La pintura es parte fundamental de la trayectoria de Rafa Villa (Santa María de los Llanos, 1952). Desde hace más de 40 años el artista samaritano se trasladó a Getxo(Bilbao) para buscar una buena oportunidad laboral. Y así fue, se dedicó a la industria del teléfono hasta que sufrió un accidente laboral. Un desafortunado suceso que fue clave para desarrollar su carrera como artista, puesto que le permitió dedicarse en cuerpo y alma a su verdadera pasión: la pintura.
Confiesa estar ligado al mundo del arte desde pequeño ya que si viaja a través de sus recuerdos se vé a si mismo con un lápiz o un pincel en la mano desde edades muy tempranas. Tiempo en el que todavía residía en el municipio conquense de Santa María de los Llanos, localidad a la que ha regresado más de 40 años después para mostrar su obra al que siempre ha sentido y será su pueblo. “El recibimiento ha sido muy cariñoso, me he recontrado con gente que hacía años que no veía y han vuelto los recuerdos tan gratos que tenía”, relata Villa.
El que dejó los paisajes manchegos vuelve para ofrecer a sus antiguos conocidos un paseo por su trayectoria pictórica de los últimos veinticinco años bajo el título de Breve Retrospectiva.
Se trata de una muestra expuesta hasta el 16 de agosto en el Salón Multiusos Municipal de la citada localidad de La Mancha conquense, en la que se puede disfrutar y viajar a través de veinticinco obras de gran tamaño, una por cada año de labor, en la que la composición más grande mide más de dos metros. Todas de estilo social porque “a través de los cuadros hablo de los acontecimientos que han ocurrido a lo largo de la historia”, explica.
Una exposición que ve la luz dentro de una pandemia y que ha tenido que adoptar las medidas de seguridad establecidas por lo que solo puede haber 10 personas en el recinto y todas deberán llevar mascarilla. “Tenía que hacerlo ahora, la pandemia no me va a frenar, pero tengo claro que es importante mantener las medidas”, recalca.
Lo más importante es que la pintura sea como una buena canción de Serrat, que siempre comunique algo
Villa se considera un pintor cubista-realista que “tan solo busca la belleza”, aunque para él “lo más importante es que la pintura sea como una buena canción de Serrat, que siempre comunique algo”.
El artista reconoce que sus cuadros no son meros objetos decorativos sino que “espero que la persona que los vea se emocione”, apostilla. Aunque, si bien es cierto que, su faceta de pintor va más allá.
RECORRER EL MUNDO
Ha expuesto en los bajos del Museo del Louvre en París, en la Jadite Gallery de Nueva York, incluso en Miami o Milán, y ha participado en catálogos internacionales sobre arte. Aún así, lo mejor que se lleva es haber conocido a miles de artistas en las cientos de ferias a las que ha asistido, porque “el dinero que te gastas se ve recompensado al hablar con pintores nuevos y conocerles”.
El dibujo le ha permitido inmiscuirse en el mundo del teatro y la enseñanza puesto que durante muchos años ha sido el encargado de diseñar el telón de más de quince metros del Festival Internacional de Jazz de Getxo, organizado por el Aula Cultural, y del Festival de Folk. En este ámbito, también ha sido escenógrafo y ha colaborado en el diseño de decorados para películas como ‘Sabotaje’ de los hermanos Ibarretxe.
En cuanto a su versión docente, “los niños me han enseñado más, que yo a ellos”, expone. En el municipio de Las Arenas, en Getxo, ha colaborado pedagogicamente con niños y niñas a través de la creación de murales en los que lo más importante no es dibujar bien sino aprender a apreciar la belleza y conocer valores como la solidaridad. Sin embargo, el consagrado pintor ha aprendido de los pequeños su capacidad de sorpresa o cualidades como la inocencia.
Echando la vista atrás, tras recordar todos los proyectos en los que ha estado inmiscuido estos años e inmerso en el sosiego de Santa María de Los Llanos, pasea por su nueva exposición Breve retrospectiva siendo consciente de todo lo que ha conseguido. “He sido un Quijote del arte, qué de locuras he hecho”, comenta.
Rafa Villa espera que todos aquellos jóvenes que sueñen con vivir de la pintura luchen por ello porque “todo se consigue con trabajo, trabajo y trabajo, y cuando menos te lo esperas llegan las oportunidades”. Ahora, ha llegado su oportunidad para demostrarle a los samaritanos que nunca se olvidó de ellos.