Pedro J. Márquez
Pedro J. Márquez, director de fotografía: “La mejor fotografía es la que permanece en la sombra”
El director de fotografía Pedro J. Márquez, madrileño de madre conquense, ha acudido por segundo año consecutivo al Festival Internacional de Cine de San Sebastián. Si en 2016 lo hizo como director de Fotografía de Vientos de la Habana, thriller policiaco basado en la novela homónima de Leonardo Padura, este año lo ha hecho con el documental Saura(S), proyectado en la sección Zabaltegi-Tabakalera.
Al igual que Vientos de la Habana, se trata de un filme dirigido por Félix Viscarret (Bajo las estrellas) que muestra el lado más íntimo del veterano cineasta oscense a través de las conversaciones que el autor de películas como La caza, Cría cuervos o Peppermint Frappé (además del documental Cuenca, con el que debutó en 1958) mantiene con sus siete hijos. Aprovechamos esta circunstancia para entrevistar a este director de Fotografía que ya cuenta con una amplia trayectoria en su haber, que incluye tanto cine español (Secuestrados, de Miguel Ángel Vivas) como japonés (Lupin y el corazón púrpura de Cleopatra, de Ryuhei Kitamura) y brasileño (Como Nossos Pais, de Laís Bodanzky, que se estrenará en octubre en la Seminci de Valladolid). Sin olvidar las tres temporadas que acompañó al humorista José Mota en La hora de José Mota, la serie de televisión Cuéntame un cuento para Antena 3 y la más reciente Cuatro Estaciones en La Habana para TVE.
Has presentado en San Sebastián el documental ‘Saura(S)’, con perdón de Almodóvar probablemente el director español vivo de mayor prestigio internacional… ¿Qué nos puedes decir del filme?
Creo que es un documental que sorprende porque transciende la figura de Saura como director de cine y plantea cuestiones que interesan a un público que no tiene porque ser estrictamente cinéfilo. Por ejemplo, Saura tiene siete hijos y la película, entre otras cosas, plantea la cuestión de cómo gestionar una vida laboral intensa con la familiar, y más concretamente con la paternidad. Qué pierdes o qué ganas en la vida dependiendo de las decisiones que tomas.
Como director de Fotografía, ¿qué te pidió el director y qué crees que has conseguido?
El reto era grande, ¿cómo hacer una película sobre alguien que ha hecho varias de las mejores películas de la historia del cine? Para mi aún más, porque Saura además de cineasta, pintor, escritor y no sé cuántas cosas más, es un gran fotógrafo. Recuerdo que en el rodaje a veces él levantaba un debate sobre las posiciones de cámara o el tipo de luz que usaba, siempre con mucho sentido del humor, eso sí. Acabó siendo una broma recurrente entre los dos que él zanjaba diciendo “bueno, bueno, yo no sé, esto es lo que quiera el fotógrafo”. Respondiendo más concretamente a tu pregunta, fundamentalmente fue la propia filmografía de Saura la que nos sirvió de inspiración para afrontar el proyecto. Así que el listón estaba muy alto...
¿Qué conclusión sacas de Carlos Saura tras haber rodado este documental o qué conclusión crees que sacará de él el público que lo vea?
Espero que el público disfrute conociendo mejor a uno de los grandes creadores de la historia del arte de nuestro país. Nosotros no somos muy conscientes de ello pero, por ejemplo, en Francia a Carlos Saura le colocan al nivel de Cervantes, Goya, Picasso o Buñuel. Es muy emocionante para alguien que trabaja en esto del cine ver como este arte construye cultura y perdura a lo largo del tiempo tanto como la literatura, la pintura o cualquier otra expresión artística. Por eso debemos protegerlo y reconocer a los grandes artistas que han contribuido a ello. Algo que esta película ha pretendido desde el principio y que creo que hemos conseguido.
Alguna película de Saura que destaques especialmente…
Saura es un artista que trabaja como un artesano y su personalidad en cada película está al servicio de la historia que quiere contar, a veces sutil (como en sus primeras películas) a veces más expresiva y apasionada (como en sus musicales). Si pudiera elegir, elegiría uno de esos packs de Dvds de las mejores diez películas de Saura. Realmente necesitas una colección para disfrutar plenamente de su cine.
Conoces su vinculación familiar con Cuenca. ¿Tuviste tiempo para hablar con él sobre la capital conquense?
Si, claro. Carlos Saura es un apasionado de Cuenca, figúrate que el primer corto que rodó en su vida es un documental sobre la ciudad llamado ‘Cuenca’. Luego rodaría también íntegramente en Cuenca la película ‘Peppermint Frapé’, la cual recomiendo mucho ver a los conquenses, porque van a ver su ciudad lindamente retratada como nunca más se ha visto.
¿Cuáles son las principales claves para hacer un buen trabajo de fotografía en una película?
Yo creo precisamente que una de las claves es permanecer en la sombra. Si después de ver una película, alguien sale diciendo que lo mejor es la fotografía, mal vamos. Eso es que la película es un tostón. Yo no tengo ningún problema en reconocer que en un rodaje lo más importante son el director y los actores. La fotografía no debe nunca destacar por encima de ellos. Para mí una de las claves para ser un buen director de fotografía es saber escuchar: primero lo que te pide el guion, después lo que necesita el director y, por último, lo que te transmiten los actores.
De tu carrera, supongo que sería toda una experiencia trabajar en Japón a las órdenes de Ryuhei Kitamura, con un equipo de profesionales japoneses y sin saber japonés… ¿Qué nos puedes destacar de aquel rodaje?
Locura total. A veces lo recuerdo y pienso, ¿cómo me metí en ese lío? Pasé de rodar mi primer película en una sola localización en Madrid durante doce días con un presupuesto de 300.000 euros (Secuestrados) a rodar la siguiente película entre Japón y Tailandia durante tres meses y con un presupuesto de 10.000.000 euros. Fue una experiencia maravillosa, la verdad. Me sentí muy agradecido por la confianza que Ryuhei depositó en mí, es muy bonito cuando confían en tu trabajo, una gran responsabilidad, pero una gran motivación también.
Y no tiene nada que ver, pero tuvieron muchísima audiencia, los programas de El Show de Mota… ¿Qué aprendiste en aquellos años y qué destacas del trabajo con el conocido humorista?
Con Mota aprendí a hacer comedia. Él es uno de los mejores comediantes que ha tenido este país. Muy meticuloso con su trabajo, pero muy dado a la improvisación. Él dice que la comedia no se puede crear en una habitación escribiendo un guion, no es solo eso. Tienes que representarlo con unos actores en un decorado y dejar que crezca allí. Con esa libertad de hacer crecer el texto en el plató, es cuando se hace la mejor comedia. Yo me lo pasé en grande con él, me divertí muchísimo, tanto que hay varios sketches donde acabo saliendo como actor y en donde tenían que congelar mi cara en postproducción porque no podía aguantar la risa.
A tus 38 años, ‘Saura(S)’ es ya tu sexta película, sin contar los numerosos cortos, series y programas de televisión en los que has trabajado. ¿Estás contento con cómo está yendo tu carrera?
Estoy en un momento muy bonito de mi carrera. Siempre busqué que cada película que hiciera fuera diferente a la anterior, buscando nuevos retos, nuevos desafíos y, sobre todo, que fueran historias que quisiera ayudar a contar. Por ahora lo estoy consiguiendo. No es fácil, trabajo duro para ello, pero tengo la fortuna de dedicarme a lo que me gusta y disfruto cada día de ello. En ese sentido me siento un privilegiado.
¿Y te van saliendo nuevos proyectos o cuesta?
El cine es un oficio inestable, hecho por inestables. Tienes que estar un poco loco para producir una película, el riesgo de que salga mal es tan alto, que si lo piensas mucho no lo haces. Cuando tengo cinco proyectos al mismo tiempo es cuando estoy tranquilo porque se que se acabará rodando, al menos, uno de ellos.
Ese director con el que te gustaría trabajar…
Con Miguel A. Vivas, que no ruedo con él desde mi primera película hace seis años porque por diversos motivos no hemos podido coincidir. Y con Saura, ¿por qué no? Igual le gusta tanto la película que me llama para la próxima que haga, ¡sería un sueño!