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'IT': el miedo no es 'ESO', ¿o sí?

Crítica de cine de Pepe Alfaro
'IT': el miedo no es 'ESO', ¿o sí?
19/09/2017 - Pepe Alfaro

El cine ha jugado un papel fundamental a la hora de configurar nuestros temores y angustias emocionales a través de la representación fílmica de unos entes y enclaves que han pasado a formar parte de nuestras pesadillas cotidianas, esas que nos acompañan desde la juventud como una sombra imposible desprender del subconsciente. En mi caso, los miedos más sobrecogedores fueron creados por la encarnación/personificación del mal que materializaron en la pantalla el bebé nonato de Rosemary (La semilla del diablo, Roman Polanski, 1968) y un maléfico crío llamado Damien (La profecía, Richard Donner, 1976). 

 

Las películas basadas en los relatos del especialista en el género Stephen King como mucho han conseguido provocarme algún susto; afortunadamente el miedo quedó atrás. De esto habla precisamente It, la segunda película del argentino Andrés (Andy) Muschietti: dela necesidad de vencer nuestros miedos a través de un viaje iniciático emprendido por siete chavales en un pueblo imaginario llamado Darry acosado por un aterrador ser transfigurado en payaso que se alimenta precisamente del pánico de la gente, como tantos gerifaltes y gobernantes en cualquier parte del globo. En este sentido, la película encarna una metáfora certera: la única forma de deponer a estos dirigentes es vencer el temor que expelen.

 

El acierto del film es mostrar las dos caras del miedo. Por un lado, ese mundo fantasmagórico creado con efectos especiales, parafernalia visual y otros elementos fantásticos personificados en Pennywise, un espectro con predilección por los disfraces de payaso; elementos que hacen las sufridas delicias de los espectadores más jóvenes; a mí se me antoja lo menos interesante de la película, aun reconociendo la solvencia del director para componer un universo a mitad de camino entre lo alucinante y lo espantoso.

 

Mucho más interesante me parece la segunda lectura, más realista y sobrecogedora, si obviamos las prodigadas y prescindibles escenas del brutal acoso que sufren los chicos a costa de otra pandilla de adolescentes del mismo instituto; esta visión nos acerca a la personalidad de los protagonistas, cada uno de los cuales soporta en su propio hogar la degradación de sus progenitores, ya se trate de un psicópata, un pederasta, una neurasténica, un predicador funesto o un simple medroso, cada uno soporta su propio infierno en el entorno familiar más cercano, y eso sí que da miedo de verdad. 

 

Así pues, con las servidumbres hacia la taquilla juvenil propias del cine de terror actual hay que reconocer a Andy Muschietti la capacidad para sobreponerse a los cánones más trillados y conseguir facturar una película interesante, entretenida y más poliédrica de lo que el género acostumbra a deparar a los espectadores. El desenlace cierra la historia, pero tanto el gran éxito de público como el hecho de que la obra literaria se desarrolla en dos espacios temporales separados por casi tres décadas, propiciarán la próxima entrega de It capítulo 2, que no tardará en llegar para recolectar lo sembrado por esta primera entrega.


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