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Pablo Garrido

Pablo Garrido brinda nueva vida a objetos en desuso

Expone sus creaciones más recientes en el Centro Cultural Aguirre dentro del ciclo Días de Arte Conquense
Pablo Garrido brinda nueva vida a objetos en desuso
Pablo Garrido, junto a una de sus obras. Foto: Saúl García
03/11/2017 - Gorka Díez

Recuperar objetos de diseño atractivo pero, como consecuencia del paso del tiempo, en desuso para, en combinación con otros utensilios –principalmente lámparas– darles una nueva utilidad y permitir que su diseño sea aprovechado y vuelva a exhibirse en el hogar es lo que propone el conquense Pablo Garrido (Cuenca, 1979) en la exposición ‘Upcyclinig-Ensamble in Cuenca’, en el Centro Cultural Aguirre dentro del ciclo Días de Arte Conquense.

“Trabajo el concepto del reciclaje artístico, para dar una segunda vida a objetos cuya función se ha quedado obsoleta pero que no dejan de tener un buen diseño; objetos de los que además uno no se puede desprender porque tiene muchos recuerdos asociados a ellos, de modo que si los conserva le seguirán evocando algo”.

En la exposición, lámparas de distintos modelos se combinan con antiguos reproductores de música, teléfonos, cafeteras, teteras, tablas de monopatines, lapiceros que funcionan al modo de ruedas, planchas, percheros o cajoneras, dando lugar a obras únicas y personalizadas, muy alejadas de lo que uno podría encontrar en un establecimiento comercial de productos en serie.

A esto une serie de fotografías no menos originales, un “juego” en el que, bajo el título de ‘Caras colgadas’, Garrido ha encontrado rostros reconocibles en rocas, fachadas y paisajes arquitectónicos de Cuenca. “Cuenca y su arquitectura te permiten tener un Don Quijote escondido o un moái similar a las esculturas de la Isla de Pascua”, explica.

Hay objetos de los que uno no se puede desprender porque tiene recuerdos asociados”

Aunque Garrido mantiene abierto desde hace cerca de una década el estudio de arquitectura Dicoprove, en la carretera del Alcázar, a través del que ha confeccionado espacios conocidos como el pub La Edad de Oro o rehabilitado el Espacio Torner, hace tres que se inició en esta faceta más artística, al principio como algo personal, para sacarle un nuevo provecho a objetos propios, especialmente buscando la manera de dotar de lámparas originales a su estudio y jugar con su iluminación. Pero enseguida se encontró con que su propuesta tuvo una gran aceptación, sobre todo a partir de su primera exposición, en marzo de 2016 en el Teatro-Auditorio, también dentro del ciclo ‘Días de arte conquense’.

Gracias al boca a boca, no ha parado de recibir encargos para personas que le hacen llegar sus propios objetos para que los recicle dándoles nuevas formas. Se trata además, en muchos casos, de “objetos heredados, a los que la gente le tiene un cariño especial”.

Este arquitecto destaca asimismo que su propuesta llega en un momento en el que puede tener “mercado” dada la “tendencia vintage que hay ahora mismo, que ha vuelto a poner de moda lo mismo los tocadiscos y los vinilos que los teléfonos y televisiones antiguas.

ARQUITECTURA Y ARTE

Aunque arquitecto de profesión, Garrido asegura realizar encantado este tipo de trabajos más artísticos, ya que le permiten “hacer las cosas con las manos, pensar algo y luego hacerlo realidad, lo cual es muy gratificante. Además, hasta la fecha no me he electrocutado ni he fundido nada, así que cruzo los dedos”.

Destaca no obstante la estrecha relación entre la arquitectura y el arte (“en la carrera estudiamos mucho diseño, mobiliario, iluminación”) y, en cuanto a sus gustos artísticos, se reconoce “un fanático del Museo de Arte Abstracto y de la abstracción, del Grupo El Paso, del Grupo Crónica, de Torner y de Zóbel, que me parecen sublimes. A lo mejor también porque he nacido aquí y porque seré muy chovinista”.