Música
La música y la pintura , protagonistas de ‘El Último Renacentista’ del Coro de Cámara Alonso Lobo
Tras los últimos retoques de escenografía en absoluta intimidad, las puertas de la capilla se abrían. Una gran cola de espectadores de todas las edades aguardaba desafiando al frío en los pasillos del claustro de la Catedral de Cuenca.
Unos minutos más tarde y con la oscuridad como principal ambientación Luis Carlos Ortiz, director del Coro de Cámara Alonso Lobo, presentaba lo que vendría a continuación. Las entradas se habían agotado días antes y con público incluso de pie, la expectación era máxima ya que todos los amantes de la música renacentista en Cuenca saben que esta formación siempre intenta sorprender a su público con escenografías que creen ambientes excepcionales. Más que conocidas son ya representaciones como su ‘Oficio de Tinieblas’ en el Monasterio de Uclés o sus ‘Exequias para un Rey’ que consiguen transportar al público a tiempos en los que el alma se alimentaba con música renacentista. En esta ocasión, el coro y los cuatro músicos de instrumentos de viento del Esemble Renacentista Alonso Lobo, apenas iluminados con la luz de sus atriles estaban situados en el altar y se vislumbraban por los asistentes a través de una gigantesca tela semitransparente. Sobre el público, en el espacio tradicionalmente reservado para el coro, Carlos Arturo Guerra se preparaba para tocar con maestría las teclas del vetusto órgano de la capilla como acompañamiento a la escena.
La capilla pasó de murmullo al silencio absoluto, hasta que la mano firme del director indicó el comienzo del concierto. La música del compositor Tomás Luis de Victoria invadió el espacio mientras comenzaban a fundirse con la escena de la obra sobre La Pasión de Cristo pintadas por Tintoretto de una manera casi mágica. En el altar se creó un tridimensionalidad sorprendente ya que los asistentes podían ver a los intérpretes pero cada nota se acompañaba de un fragmento pictórico gigante que se movía en una danza exquisita que también jugaba con los brillos y relieves del retablo de capilla. Además, cada pieza se acompañaba de una proyección de la letra en latín y otra en castellano, para que cada espectador pudiera imbuirse por completo del significado de la obra.
Una tras otra, las diferentes vivencias de Jesucristo durante la Pasión fueron desgranándose. Desde La Última Cena hasta La Resurrección pasando por el Lavatorio, la Oración en el Huerto, la presencia ante Pilato, la Subida al Calvario y por supuesto la Crucifixión entre otras fueron interpretadas y mostradas durante toda la representación. En la última parte, la pintura que preside el retablo de la capilla se iluminó para interpretar el Pentecostés como colofón final. Sin embargo, tras un cerrado aplauso de varios minutos a la salida de los interpretes, y ante un publico que no quería marcharse. “Lo hemos entendido” dijo el director al público tras el aplauso y el coro decidió regalar un bis que no estaba planeado.
Este concierto estaba incluido en las actividades culturales de ‘Otoño en las Hoces 2018’ que organiza el Ayuntamiento de Cuenca. La organización y coordinación de este espectáculo ha contado con la colaboración del Cabildo de la S.I.C.B de Cuenca; así como del Vicerrectorado de Cultura, Deporte y Ext. Universitaria y Centro de Iniciativas Culturales del Campus de Cuenca de la UCLM y contó con la presencia de representantes de dichas instituciones.
‘El Último Renacentista’ ha demostrado el profundo respeto que este coro especializado en la música polifónica tiene por la obra de Tomás Luis de Victoria y su devoción por todo el arte renacentista; reivindicando a Tintoretto en el V centenario de su nacimiento como uno de los grandes maestros italianos de todos los tiempos. Además ha puesto en valor el esfuerzo y el trabajo de esta formación conquense, que con presupuestos muy humildes siempre sueña a lo grande para crear ambientes de un misticismo único capaz de sorprender a su público.