La Fundación Antonio Pérez, dependiente de la Diputación de Cuenca, ha presentado al público la exposición La Alegría de Pintar llevada a cabo por Olga Sinclair y que se puede ver en el Centro de Arte Contemporáneo de la capital hasta el próximo 26 de septiembre. La muestra se compone de una selección de las últimas creaciones de la artista panameña, además de algunas obras de periodos anteriores, y ha sido posible realizarla gracias a la colaboración con el MuVIM, Museo Valencià de la Il·lustració i de la Modernitat.
En esta presentación ha participado el presidente de la Diputación de Cuenca, Álvaro Martínez Chana, acompañado por la autora, Olga Sinclair, la diputada de Cultura, Fátima García, y el director de la fundación, Jesús Carrascosa; durante su intervención ha agradecido a Olga su presencia allí y que haya vuelto a la capital conquense para exponer esta selección de su obra que viene a complementar la rica oferta cultural que ofrece la ciudad, además, ha señalado que este último año y medio ha sido muy duro para el mundo de la cultura, no obstante, Martínez Chana es consciente que la ciudadanía “tiene ganas de consumir arte, tal y como demuestra las 11.300 visitas que ha tenido la FAP en el último año, a pesar de la pandemia”. Una cifra muy importante que se verá aumentada en los próximos meses gracias al amplio abanico de exposiciones que mantiene la fundación en la sede de la capital, así como en San Clemente y Huete.
El presidente también ha aprovechado la ocasión para explicar los ejes fundamentales por donde se está trabajando para darle un mayor impulso a la Fundación Antonio Pérez y que se verán en los próximos meses como es la firma de convenios con otras instituciones como la Diputación de Guadalajara o el Ayuntamiento de Sigüenza, la puesta en marcha del primer Premio Internacional de Grabado, así como una política de hacer de la FAP “un espacio vivo que acoja presentaciones de libros, conciertos o espectáculos de danza”, algo que ya se está llevando a cabo, según Martínez Chana, quien también ha avanzado la intención de que se puedan llevar a cabo exposiciones de la colección de Antonio Pérez en aquellos municipios que tengan espacios adecuados para ello. Por último, el dirigente de la Diputación también ha marcado las redes sociales y las excursiones de colegios, como una oportunidad para continuar atrayendo a nuevos visitantes.
La recientemente nombrada diputada de Cultura, Fátima García, ha hecho un repaso por la carrera cultural de la artista Olga Sinclair, destacando los premios y homenajes que ha recibido como el Premio Iberoamerciano a las Artes y a las Letras por la Fundación Carlos III en Madrid o el doctorado Honirs Causa de la Universidad del Caribe en Panamá. García también ha puesto en valor el gran trabajo que hace a través de la fundación que lleva su nombre difundiendo la cultura entre los niños y niñas panameños.
Por su parte, Sinclair ha agradecido a todos los presentes y al presidente la acogida que le ha brindado a su trabajo y se ha mostrado muy emocionada de poder volver a Cuenca para exponer su obra. La artista ha explicado que muchos de los cuadros fueron desarrollados durante el confinamiento y “fue una forma de sacar esa tristeza para convertirla en alegría”, porque siempre en los momentos de crisis la mete se dispara para buscar soluciones.
LA ALEGRÍA DE PINTAR
Los cuadros que presenta Olga Sinclair en esta exposición poseen capas sobrepuestas de texturas y colores, historias interminables que se repiten, que nos advierten, que nos conmueven; siempre en movimiento, siempre cambiantes. Olga es una artista líquida que está innovando en todo momento, no le importa deshacerse de una fórmula segura, de una comercialización fácil; ella fluye, se arriesga, no nos da respuestas, no predica verdades absolutas, no nos ofrece una guía. Olga nos da plena libertad para formular nuestras propias interpretaciones.
Por otra parte, su gran técnica académica la convierte en una artista rigurosa en permanente evolución que se reinventa sin ningún miedo ni temor. Su gran memoria visual acumulada –los diferentes países en los que ha vivido, tan dispares entres sí: Panamá, Bolivia, Holanda, España o Indonesia– se verá reflejada en su producción, estimulando la creación de versiones enigmáticas de temas cotidianos que envuelve en hipérbolicas espirales de color y pinceladas fuertes y violentas a la manera de Bacon, en un torbellino de pasión.
En esta exposición, sus cuadros están envueltos en un entorno poético de texturas y pinceladas gestuales propias del lenguaje de la abstracción. La fuerza de su pincelada, aparentemente delicada pero decidida y feroz a la vez, nos muestra a una mujer que ha tenido que reconstruirse una y otra vez en este mundo líquido y difícil que siempre logra reconquistar.
En todas sus creaciones, la luz y el movimiento son los elementos fundamentales. Los colores, prístinos, limpios y luminosos parece que fluyen como el agua y se desbordan por el cuadro de una forma arrebatada. El movimiento entre los claroscuros y las espirales imposibles nos trasmite la sensación de expandirse más allá de los límites físicos del lienzo.
Academia y libertad compositiva, aparentemente contradictorias, se unen en composiciones equilibradas. Los temas íntimos son entrelazados con cuestiones universales. Su postura presente frente a la vida y frente a este futuro incierto y desconocido es lo que Olga Sinclair expone y nos lo cuenta como ella sabe: con sus cuadros, sus dibujos y su alegría de vivir.
Para Amador Griñó, jefe de exposiciones del MuVIM, Olga nos cuenta sus cosas, interpreta el mundo, nos habla pintando y se sirve de ello para relatar las historias en ese lenguaje universal que, entrando por los ojos, queda en nuestro intelecto emulando esa lengua que James Joyce deseaba encontrar “un lenguaje que estuviera por encima de las lenguas, una lengua a la que sirvieran todas las demás”.
Sus creaciones son como interpretaciones de partituras coloridas que ella escribe, como una sinfonía que excita y combina nuestros mejores sentimientos.
Heredera del espíritu artístico de Alfredo Sinclair, ha encontrado su propio camino personal y diferente en la expresión artística, el suyo, único e independiente de tantos y tantos maestros de la pintura europea que fueron sus profesores a fuerza de estudio y admiración.
La muestra Olga Sinclair la alegría de pintar podrá verse en los espacios temporales del Centro de Arte Contemporáneo de Cuenca hasta el 26 de septiembre.