Nuevos descubrimientos en torno a la muralla islámica de la ciudad de Cuenca han salido a la luz de la mano del arqueólogo conquense Santiago David Domínguez Solera.
Si a mediados de 2020 realizaba, junto al también arqueólogo Míchel Muñoz, las pruebas del carbono 14 a varias muestras de cal de la muralla islámica del barrio del Castillo que permitirían datar el origen de Cuenca en torno al año 1.000 dC, ahora lo ha hecho con el hallazgo de un tramo de esta muralla islámica en una vivienda de la calle Mosén Diego de Valera, antes conocida como Zapaterías, junto a las escaleras de acceso a la Plaza de Mangana.
Descubrimiento que se producía durante el desarrollo de las obras de rehabilitación de las fachadas y del patio interior del número 16 de esta calle del Casco Histórico, bajo la supervisión arqueológica de Santiago David Domínguez y la dirección facultativa de Fernando Olmedilla.
En concreto, en estas obras ha quedado al descubierto una parte de la línea defensiva original de la ciudad de Cuenca, que data del año 1000 dC, y que forma parte del primer recinto de la medina conquense que se extendía desde el Castillo hasta la zona de Mangana.
Algo que, según explica Domínguez, se ha podido constatar por la técnica de construcción utilizada en estas dos hiladas de la muralla, totalmente característica de la época islámica y consistente en la colocación de la mayoría de los sillarejos en vertical, intercalando de vez en cuando alguna hilada horizontal.
Un hallazgo importante, a juicio del arqueólogo, entre otros motivos, porque hasta ahora no había constancia de la existencia de la muralla árabe en esta calle del Casco Histórico, tan solo cristiana.
Pero su relevancia no se reduce exclusivamente a esto, puesto que, según el arqueólogo autor del estudio, a pesar de no tratarse de un gran tramo de muralla, como los existentes junto al Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha o en la Plaza del Carmen, este descubrimiento permite conocer el trazo exacto de esta línea defensiva de la época musulmana al este de Mangana.
Y es que es difícil localizarla en esta zona, porque las viviendas de la calle Mosén Diego de Valera se fueron construyendo a lo largo de los siglos XV y XVI sobre esta estructura defensiva.
Pero éste no ha sido el único hallazgo de relevancia en estas obras, porque también se han encontrado restos de muralla de la época cristiana, con una peculiaridad especial, puesto que presentan una esquina o quiebro que indican la existencia de una puerta en este punto.
Es por ello que, para Domínguez, “nos encontremos ante una de las dos puertas de la antigua judería, la ‘Fondonera’ y la ‘Somera’, de las que se tiene constancia documental y que historiográficamente se han situado en la zona de Mosén Diego de Valera, relacionada una de ellas con las ‘ferrerías’ o herrerías mudéjares”.
Se trata, por lo tanto, de un tramo de la muralla posterior a la conquista de Cuenca por el rey Alfonso VIII, entre finales del siglo XII y principios del XIII. Por lo que respecta a la otra puerta, Domínguez se inclina por situarla en la zona de la calle Fuero, mirando hacia la Plaza Mayor y donde estaba la mezquita, si bien este extremo está por determinar.
Todos esos descubrimientos de Santiago David Domínguez vienen a complementar la investigación que viene realizando, junto a Míchel Muñoz, desde hace una década sobre la evolución de la muralla de Cuenca.