Es uno de los diseñadores gráficos españoles más prolíficos, autor de logotipos tan conocidos como los de Correos, Renfe, Repsol, El Mundo, Prisa, el PSOE o la bandera y el escudo de la Comunidad de Madrid, además de cartelista de películas ligadas en su mayoría a Elías Querejeta como El espíritu de la colmena, Cría cuervos o Los lunes al sol y autor de obras de arte como el Diafragma Decafónico de Dígitos que decora la fachada de la sede principal del Instituto Nacional de Estadística (INE) o el Diafragma dodecafónico opus 14, que propone distintas combinaciones de colores, sonidos y fragmentos que se irán sucediendo ininterrumpidamente en internet durante un total de 3.392.732 años, 102 días, 4 horas, 48 minutos y 21 segundos.
Hablamos de José María Cruz Novillo (Cuenca, 1936), cuya vida llega a la gran pantalla gracias al trabajo de los directores Andrea Gutiérrez Bermejo y Miguel Larraya, que en el documental El hombre que diseñó España, que se proyecta este viernes 22 y el sábado 23 en la Semana de Cine de Cuenca, rinden homenaje a este miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes cuyos inicios coincidieron con el paso de la dictadura a la democracia, lo que convirtió su obra en símbolo de los nuevos tiempos junto a las películas de Pedro Almodóvar, la movida madrileña o el humor de Martes y Trece.
Una entrevista en torno a sus carteles de cine para la revista Cinemanía, de la que Andrea Gutiérrez es redactora-jefa, llevó a esta periodista, que hasta entonces no había oído hablar de Cruz Novillo pero conocía muchas de sus obras, a proponer a su pareja, Miguel Larraya, director de las películas Afterparty y Todo el mundo lo sabe, abordar juntos un documental con el fin de dar a conocer a la persona “no tan conocida para la gente de a pie” que había realizado tantos y tantos logotipos y diseñado casi un centenar de carteles “de algunas películas consideradas entre las mejores de la historia del cine español”.
A través de sus diseños, los directores del filme se propusieron reflejar la evolución estética que ha tenido España desde el franquismo hasta la actualidad, ganando sobre todo en color. “La España de los cincuenta y sesenta, en blanco y negro, gris, plomiza, no tiene nada que ver con la de hoy, un país moderno, europeo, algo que a nivel semiótico representa muy bien Cruz Novillo, que empezó a proponer otro tipo de diseños más modernos, coloridos, contundentes”, señala Andrea Gutiérrez.
Unos diseños que, a su entender, siguen siendo modernos y actuales porque en ningún momento se concibieron “desde una moda o tendencia, sino desde el arte y la creación absoluta. Algo que se ve por ejemplo en los carteles de cine, porque además de tener la suerte de trabajar con Elías Querejeta los hizo en un momento de la historia en el que había hueco para hacer un cine más libre, de modo que pudo dar rienda suelta a su creatividad y sus carteles les dan mil vueltas en cuestión de modernidad y libertad a los de ahora, muy constreñidos al tener que sacar a los actores para vender la película”.
Puede sorprender la aparición, en el documental, de dos políticos como Alfonso Guerra y Joaquín Leguina, pero son quienes encargaron al diseñador el logotipo del PSOE y de la Comunidad de Madrid, respectivamente, “testimonios perfectos para conocer esa evolución estética del país, porque fueron también sus artífices al encargar unos diseños que representaran unos valores nuevos de un país que aspiraba a dejar atrás la dictadura y a convertirse en Europa”.
Aunque Cruz Novillo preferiría ser reconocido más como artista que como diseñador, en realidad es ambas cosas a un mismo tiempo, pues Gutiérrez entiende que existen muchas conexiones entre sus diseños y el trabajo más directamente artístico.
“Diseño y arte se han ido mezclando según ha ido avanzando en su carrera. Una prueba es la fachada del INE, donde ambas se fusionan a través de un juego de permutaciones, una fachada hiperrealista donde cada color es una nota a la que nosotros llamamos el himno estadístico de España”.
O en el logo para el 20 aniversario de la declaración de Cuenca como Ciudad Patrimonio de la Humanidad, “que permite un montón de combinaciones, que cada habitante de Cuenca tuviera casi su propio pin formalizado”.
Filosofía, poesía, humor
Junto a la obra, en el documental aparece retratado un hombre “con mucho carisma, muy interesante más allá de sus trabajos”, con un carácter “muchas veces filosófico e incluso poético” y mucho sentido del humor. “Igual te está explicando el Diafragma dodecafónico opus 14, que es una obra muy compleja y conceptual, que de repente te cuenta que lo que más le preocupa es cómo va a ser el cóctel que se va a servir dentro de tres trillones de años cuando se clausure, si habrá bandejas o fuerzas electromagnéticas que lleven los aperitivos. Un sentido del humor que le da un atractivo más a una figura tan poliédrica”.
El documental, antes de su paso por Cuenca, se ha proyectado en festivales como la Seminci de Valladolid y el Abycine de Albacete, y la idea es que pueda seguir difundiéndose antes de su estreno oficial en otoño 2020. Un recorrido que confían en que sea largo y permita que numerosas personas vean la película dado el “buen momento” que a su entender atraviesa el género y los diversos canales de distribución existentes. “Ahora es mucho más fácil vehicular el interés por el cine gracias a las plataformas, que ya no exigen el esfuerzo de ir al cine y comprarte la entrada”.