Abrir la puerta de Kanoko hasta el próximo 2 de octubre supone que todos aquellos curiosos que se atrevan a traspasar la barrera de la imaginación descubran un ecosistema de color y monstruos creado por Simón Cañas.
Monster Geo, así se titula su primera exposición en solitario, pero ¡Eh, que soy un niño!, reza también el nombre escogido, y es que tiene tan solo once años. Sin embargo, ha conseguido esbozar un sello creativo propio que no solo es conocido en Cuenca sino tambien en rincones de todo el mundo.
Está claro que los niños vienen pisando fuerte y este conquense ha conseguido que el corazón de este Espacio Cultural Alternativo vuelva a latir después del cierre obligado por la Covid-19. Cese de actividad cultural que truncó la inauguración prevista para el pasado 27 de marzo, momento en el que el país estaba sumergido en una profunda crisis sanitaria. “Estaba esperando ansioso ese momento pero vino la cuarentena y tuvimos que esperar, ¡qué se le va a hacer!”, relata el pequeño artista.
Sin embargo, tras casi seis meses de espera, Simón propone un viaje por los más de dos años en los que ha dado vida a esta gran familia monstruosa, ofreciendo al público una retrospectiva por este mundo terrorífico que no da mucho miedo, pero que sí irradia frescura, diversión y maestría pero sobre todo mucha ilusión. “Esta exposición es todo lo que he hecho y mola que la gente pueda venir a ver todos mis cromos”, destaca.
A través de este viaje pictórico se pueden conocer las cinco colecciones que han brotado de los lápices, rotuladores y perfiladores de este niño inquieto y curioso, tituladas Monster Geo, Monster Geo and Friends, Monster Geo Eón, Kill Covid y Monster Geo Evolution, aunque “mi favorita son los Friends porque hay muchos dibujos que me enviaron de muchas partes del mundo y son todos chulísimos”, explica.
Las dos últimas han surgido durante el confinamiento y desde la perspectiva de Simón ha sido una etapa que ha pasado “más o menos bien, porque al principio tenía muchos deberes pero después tenía mucho tiempo para dibujar”, apostilla.
La apertura de puertas tuvo lugar el pasado 4 de septiembre y “estaba ilusionado y apenas nervioso”, confiesa. Todavía con resaca de felicidad sigue sorprendido por todas las personas que se acercaron a arroparle en un momento tan especial, “vinieron mis amigos, amigos de mis padres, mi familia y mucha gente que no conocía y creo que a todos les gustó mucho”, dice.
Durante el estreno, todos los presentes dejaron su recuerdo en un gran mural de cartón que se encuentra situado en la última sala, un recodo vivo del arte donde se pueden leer dedicatorias pero sobre todo donde se palpa el cariño que los conquenses tienen a Simón. “Me encantó que todo el mundo pintara y charlara conmigo”, revela.
Y como no podía ser de otra forma, en este universo artístico caben más de 300 cromos pero hay algunos secretos y objetos inéditos que llenan las paredes. Entre ellos el primer grabado de Simón, figuras de cartón y tela y hasta hay algunos personajes que tienen vida propia. Sí, se mueven. ¿Cómo? Gracias a un artilugio que funciona con una bateria.
Un invento que corresponde a su padre, José Ángel Cañas, quien ha conseguido darles movimiento. Además, Simón reconoce su apoyo porque “ha estado conmigo desde que se nos ocurrido la idea, yo dibujo y él hace lo demás”. También a su madre, Ana Angélica Moreno, porque “la última colección la tenemos gracias a ella que es diseñadora y me ayuda mucho”, puntualiza. A su hermano Noé le anima a seguir creando porque “al principio me hizo algunos dibujos pero lleva un tiempo que ha parado y quiero que vuelva”.
De esta experiencia se lleva los intensos días de preparativos, esa semana previa “cuando venía a Kanoko a colgar los cromos y a decorar las paredes; nunca me olvidaré del día de la inauguración porque ha sido el momento más bonito”.
Comprometido con este Espacio Cultural Alternativo y consciente de la gran oportunidad que supone, Simón acude de lunes a viernes en horario de 17:30 a 20:30 horas y los sábados de 11:00 a 14:00 horas para recibir a los locales y turistas que se acercan a conocer su obra, aunque “da vergüenza cuando preguntan por mi”, reconoce. Sin embargo, le gusta dar la bienvenida y es que “se me pone una sonrisa cuando pasa la gente”, admite. Felicidad que se intuye a pesar de la mascarilla porque las emociones son más fuertes que la pandemia.
Monster Geo, ¡Eh, que soy un niño! es la primera aunque no será la última pero el pequeño, de momento, está centrado en esta y su mente no para de pensar en crear nuevas colecciones. Nuevas series que tengan más juego porque “con los cromos de ahora casi siempre quedamos empate”. Para ello añadirá nuevas cualidades, habilidades y objetos “para que sea más entretenido”, considera.
Simón es humilde y modesto y todavía no se considera un artista ya que “para eso hay que estudiar mucho”. No obstante es indiscutible su talento, su perseverancia y sus ganas de seguir mejorando, por ello, sin apenas darse cuenta, ha sido capaz de reconocer sus miedos, ponerles cara y hacerles frente a través del dibujo y el proceso creativo.
Todos los conquenses que todavía no se han animado a visitar la exposición espera que lo hagan pronto porque “está chula y se van a divertir cuando la vean”, convence.
Es el momento de atreverse a mirar a través del espejo de los monstruos porque todos somos Desconocido, Al Natural, Troglodita o Cara Patata. Mientras tanto, Simón Cañas y su familia seguirán disfrutando del ingenio y fomentarán las actividaes artísticas porque como decía Alber Einstein: “la creatividad es la inteligencia divirtiendose”.