El Laboratorio Artístico Modulable (Lamosa) acoge hasta el 28 de julio la exposición Nodos, de la artista Miren Doiz (Pamplona, 1980), una habitual de ferias como Arco o de la galería Moisés Pérez de Albéniz que toma la antigua iglesia de Las Angélicas, en la Escuela de Arte Cruz Novillo, con una sorprendente e innovadora instalación compuesta por una serie de objetos encontrados estratégicamente dispuestos y con colores variados y en consonancia con el propio espacio que buscan que el espectador se adentre en la obra como si formara parte de ella.
Hierros para recoger los toldos del rastro de Madrid, trozos de madera, plásticos, telas o papeles de color salmón a juego con la cúpula de la antigua iglesia le sirven para “intervenir” en este espacio del siglo XVI y proponer un recorrido escultórico que, en el fondo, no es sino una gran obra pictórica a través de la que la autora, que procede de la pintura, pretende explorar nuevos caminos artísticos. “Los materiales no son estrictamente pintura, pero lo pictórico está muy presente en la muestra, donde también trato de romper con la bidimensionalidad de la pintura”, apunta.
El título, Nodos, remite, cuenta, al concepto de nodos en la informática, que vienen a ser un punto de conexión entre varios elementos, “componentes que forman parte de un mismo todo” aunque provengan de los lugares más dispares. “Son piezas independientes que aquí cobran su sentido, generan la propia instalación”.
Arte contemporáneo
La de Doiz es una exposición que puede verse hasta mediados de junio y que, según uno de los impulsores de Lamosa, Daniel Raposo, “entronca con las propuestas de arte que se producen hoy en día en el arte contemporáneo: es muy pictórica y también muy abstracta, lo que le vincula muy bien con la ciudad”.
Que el espectador se pregunte qué es lo real y qué lo recreado es una de las interrogantes que esta artista con obra en colecciones como las de la Comunidad de Madrid, la Fundación Coca Cola o el Parlamento de Navarra se ha hecho a lo largo de su trayectoria y que parece plantearse, también, en Nodos.
Licenciada en 2003 en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco (UPV) en Bilbao, Miren Doiz asegura que es la primera vez que visita Cuenca, adonde “tenía muchas ganas de venir, sobre todo por su museo de arte abstracto y porque es un sitio donde hay una facultad de Bellas Artes, y siempre está bien venir donde hay facultades”.
Actualmente residente en Madrid, son ya más de tres los lustros en los que el arte no es solo un medio de expresión para Doiz, sino, también, su medio de vida. “En realidad, es un malvivir o un sobrevivir de lo que rodea al arte contemporáneo, pero me considero una afortunada porque participo en exposiciones, tengo alguna venta, llevo yendo a Arco muchos años, doy clases…”.
Para seguir creando, se ha impuesto un horario de oficina que trata de seguir día tras día. “Aunque no soy muy normativa me gusta ir al estudio de lunes a viernes siete u ocho horas. Se trata de llevar un orden porque, si no, me despisto”.
