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Música

Dos generaciones de músicos al compás de Semana Santa

Sergio y Lidia Mateo, padre e hija, son dos de los muchos compositores de marchas. Ella, además, es la primera y única mujer en hacerlo en la historia de la Pasión conquense
Fotos: Saúl García
31/03/2024 - Paula Montero

No se imaginan una vida sin música. Sergio Jesús Mateo y su hija, Lidia Mateo, están siempre entre partituras y desde hace años sus propias composiciones suenan en las procesiones de la Semana Santa de Cuenca. De hecho, cuando tenía 15 años ella se convirtió en la primera mujer en firmar una marcha en la historia de la Pasión conquense. 

Sergio lleva en la Banda Municipal de Música desde los 12 años, Lidia empezó a cantar con 9 años en la Escolanía Ciudad de Cuenca y actualmente forma parte de la Orquesta de Cuenca y del recién creado Coro de Cámara ‘Cantus’. “Yo nací en febrero y siempre digo que vine con una marcha debajo del brazo”, dice la joven. 

En su caso, Lidia ha creado ‘Y en tus manos terciopelo’, una composición dedicada a las camareras y vestidores de todas las hermandades, y ‘Padre en ti confío’ que vio la luz por el 75 aniversario del Santísimo Ecce-Homo (de San Gil).  En ambas ocasiones ha contado con el apoyo y el respaldo de su padre que para ella es su mayor referente. Además, durante el proceso también le ayudaron Óscar Contreras y Pablo Valiente. 

Sergio, por su parte, ha compuesto tres canciones en colaboración con otros compañeros de la Banda Municipal de Música que son José Mencías y Óscar Contreras. ‘La palma al viento’, dedicada a San Juan Evangelista, ‘Dolor y llanto’ para Nuestra Señora de la Soledad del Puente y ‘Camino de lágrimas’, que se hizo por el 75 aniversario de Nuestra Señora de la Amargura son sus tres piezas musicales. “No nos consideramos compositores, somos colaboradores de otros artistas, pero ante todo somos músicos”, reconocen padre e hija. 

A la hora de componer para ellos es muy importante transmitir los sentimientos y emociones que provocan en ellos la hermandad a la que irá dirigida, así como el transcurso del desfile procesional. “Por ejemplo ‘La palma al viento’ dedicada a San Juan Evangelista tenía que tener sí o sí una melodía específica para el baile”, explica Sergio. A parte, ellos se basan en la estructura clásica que suelen seguir estas canciones, aunque hay compositores que a partir del siglo XX han innovado en cuanto al modelo. “Al final se trata de seguir un esquema”, dicen, aunque eso no significa que sea una tarea fácil. Sus referentes son Juan Carlos Salgado, José Mencías o Miriam Castellanos en el caso de Sergio, mientras que Lidia toma como ejemplo a Juan Carlos Ávila.

Sin duda el esfuerzo y la dedicación son mayúsculos, pero todo se ve compensado cuando oyen su marcha sonar en alguno de los desfiles y además son bien recibidas por el público. “Es muy especial y emocionante, todavía nos seguimos poniendo nerviosos cuando las tocamos en una procesión o en un concierto”, reconocen. 

Por ahora no tienen en mente componer una marcha nueva porque eso, según reconocen ambos, “surge”. “Antes era más fácil regalar marchas, pero ahora va todo por encargo y eso cuesta muchísimo más por la presión que se genera”, subrayan. 

PASIÓN FAMILIAR

A nivel musical está claro que la Semana Santa para esta familia es más que especial, pero a ello hay que sumar su devoción y pasión por las imágenes. Procesionan en varias y estos días son un auténtico trajín. “Las túnicas están en casa de la abuela, que es la que se encarga de prepararlas todos los años”, cuenta Lidia. Y es que, tanto ella como su hermana pequeña a parte de ser nazarenas, les encanta disfrutar y ver las procesiones en puntos que son especiales para ellas y que normalmente pasan desapercibidos a ojos de los turistas. “La subida de San Juan Bautista hacia el Salvador o cuando encierran a la Virgen de la Esperanza son algunos de los que más nos gustan, aunque hay muchos más”, asegura. Para su padre, la Semana Santa significa, además, esfuerzo porque, “la mayoría de recorridos acaban tarde y al día siguiente hay que trabajar, pero para gente como nosotros que lo vive y lo disfruta todo merece la pena”, señala. 

EL PAPEL DE LA MUJER

Con tan solo 15 años Lidia escribió una marcha procesional y marcó un antes y un después en la historia de la Pasión conquense. “La gente decía que por el estilo de la marcha debía pertenecer a un compositor mayor y nada más lejos de la realidad”, recuerda. Por ello, anima a otras jóvenes y mujeres en general a escribir canciones para Semana Santa porque “en Cuenca hay grandes músicos”, dice. “Les diría que tengan ánimo, fuerza y pasión. Ánimo porque van a tener un lío de melodías en la cabeza, fuerza porque no todo es fácil y pasión porque la Semana Santa es eso, es amor y hay que transmitirlo”.

Por otro lado, tanto Lidia como su padre creen que el papel de la mujer en la Semana Santa conquense es “fundamental” porque “aunque antes no se la veía, ahora forma parte de las filas o en los banzos y sin ellas no sería lo mismo”, dice Sergio Mateo. “Hay muchas cosas que han mejorado desde que se permitió su incorporación como, por ejemplo, la organización de la procesión de Las Turbas”, apostilla. 

Por ello, ambos esperan que la Semana Santa de Cuenca siga evolucionando para que más pronto que tarde haya muchas más mujeres compositoras y músicas.


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