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Una joya de la Catedral regresa tras tres años y una pandemia

El retablo de San Fabián y San Sebastián llega desde la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Madrid donde ha sido restaurado
Una joya de la Catedral regresa tras tres años y una pandemia
Foto: Saúl García
30/04/2022 - Miguel A. Ramón

Tres años y una pandemia han sido necesarios para el regreso a la Catedral de Cuenca de una de sus joyas, el retablo de San Fabián y San Sebastián, después de su restauración por alumnos de último curso de la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Madrid, bajo la coordinación y supervisión del profesor y catedrático Luis Priego.

Y es que, según aclara el director de la seo conquense, Miguel Ángel Albares, después de que hace ya tres años fuera desmontado y trasladado a la citada escuela madrileña para su restauración, como práctica de los alumnos de último curso, las labores de recuperación se vieron truncadas por las restricciones de la pandemia, que obligaron a suprimir la presencialidad en el centro y, por lo tanto, dilatar en el tiempo esta intervención.

Finalmente, no ha sido hasta poco antes de Semana Santa cuando se ha concluido la restauración de este retablo de principios del siglo XVI, que, en palabras de Albares, “está llamado a ser una de las piezas estrella de la Catedral”.

Y es que para el también capellán mayor, el trabajo acometido ha sido maravilloso y ha permitido devolver su aspecto original a esta obra de alto valor artístico, totalmente inusual para la época, que ya luce desde este jueves en su lugar original, en uno de los pilares que forman la girola de la Catedral. 

Esta intervención, al igual que la realizada hace cuatro años en el retablo de Santa María y Todos los Santos, se enmarca dentro del convenio suscrito entre la Catedral conquense, la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Madrid y la Fundación Iberdrola. Esta última se encarga de financiar todos los materiales necesarios para la restauración; es decir, desde el pan de oro y los pigmentos hasta las maderas, resinas y productos químicos para la limpieza.

 

La restauración se enmarca en el convenio entre la Catedral, la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Madrid y la Fundación Iberdrola

ESTADO DE CONSERVACIÓN

Una recuperación más que necesaria, a tenor del estado de conservación que presentaba este retablo, obra de Diego Tiedra, un fantástico imaginero del siglo XVI que tuvo relación con Alfonso de Berruguete, del que aprendió su técnica y el tratamiento compositivo. 

Albares detalla que el paso del tiempo había hecho mella en esta obra de arte y era más que evidente la oxidación de los barnices y la acumulación de suciedad en toda su superficie, que había apagado la vistosidad de sus colores originales y dificultaba disfrutar de sus magníficos detalles, desde los dorados hasta los estofados. 

También presentaba problemas estructurales por el combado de las maderas, así como diversos desperfectos, especialmente en la predela, como rasguños, restos de cera y hollín o marcas de haberse tocado con mucha frecuencia; sin olvidar, la presencia de xilófagos, que ha requerido una tratamiento específico de la madera.

El retablo de San Fabián y San Sebastián tiene dos cuerpos, uno principal con las imágenes de los titulares y el superior con el Padre Eterno sujetando la Cruz de su hijo. San Fabián está revestido con los atributos episcopales y en su mano izquierda, ase el báculo. San Sebastián, se representa con la iconografía clásica de su muerte; es decir, asaeteado.

En el banco del retablo hay unos relieves que cuentan la Vida de María y el martirio. A destacar también en los bajorrelieves de la siguiente calle, a ambos lados de la hornacina central. Tienen estos unas interesantes escenas: a la izquierda, un eremita en actitud orante; y a la derecha, el Martirio de San Acacio y compañeros que fueron crucificados.