, poniéndoles la etiqueta de mala mujer porque se les acusaba a ellas de haber provocado. Debió de ser un auténtico calvario”, relata la autora de Mujeres en el punto de mira, Herminia Vicente Rodríguez-Borlado.
La obra la protagoniza la mujer de la época, sufridora de violencia sexual, miseria social, estereotipos como madre y un papel encorsetado en la familia. La recogida de sentencias en las audiencias provinciales de Castilla-La Mancha ha sido clave para conocer cómo se juzgaba vilmente a la mujer tras la Guerra Civil en esta investigación.
TERRITORIO DE EXTERMINIO
Y es que Castilla-La Mancha fue territorio de injusticia y exterminio y también de hostigamiento y señalamiento. En concreto, la colección recoge en un libro los 40 campos de concentración que Franco creó en la región y que han podido situarse en el mapa tras un minucioso trabajo de revisión en archivos del periodista Carlos Hernández de Miguel: “Los objetivos eran la explotación laboral, el sufrimiento, el cautiverio y la reeducación a través del castigo”. Hernández incluye testimonios de supervivientes “para conocer cómo se moría y se vivía en los campos de concentración franquistas”. Entre sus conclusiones se encuentran los primeros encarcelados: militares contrarios al golpe, maestros y maestras de escuela y mujeres.
Además de divulgar, la colección también se centra en el público especializado. Es el caso del proyecto que lidera Ainhoa Campos sobre las fosas comunes del franquismo en la región: “La imagen que tenemos es de fosas en cunetas, perdidas y sin individualizar, pero la mayoría se encuentran en cementerios porque son de las personas ejecutadas en cumplimiento de sentencia”. Un arduo trabajo de recopilación, reconocimiento y de reencuentro con lugares que, enterrados, marcaron la vida de familias y generaciones en busca de la identidad de sus antepasados.
Ese ayer injusto evoca al compromiso social para retomarlo en el presente. Así, la obra Memoria Democrática en Castilla-La Mancha se erige como un compendio decano sobre este asunto en la región, donde colaboran autores referentes de la materia en diversas áreas del conocimiento. Abordan el papel de la memoria democrática en las aulas, el recordatorio de la violencia y la represión, la revisión de las huellas del franquismo en el paisaje natural y urbano regional y los proyectos de recuperación de la memoria en Castilla-La Mancha.
VESTIGIOS PALPABLES
Los vestigios del conflicto bélico y sus consecuencias son palpables en muchos rincones de la región. Por ello, la colección incluye obras centradas en lo local. En Guadalajara, destaca el papel de la guerrilla antifranquista durante y después de la Guerra Civil por provincias y su especial impronta en la comarca de Molina. En el caso de Ciudad Real, cielo y subsuelo cobran relevancia, con su llanura como escenario idóneo para los aeródromos y su vida subterránea como salvavidas ante los bombardeos.
Toledo protagoniza las cicatrices que las fortificaciones de campaña causaron sobre su manto. En Cuenca el foco se pone en Uclés, con uno de los títulos más recientes de la colección. Su monasterio fue hospital de sangre republicano primero y cárcel después. Ahora, los hallazgos en las exhumaciones del cementerio de “La Tahona” revelan la magnitud de aquellos estragos.
NOVEDAD EDITORIAL
Como novedad editorial, el último tomo publicado se centra en los años previos a la Guerra Civil, con la República de 1931 como marco y el pintor republicano Jesús Molina García como protagonista. El 2024 finalizará con la publicación de la duodécima obra de una colección que continuará ampliándose el próximo año.
Esta revisión histórica, financiada con ayuda de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, es el punto y aparte que la democracia española demanda para exponer de forma divulgativa lo que cuentan los documentos, los testimonios, las sentencias, las fotografías y los datos. Pruebas fehacientes que han permitido a los autores de las once obras de la colección reconstruir lo que fuimos para entender lo que somos. Porque las cicatrices curan, pero escuecen. Aunque sanan, su hendidura permanece imborrable en la piel.