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Catedral de Cuenca

Más cerca del cielo que nunca

Los visitantes tienen la oportunidad, por vez primera en la historia, de contemplar y disfrutar de unas vistas únicas, tanto al exterior como al interior de esta joya arquitectónica, referente del arte gótico
Fotos: Saúl García
24/09/2017 - M.JIMÉNEZ

Aquellas personas que hayan tenido la oportunidad de visitar la catedral de Cuenca saben que este templo, el más primitivo del gótico español, consagrado en el siglo XII, conmociona por la majestuosidad de sus formas, aún siendo admiradas, como hasta ahora, desde una perspectiva a ras de suelo. 

Una perspectiva que, desde este mes de septiembre, se verá complementada con la que la catedral ofrece desde el triforio y la fachada neogótica, accesibles al público por primera vez en la historia.

“Nadie conocía que esta fachada, que construyó Vicente Lampérez en los años 20 hasta los años 40, incorporaba dos escalinatas de caracol para subir a las partes más altas”, cuenta el director de esta joya arquitectónica, Miguel Ángel Albares, quien avanza que el visitante descubrirá una escalinata de caracol maravillosamente trazada, con unos 69 peldaños de 17 centímetros de altura que permiten ascender doce metros sobre la planta. 

Unas escaleras hasta el momento desconocidas y que se han limpiado e iluminado para ofrecer un recorrido “muy bonito por una escalera de caracol por las que nunca tenemos la oportunidad de subir”. 

 

Una vez salvada la escalera, el visitante desemboca debajo de uno de los grandes arcos de la fachada ubicados bajo el rosetón central y abiertos al exterior, en concreto el más cercano a la calle de San Pedro, para admirar la vista exterior a la altura de los arcos abiertos. Hasta allí llega por una pasarela “sin peligro de que se pueda caer” y, al mirar al frente, ante sí se presenta una vista privilegiada de la Plaza Mayor, toda la Hoz del Júcar, la Virgen de la Luz hasta Cabrejas. 

“Una vista muy bonita que solo subiendo ahí se puede tener”, subraya Albares para, a continuación, detallar que la siguiente parada es el triforio de la catedral, único en España y al que se accede cruzando una estrecha puerta. 

El visitante se encuentra de nuevo bajo el rosetón central de la fachada, pero por la parte interior. 

Desde esta posición puede ahora observar la nave central de la catedral en toda su inmensidad, por encima del coro, del trascoro y de las rejas.  

“Es el único punto donde ves la inmensidad de la catedral y de su nave central, ya que desde abajo, desde las naves laterales, es imposible verlo”, pero desde este punto, a una altura de diez metros sobre el suelo, a la altura de los doce ángeles de piedra del triforio, “estás contemplando la catedral de una manera maravillosa”. 

Todavía, a buen seguro, impresionado por la imagen que acaba de divisar, vuelve a salir al siguiente arco de la fachada, el más próximo al Ayuntamiento, para ver la misma postal que desde el otro arco, pero desde otra perspectiva y, a continuación,  descender por otra escalinata de caracol y terminar el recorrido, que puede hacerse en apenas doce minutos “si la gente se entretiene, se hace fotos en la fachada y el interior”. 

Ambos miradores se abrieron en pruebas hace dos semanas para “ajustar el aforo, al ser pasos estrechos y un recorrido en el mismo sentido”. Un aforo “pequeño, de nueve personas” por pase, cifra que nunca se supera, objetivo con el cual la organización va controlando el tiempo “minuto a minuto y dando paso de minuto en minuto” y ha llegado a la conclusión de que, de esta forma, “funciona perfectamente”. 

En apenas unos días desde la puesta en marcha de esta iniciativa, ya han sido muchas las personas que han visitado la catedral conquense “de una forma que no se podía visitar hasta ahora”. 

“Este recorrido lo hemos pensado para que la gente visite la catedral y, al término de la visita, suba al triforio y ya salga”, sostiene Albares, quien reconoce que es una forma de conocer la catedral que “choca” al visitante. 

Un trayecto cerrado hasta ahora y, por tanto, “muy desconocido para el público” y que permite mostrar “mucho más de la catedral que lo que mostrábamos antes”, siguiendo  la estela de  “muchas catedrales que han abierto su acceso al triforio y a las torres”, apostilla. 

Frente a quien opina que se trata de un atentado contra el patrimonio, Albares espeta que, para ello, “no se ha hecho nada que no estuviese”. 

“Las escaleras de caracol simplemente las hemos limpiado y se utilizan porque para eso fueron creadas, para subir y bajar”, agrega para puntualizar que no ha sido necesario llevar a cabo “ninguna obra especial, simplemente poner unas pasarelas y unas barandillas que son absolutamente reversibles”. 

“Alguno se piensa que hemos horadado la fachada, nada de eso”, insiste, aseverando que tan solo se ha “aprovechado lo que ya había para subir a esa zona”, al igual que ocurre en catedrales como la de Salamanca o Segovia. 

Esta nueva vista se une al rico patrimonio arquitectónico que alberga el templo en su interior, “con muchos más elementos restaurados respecto al año pasado” y,  junto a ello, la nueva iluminación que se instaló para la exposición La poética de la libertad, de Ai Wei Wei y que está “funcionando de maravilla”. 

Hasta el momento, en sus primeros días como nuevo reclamo para el visitante, hasta la catedral ha entrado “muchísima gente”, que ha salido “con una total satisfacción” después de ver el templo como nunca antes lo habían vivido. 

Para poder vivir esta experiencia, el visitante tiene dos opciones: visitar la catedral sin acceder al triforio, una alternativa cuyo coste es de 4,80 euros para la entrada individual y de 4 euros para la entrada reducida que se aplica a los grupos, jubilados, estudiantes, entre otros perfiles que, en caso de querer acceder al triforio, deben abonar 1,5 euros adicionales. 

En el caso de los residentes en Cuenca, tienen la catedral “abierta gratuitamente, pueden acceder a ella y pasear gratuitamente siempre que lo deseen” y, si quieren subir directamente al triforio y disfrutar de las vistas, tan solo tienen que desembolsar la cantidad de 1,5 euros. 

 

Más cerca del cielo que nunca

NOVEDADES 

No obstante, las novedades no acaban aquí, porque próximamente también se abrirá a las visitas el Patio de la Limosna, con las famosas vistas de la hoz y la zona del Castillo, “que da al Parador y es más grande que el patio que ya está abierto”. 

Un espacio que hasta hace no mucho estaba lleno de escombros, servía de almacén “y en tiempos sirvió hasta de parking porque se puede acceder por la Ronda de Julián Romero”. 

Actualmente, después de las labores de adecentamiento y limpieza, ya luce despejado y limpio y será visitable en unas semanas, al igual que ocurrirá en breve con un túnel “que sube hacia los archivos y que también se están limpiando y pintando”.

Unos trabajos de adecentamiento que se han prolongado durante apenas un mes, ya que ha sido “la cuestión burocrática”,  la solicitud de la licencia municipal, el dictamen de Patrimonio, el de los arquitectos municipales, de seguridad “lo que ha demorado los permisos para poder abrir el triforio y el acceso por la fachada, pero luego la obra en sí han sido a lo mejor veinte o veinticinco días”.

 De esta forma, se ampliará la visita turística a la catedral con estos dos puntos fuertes, la recién estrenada visita al triforio, “que está funcionando perfectamente y que es maravillosa”, y la visita a este patio, que pasa por ser uno de los balcones “más maravillosos de la ciudad”, según resuelve el director de la catedral.