El Premio Glauka celebra el "milagro cultural y social" de mantenerse durante 25 años
Que un premio tenga la continuidad del Glauka, concedido anualmente desde hace 25 años por la Asociación de Amigas de la Lectura de Cuenca a personas e instituciones que contribuyen al desarrollo de la lectura y la cultura, no es, por desgracia, algo habitual. La mayoría, como señalaba este viernes Olga Lucas, premiada con este este galardón en 2010 y viuda, además, del autor que inspiró su nombre, José Luis Sampedro, “surgen y desaparecen con la misma velocidad”. Así que excepciones como esta solo pueden ser posible gracias a que “hay mucho trabajo detrás”, en palabras de Lucas, a la “perseverancia” de sus miembros, en las de Rosa Montero, o a su “vocación y entusiasmo”, en las de Carmen Posadas.
Estas tres reconocidas premio Glauka, junto a conquenses que también cuentan en su haber con este galardón como Miguel Romero, Amparo Ruiz Luján, Ángel Valiente o José María Rodríguez, además de la hermana del periodista Raúl del Pozo y la viuda del poeta Diego Jesús Jiménez, respaldaban con su presencia la celebración de los 25 años de este premio a la promoción de la lectura en un multitudinario acto celebrado en el Paraninfo de la Universidad al que también acudieron numerosos representantes de la cultura, de la Universidad y la política, entre estos últimos el consejero de Educación y Cultura, Ángel Felpeto, y el viceconsejero de Cultura, Jesús Carrascosa. Solo el escritor Lorenzo Silvia, anunciado inicialmente, no acudió a la cita.
Recuerdo a Sampedro
En la memoria de todos los presentes estaba el escritor, economista y humanista José Luis Sampedro, fallecido en 2013 y habitual durante años de la ceremonia de estos premios y a quien desde entonces sustituye su viuda, que se mostraba muy agradecida de que Cuenca “se siga acordando de José Luis después de muerto, porque para un escritor no puede haber mejor alago que un premio lleve, no su nombre, sino el nombre de un personaje de una de sus obras: es lo máximo”.
Según recordaba Lucas, “él, a quien yo represento pero no puedo sustituir, que evidentemente no soy él, ni sabia, encontró en Cuenca unos talleres de lectura que le emocionaron durante mucho tiempo”. Y reconoce que estos ya más de tres años y medio sin él están siendo para ella “durísimos”, aunque confía en que premios como este contribuyan a mantener vivo su recuerdo por varias razones: “no solo por mi implicación afectiva, sino porque creo que su mensaje, su figura, su significado, era un referente para mucha gente más allá de sus novelas. Por los tiempos que corren, sus enseñanzas no deben ser olvidadas. Lo único que lamento es que él acertara en tantas cosas que están ocurriendo. Ojalá se hubiera equivocado: nos iría mucho mejor a todos”, señaló.
Rosa Montero tenía también claro que es Sampedro, “con la vieja sirena de su maravilloso libro”, el que da nombre a este premio, y calificaba asimismo de “absolutamente increíble que una asociación de amigas de la lectura con el apoyo de la biblioteca y poco más sean capaces de movilizar tanto entusiasmo y amor por la lectura. Es un milagro cultural y social. Cosas así hacen el mundo un lugar más habitable”.
Carmen Posadas, por su parte, se mostraba como una “incondicional del Glauka, algo único para los autores, que sin los lectores no somos nada”, y aprovechaba su presencia en la ceremonia para reivindicar el valor de la lectura. “Leer es una ventana al mundo, una manera de comunicarse y de entenderlo. Porque cuando uno ve una película es un actor pasivo, pero cuando lee está creando los personajes el ambiente. El mundo realmente se entiende a través de los libros”.
Pedro Cerrillo, catedrático de Didáctica de la Literatura y director del Centro de Estudios de Promoción de la Lectura y Literatura Infantil (Cepli) de la UCLM, fue el encargado de pronunciar la conferencia inaugural de un acto que cerró una jornada marcada por el amor a los libros solo deslucida por la muerte del dramaturgo Francisco Nieva y del poeta y cantautor Leonard Cohen, a quienes queda el consuelo de poder seguir leyendo y escuchando para, como dice Posadas, entender el mundo.