La joven Elísabet, de tercer curso de enseñanzas profesionales de Música, toca con el violonchelo Élégie, del compositor francés Gabriel Fauré, ante la mirada atenta de un auditorio muy especial. “Muy bonito”, “bravo”, le dicen al terminar, mientras le aplauden. Uno de los asistentes le da un par de recomendaciones para que la música “tenga otro tipo de color”. La chica toma buena nota de los consejos y vuelve a hacer un par de pruebas con el objetivo de ir perfeccionando su interpretación.
El que aconseja no es un público ‘cualquiera’: es Jesús Miralles Roger, violonchelo del Cuarteto Gerhard, una formación de cuerda que la semana pasada protagonizaba una clase magistral en el Conservatorio Profesional de Música ‘Pedro Aranaz’ de Cuenca, con alumnos del propio centro y de la Escuela de Música. Acompañaban a Jesús en la actividad dos de sus compañeros: los violinistas Lluis Castán Cochs y Judit Bardolet Vilaró. Completa el grupo catalán Miquel Jordà Saún, viola, que no pudo asistir a la master class aunque sí estuvo en la actuación que ofrecieron después en el Teatro Auditorio, con música de W. A. Mozart y R. Gerhard.
“Es un cuarteto de proyección y prestigio internacional y de gran calidad. Nosotros queríamos compartir este lujo de músicos con los jóvenes de Cuenca”, explicaba Nelia Valverde, directora de la Fundación de Cultura Ciudad de Cuenca.
Continuidad de la iniciativa
La clase magistral estaba dirigida al alumnado del Conservatorio y de la Escuela Municipal de Música, principalmente a los estudiantes de los cursos superiores de las enseñanzas profesionales que quieren continuar su formación con el Superior con el fin de darles la oportunidad de perfeccionar su técnica guiados de la mano de estos instrumentistas de gran nivel con el objetivo a su vez de que puedan afrontar mejor sus futuras pruebas de acceso en los diferentes centros de todo el país. “Para que se vayan metiendo más en el mundo de la música”, añadía Valverde.
Una decena de estudiantes (violines, violas y violonchuelos) participaron de forma activa en la clase de esta semana, a la que también asistieron otros alumnos como oyentes, entre ellos niños más pequeños.
Pero la clase no era una acción esporádica ya que la intención del Ayuntamiento de Cuenca es darle cierta continuidad a esta iniciativa. De esta manera, el cuarteto volverá a Cuenca en las temporadas de invierno y de primavera de la programación del Teatro Auditorio de Cuenca, en concreto, el 10 de febrero y el 5 de mayo, y se desarrollarán nuevas clases magistrales para que el alumnado pueda seguir aprendiendo.
La master class fue así una primera toma de contacto con los estudiantes que participaron de forma activa, eligiendo ellos mismos las piezas que iban a tocar con sus respectivos instrumentos. “Tendrán una oportunidad más en febrero. Les dará tiempo a estudiar lo que les vayan indicando”, bromeaba la concejala y directora de la Fundación. Y posteriormente todavía tendrán una tercera ocasión para aprender con estos músicos en mayo, para finales del curso.
La iniciativa, según concretó Valverde, se enmarca dentro de un convenio de colaboración entre la Fundación Cultura Ciudad de Cuenca y el Conservatorio Profesional de Música, aunque también se invitará a las clases como oyentes a estudiantes de la Escuela Municipal de Música.
Más disciplinas
El proyecto de acercar la cultura a los jóvenes conquenses no se circunscribe solamente al ámbito musical ya que el Ayuntamiento tiene previsto llevar también la iniciativa a colegios e institutos en otras disciplinas como el teatro y el circo. “Esperamos que se acoja bien por parte de los ciudadanos”, confiaba la edil.
“Es la primera vez que venimos a Cuenca. Estamos supercontentos con esta iniciativa del Auditorio porque es un proyecto con continuidad y esto tiene mucho valor hoy en día. Que no sea algo esporádico sino que puedas crear a largo plazo, en una temporada en este caso”, indicaba Judit Bardolet, que precisaba que la clase de esta semana era de presentación entre los instrumentistas y el alumnado. “Las próximas veces, lo haremos más específico, con más tiempo con cada alumno”, precisaba.
“Para mí, lo más importante de una master class, no es tanto dar indicaciones muy específicas sino inspirar al alumno. Darle una salida a una dificultad, a un momento en el que encuentra obstáculos, y enseñarle dónde está la luz y dejar que él mismo pueda aprender a guiarse. No tenemos tiempo de acompañar al alumno en el recorrido pero sí para dar indicaciones para que él sienta que hay una salida”, señalaba por su parte el violinista Lluis Castán Cochs.
En la misma línea se expresaba su compañero Jesús Miralles Roger, violonchelo. “Tenemos muchas ganas de estar con ellos y de ayudarlos en lo que podamos. Si hay una dificultad, darles información, inspirarles con alguna idea nueva, con un tipo de sonido, de emoción..., reaccionar al carácter del alumno. Si uno es más introvertido intentar que sea más extrovertido”, relataba.
Por su parte, Bardolet hacía hincapié en que para los integrantes de este cuarteto es fundamental crear vínculos con alumnos, “con gente joven que es la realidad y el futuro”, una tarea que dice que afrontan como “una responsabilidad, un deber” pero también con “ilusión”.
Sobre este punto, la violinista señalaba que durante su juventud les hubiera gustado contar con más referentes -“aunque los hemos tenido”, dejaba claro-, de esos que “ilusionan, te vayas a dedicar a esto o no”. “La música es para todo el mundo”, subrayaba.
“Si somos referentes de gente joven, es fantástico. Esto es difícil de juzgar pero sería bonito serlo”, anhelaba la violinista. Pero el camino hasta alcanzar el nivel que tienen en la actualidad ha sido largo y laborioso ya que, además de sus respectivas carreras musicales en sus instrumentos, esta formación lleva más de una década formándose exclusivamente como cuarteto. “Es una vocación; nos encanta, si no, no haces todo lo que hemos hecho porque es cierto sacrificio dedicar este tiempo a algo que es muy específico”, apuntaba.
En relación con la cantera de músicos en España, Bardolet Vilaró aseguraba que “cada vez es mejor”. “Tenemos más referentes de todos los sitios, también en internet. Es más fácil tener un espejo y saber dónde se quiere llegar. Todo esto favorece que la gente se anime”, reflexionaba. No obstante, reconocía que las cosas están mejor en los países con más tradición musical aunque cree que esto “está llegando también a nuestro país”.
La formación toma su nombre de Robert Juan René Gerhard Ottenwaelder, “uno de los compositores más importantes del siglo XX de nuestro país” -en palabras de Jesús Miralles-, del que este año se celebra el 125 aniversario de su nacimiento. “Estuvo en el exilio y su obra se perdió un poco pero poco a poco se está reactivando. Nosotros somos también unos embajadores de su figura y llevamos su nombre por todo el mundo. Es importante combinar autores clásicos con otros más modernos”, añadía el violonchelo.
Con todo, este cuarteto lleva la música en general y su modo de vivirla por diferentes países: “El carácter se plasma. Todos tenemos un carácter muy personal y el instrumento es nuestra voz. Es nuestra manera de expresarnos”.