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"A veces las palabras no son suficientes, así que inventé una nueva forma para explicarme"

Marina Martín, doctoranda en Artes y Humanidades por la UCLM, expone en el Auditorio 14 obras repletas de palabras y trazos
Foto: Saúl García
21/03/2019 - Dolo Cambronero

¿Es posible plasmar el silencio en un cuadro? Lejos de optar por un lienzo ligero de contenido para reflejar la ausencia de sonido, Marina Martín (Toledo, 1994), doctoranda en Artes y Humanidades por la Universidad de Castilla-La Mancha, ha optado por todo lo contrario, por un conjunto de 14 obras repletas de palabras y trazos, para conformar Silencios, una exposición que podrá verse en el Teatro Auditorio de Cuenca hasta el domingo 24 de marzo.

“En momentos en los que el silencio a nuestro alrededor parece absoluto y nada podría romperlo, una pulsión ejerce una ruptura en esa solemnidad: es nuestro propio pensar”, apunta Martín, que estudió el Grado de Bellas Artes en nuestra ciudad.

La artista también tiene un recuerdo hacia el compositor John Cage, quien decía que “el silencio no existe”. Las obras de Martín pretenden así reflejar el continuo trasiego, y sin mucho orden, de los pensamientos y emociones de un ser humano.

“La mente no para nunca. Esta muestra es un recordatorio de ese momento inexistente, de un silencio que no cesa, del dolor y la emoción que, en ocasiones lleva consigo”, subraya la joven, que recuerda que la exposición nace de un trabajo suyo anterior y que busca reflejar “el trance”, lo que ella define como “una manera de expresar de manera pura”.

"A veces las palabras no son suficientes, así que inventé una nueva forma para explicarme"

Dictado de la mente

Como ejemplo, detalla que Mapas mentales, una de las obras que forman parte de esta exposición, podría definirse como una especie de “dictado” de lo que iba aconteciendo directamente en su cabeza. “A veces las palabras no son suficientes para decir algo, así que inventé como una nueva forma para explicarme”, recalca la artista.

De esa evolución de la deformación del lenguaje en la que fue trabajando Martín nacieron las obras que ahora cuelgan de las paredes del Teatro Auditorio. No obstante, la joven se sirve de la palabra en sus cuadros para reforzar la idea de ese silencio que no existe, transformando la grafía “para poder decir algo que consiga sobrepasar la propia palabra y la emoción”.

Algunas de ellas aparecen también tachadas con la idea de hacerlo todo “un poco ilegible”. La existencia y el vacío son algunas de las palabras que se repiten en las obras de Martín.

Pone como ejemplo que en ‘Nada es para siempre’, el cuadro de mayores dimensiones que forma parte de la exposición, aparece tachada la palabra ‘insistencia’, en la que la joven ha reescrito encima ‘existencia’.

Otras de las palabras que incluye en sus obras son “robadas”: Martín dice que las ha encontrado por la calle. Así, cita como ejemplo que ha rescatado los mensajes que la gente escribe en muros del tipo ‘Marina y X’. “Se ponen cosas de manera impulsiva”, detalla la artista, quien explica que las personas quieren tener la esperanza de que el amor va a durar eternamente. Pero luego no está tan claro... Y en esa idea se ha inspirado para poner título al cuadro ‘Nada es para siempre’.

“La obra busca envolver al espectador, crear atmósferas, que se adentre en mi silencio”, subraya la artista, que resalta que todos podrían identificarse con estos cuadros.

Técnica efímera

En cuanto a la técnica que utiliza en sus obras, la artista se sirve de elementos cotidianos para dar vida a sus cuadros. “Me gusta la tiza porque es efímera, como los sentimientos”, señala, al tiempo que concreta que también usa el bolígrafo para crear.

Y respecto al propio proceso de creación, Martín habla de una ‘perfomance’ a la hora de trabajar puesto que se mueve mucho cuando está pintando.

Silencios es su primera exposición individual aunque antes ha participado en otras colectivas. Dice que preparar esta muestra le ha llevado mucho tiempo. Y es que, por ejemplo, para acabar una de las obras, en tonos azules y ejecutada con bolígrafo con gran preciosismo, la artista ha necesitado cuatro meses.

Para Martín, las obras que dan vida a esta exposición recrean un “diálogo en el silencio con nosotros mismos”. Sus cuadros pretenden reflejar algo tan cotidiano como dibujar mientras estás hablando por teléfono o cuando estás en clase.

siempre Con el cuaderno a cuestas

Marina Martín siempre lleva un cuaderno encima y cada vez que algún momento o alguna cosa le produce “un sentimiento” intenta plasmarlo en el papel.

La joven pinta “desde siempre”. “En casa me recuerdan desde muy pequeña con un pincel o un lápiz en la mano. Pero empecé a aprender a los diez años”, recuerda.

Esa afición hizo que finalmente decidiera estudiar Bellas Artes. “Al fin y al cabo era lo que siempre había hecho. Siempre me ha gustado el arte, la historia del arte, la literatura... Era mi manera de expresarme y esa necesidad quise convertirla en una parte importante de mi vida y trabajar en algo relacionada con ello”, indica.

Sus referencias en el mundo del arte son los expresionismos abstractos. Y al haber estudiado en Cuenca, la joven explica que también se le nota la influencia de pintores vinculados con la ciudad como Antonio Saura y Manuel Millares.

Mirando hacia el futuro, la joven es consciente de que “es muy difícil vivir del arte”. Por ello, se está preparando el doctorado y le gustaría dar clases en la universidad, aunque explica que desearía continuar con la pintura: “No quiero dejar de crear”.


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