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Navidad 2022 en Cuenca

Navidad sin los villancicos de Herminio Carrillo (padre e hijo)

Desde comienzos de este siglo la voz gigantesca de tan genial músico, con su grupo “Tiruraina”, inundó las calles de Cuenca en los días navideños
Navidad sin los villancicos de Herminio Carrillo (padre e hijo)
24/12/2022 - José Vicente Ávila

La Navidad de 2022 va a ser totalmente distinta por las calles de Cuenca, pues desde que empezó este siglo XXI la voz de Herminio con su dulzaina, y la música de los componentes de “Tiruraina” (entre ellos su hijo Herminio) con tambor, zambomba, sonajas y bombo, ponían el acento alegre del villancico por las calles de la ciudad y en los centros asistenciales. Unas veces con zurrón pastoril y otras vestidos de Papá Noel, con el remate de la cabalgata de Reyes.

Herminio Carrillo nos dejó el pasado noviembre y dos semanas antes había fallecido su hijo Herminiete, compañero de músicas y canciones. Se apagó la voz timbrada de decibelios y se apagaron los instrumentos que tocaban padre e hijo. “Tiruraina” seguirá en la brecha para el mejor recuerdo a padre e hijo y a Luis Fernández, fallecido en la pandemia. Sería el mejor homenaje a estos músicos que tanto han hecho por Cuenca en fechas relevantes como la Navidad, las fiestas de San Julián y San Mateo o cualquier celebración popular en la capital y la provincia.

Este recuerdo a vuela pluma al maestro de la música y el canto, que lo fue Herminio Carrillo Sánchez, lo sintetizó en la fotografía que ilustra estas líneas, tomada el 18 de diciembre de 2017 en los estudios de Cadena Ser Cuenca, dado que íbamos a grabar un programa de la serie “Páginas de mi Desván” con Paco Auñón, titulado “Cuenca, como un christma navideño, con sonidos de añejos villancicos”. Hablé con Herminio y le pasé la letra de dos villancicos que cantaba “El Orfeón Benéfico” en la década de los 50-60, conocidos como “Al señor gobernador” y “Hacia el portal de Belén”, además de entonarlos para musicalizarlos.

Poco antes de grabar el programa, tarareamos los dos villancicos, que sonaban bastante bien para el poco tiempo empleado, y acompañado por Hipólito con una zambomba de piel curtida de cabra y Germán con un sonajero de caña, con chapas de cerveza para acompañar en la percusión, Herminio se puso a cantar tocando la guitarra y en verdad que le salió bordado. Lo pueden escuchar en esta dirección https://www.elblogdecuencavila.com/?p=14839

Sobre esa presencia de “Tiruraina” con Herminio a la cabeza, en la Navidad de Cuenca, recojo dos fragmentos de sendos artículos publicados por mí en “El Día de Cuenca” en la sección “Crónicas de bota y borceguí”:

 

“¡OH, BLANCA NAVIDAD!”: 24-12-2001

“El villancico sonaba a través del transistor en la mañana dominguera del domingo 23 de diciembre, el Día de la Salud tras el sorteo lotero navideño que, por estos lares, dejó las últimas pesetas antes de cambiar a los euros, aunque por aquello de la mala costumbre de los números «bajos» algunos billetes del 04480 se devolvieron. Una lástima. Pocas horas antes en San Lorenzo de la Parrilla, el sorteo de la ONCE llegaba como anticipo lotero cual «Gordo» navideño (…) La radio, decía, nos acercaba al tiempo de Navidad con su melodía de villancicos, hasta que las noticias nos trasladaban a la realidad del crudo invierno…

Herminio Carrillo. Foto: Saúl García

A través de las ventanas el paisaje no puede ser más maravilloso en la víspera de la Nochebuena. Ha nevado copiosamente y Cuenca se ha vestido de blanco, como la mejor de las novias de la Naturaleza. Inmenso paisaje a través de las hoces y desde alguna ventana se escucha el villancico: «Ay del chiquirritín, nacido entre pajas…» 

Juegan los niños con la nieve, aparecen los muñecos, las ramas huesudas del otoño parecen carámbanos, y la Catedral, más blanca que nunca, domina entre fachadas multicolores de la Plaza Mayor. Los turistas acaban con los carretes. Cuenca es una inmensa postal navideña, y desde una esquina del Casco, entre chato de vino y rosquillos, Herminio «Tiruraina» lanza sus notas navideñas a la rosa de los vientos, con la dulzaina y su potente voz, acompañado por su hijo con el tambor.

Y canta los villancicos que compusiera Agapito Salamanca desde Villamayor de Santiago, con la música de los peces en el río: «El Niño Dios ha nacido / en la Torre de Mangana / y los conquenses han ido / allí a cantarle una nana. ¡ Pero mira como saltan / los peces con que gana / al ver a Dios nacido / en la Torre de Mangana / saltan y saltan y vuelven a saltar / los peces en el Júcar / para a Dios adorar…».

Villancicos de Cuenca que Federico Muelas escribió en sus plieguecillos del Portal. Qué domingo blanco más hermoso en la antesala de la Navidad, aunque ello conlleva los problemas de circulación, con carreteras y puertos cerrados. Blanca Navidad en Cuenca, en Castilla-La Mancha, con su sabadete de lotería nacional y las voces de los niños de San Idelfonso canturreando los premios y la pedrea de las 150.000 «pesetaasss». El soniquete cambiará con el euro…”

 

“REYES DE LA DULZAINA” (6-01-2003)

“Domingo de víspera de Reyes. La ciudad se ve envuelta, además de la niebla que le da un halo misterioso, en ese trajín del ir y venir de las gentes cargadas de regalos, horas antes de que la Cabalgata de la Ilusión, con Melchor, Gaspar y Baltasar,  ponga el broche de oro (incienso y mirra) a las fiestas navideñas que se nos van como decía aquel añejo villancico que se canturreaba con cierta añoranza: “La Nochebuena se viene, la Nochebuena se va, y nosotros nos iremos, / y no “güerveremos” más”.

“ Se apagó la voz timbrada de decibelios y se apagaron los instrumentos que tocaban padre e hijo. Tiruraina seguirá en la brecha para el mejor recuerdo...”

Lo que sí ha vuelto a las calles de Cuenca en estos días pasados del “vuelve a casa, vuelve por Navidad” es el villancico en la calle, aunque sea musicado, como una especie de aguinaldo urbano. Sonidos dulzaineros para el villancico popular que estos entusiastas músicos de “Tiruraina”, vestidos de Papá Noel (con Herminio Carrillo a la cabeza, sin luenga barba, aunque con lengua y garganta profunda para entonar las conocidas melodías) han sabido llevar por nuestras rojas alfombradas calles, animadas y coloristas, amén de ese otro colorido que han puesto, de extremo a extremo, los centros comerciales de Alcampo y El Mirador.

Vaya para estos “dulzaineros noeles” (quizá una vestimenta pastoril belenística quedaría mejor para musicar el villancico con la pita y el tamboril), un fragmento de “La Nochebuena del Dulzainero” que publicó Salvador Valverde en “Blanco y Negro” allá por 1920: “En esta Nochebuena, dulzainero, / una rapsodia plácida improvisa / mientras la humilde gente del otero / en la iglesia aldeana oye la misa. / Haz una detención en el camino / de tu vida de nómada y errante, / y escancia en los espíritus el vino / de tu graciosa música ambulante”. (….) Más que dulzaineros “noeles”, reyes de la dulzaina.

Y vaya si han tocado, rememorando aquellas “parrandas” de la década de los 50-60 que integraban los “asilados” de la Casa de Beneficencia, con su “Orfeón Benéfico” en el que no faltaban enormes zambombas provinentes de las cubas de madera de la aceituna; la piel de conejo se dejaba secar tras pelarla y se claveteaba en la circunferencia de la cuba con orillo de pana (…) Han acompañado también estos dulzaineros de “Tiruraina” al Belén Viviente del Casco Antiguo…”

Los Herminios entonarán ahora sus villancicos por el azul de las estrellas del firmamento conquense, siguiendo la estela de la cometa estrella de Belén.