La cantante, instrumentista y compositora afincada en Toledo Ana Alcaide (Madrid, 1976) regresa este viernes al Teatro-Auditorio de Cuenca, el escenario donde, hace apenas unos meses, recibió la Medalla al Mérito Cultural de las Artes Escénicas 2017 que concede el Gobierno regional. Pero esta vez lo hará para ofrecer un concierto de presentación de su quinto disco, ‘Leyenda’, para el que ha investigado en leyendas de la mitología protagonizadas por mujeres, “la llave para comprender una sabiduría ancestral”.
Presentas en el Teatro-Auditorio de Cuenca tu quinto disco, ‘Leyenda’…
Sí, es un concierto que tenemos mucha ilusión por ofrecer, que no solo tiene una parte musical, sino también visual, escenográfica, con proyecciones y luces, y lo que pretende es reflejar antiguas tradiciones y leyendas que sobre todo tienen que ver con seres femeninos.
Previamente a la composición de los temas has investigado en seres femeninos de la mitología. ¿Qué puedes destacar de esas mujeres?
Son unas mujeres que normalmente tienen mucha fuerza, que han hecho algún acto de valentía, trascendiendo un poco su naturaleza. Viven entre dos mundos, el mágico, del más allá, y el de los humanos. Y todas tienen también algún tipo de tara física o rasgo físico alterado, como por ejemplo la cola de pescado en el caso de las sirenas o el pie de pato en el de las lamias, lo que les hace estar un poco entre ambos mundos. La idea del proyecto es también bucear en torno a lo que las leyendas tienen que enseñarnos. Porque son historias que siempre tienen algún tipo de lección, o de sabiduría ancestral, que yo creo que sigue vigente aunque hayan pasado muchos años.
En tu música destaca la inspiración sefardí, en la que te adentraste en Toledo, pero también incluyes melodías y ritmos flamencos, piezas renacentistas…
Sí que empecé con la música sefardí, con canciones tradicionales, pero también me he inspirado en otras músicas antiguas y poco a poco he ido abriendo mi camino musical propio, componiendo canciones y letras. ‘Leyendas’ es en este sentido un disco mucho más personal, de autor, con todo melodías propias y canciones nuevas.
Y aunque partes de la tradición también le das un toque nuevo a la música, que suena moderna…
Intento reflejar un poco mi visión y mi forma de ser, y entonces introduzco elementos más modernos como teclados, ambientes, unos sonidos como dices más modernos…
El instrumento que utilizas, que te hace prácticamente única, es la nyckelharpa o viola de teclas. ¿Qué nos puedes decir de él? ¿Qué aporta a tu música?
Es un instrumento de origen bastante antiguo, del siglo XVI, y que proviene de Suecia. No se conoce mucho pero es muy versátil, y lo que hace es que presenta un lenguaje, un código, ancestral por su sonido y por su apariencia. Pero lo que hago es intentar integrarlo en un universo un poco más moderno y actual. Yo soy partidaria de romper esas fronteras y esos límites con los instrumentos, con los arreglos, mezclando muchas veces instrumentos de otras tradiciones, haciendo fusiones un poco inesperadas. Porque creo que la música es precisamente una herramienta para romper barreras geográficas y sociales que muchas veces nos imponen. La música es un lenguaje universal que muchas veces lo que hace no es separarnos, sino unirnos.
¿Te sientes identificada con el panorama musical actual general de España?
Soy un poco bicho raro, creo. El género que yo hago lo suelen clasificar dentro de las músicas étnicas, o músicas del mundo, pero es muy amplio en nuestro país. Tengo bastante actividad fuera de España, la suerte de tocar en otros países de Europa e incluso del mundo. Y una buena acogida y expectación por parte de audiencias extranjeras. En España no somos muchos los que hacemos esta música pero poco a poco se está creando ahí una comunidad.
¿Hay demanda de conciertos tras los años más duros de la crisis?
La situación ha cambiado desde la crisis, que nos ha afectado un poco a todos, al sector cultural especialmente. Sí que ha habido bastantes cambios en cuanto a las dinámicas de las propuestas, porque antes a lo mejor contábamos con bastantes apoyos institucionales y ahora a lo mejor estos no son tantos, aunque sí que los seguimos teniendo. Entonces prevalece más otro modelo que tiene que ver con hacer conciertos a taquilla, autogestionados. Pero al final la demanda siempre está ahí porque la gente necesita escuchar música en directo y eso es una experiencia insustituible. Por mucho que uno luego pueda descargarse música, o escucharla online, la experiencia de un concierto es algo que no se puede sustituir.
Con 41 años, uno todavía es joven para recibir la Medalla al Mérito Cultural de las Artes Escénicas 2017 de Castilla-La Mancha… ¿Qué ha supuesto para ti este reconocimiento?
Una gran alegría, un gran honor. Ha sido la primera edición de estos premios de cultura y estar ahí, dentro del elenco de elegidos, ha sido todo un privilegio. Es algo que me anima a seguir adelante, con mi compromiso hacia estas músicas. Así que encantada.
Eres nacida en Madrid pero resides desde hace años en Toledo. ¿Te sientes a gusto en la capital regional?
Toledo es donde tengo mi casa y donde me siento acogida. Me siento de aquí. Llegué hace ya más de quince años y la ciudad me ha acogido y abrazado e inspirado durante todo este tiempo para hacer este trabajo musical. También es verdad que viajo mucho y que me gusta viajar porque me alimenta mucho. Pero necesito tener aquí mi lugar de inspiración, mi base. En los primeros años me ayudó vivir en la judería, en el casco histórico, para hacer la música que hice, relacionada con las músicas más sefardíes. Ahora a lo mejor ya no es una música tan presente en el último disco, pero Toledo sigue siendo para mí una inspiración muy grande. Y una de las cosas que también hago de vez en cuando, y que me gustaría mantener, es tocar en la calle. Mucha gente de hecho me conoce por esta faceta, por verme tocando a pie de la catedral. Es algo que me sale, que siempre me ha gustado, y cuando he podido lo he ofrecido.