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El edificio del Almudí renace trece años después del inicio de su reforma

El Ayuntamiento dotará las nuevas salas del edificio y se prevé que sea destinado a usos culturales e incluso oficinas, algo que ahora está en estudio
Fotos: Saúl García
04/12/2023 - Rubén M. Checa

El Almudí, construido en el siglo XVI y utilizado históricamente como almacén de grano y aceite, ha sido un testigo silencioso del devenir de los siglos en Cuenca. A las puertas el Casco Antiguo junto a las escaleras del Gallo, con el paso del tiempo, la estructura experimentó un deterioro significativo. Fue en 2010 cuando el Consorcio de la Ciudad inició un proceso de reforma de este espacio a través de un taller de empleo, pero con la llegada del PP de María Dolores de Cospedal al Gobierno autonómico, se canceló dicho plan y su rehabilitación nunca se llegó a realizar. 

En ese momento, el aparejador era Adrián Martínez, actual concejal de Urbanismo y Mantenimiento Urbano del Ayuntamiento de Cuenca, y detalla que ha sido en este mes de noviembre cuando la obra de reforma ha llegado a su fin trece años después de que iniciaran los trabajos gracias al Consorcio. Las obras de rehabilitación se han dividido en dos lotes: un primero valorado en 71.275 euros que han servido para intervenir en la cubierta del inmueble y una segunda de 311.422 euros para las plantas inferiores, sus accesos y un patio. En total, 382.697 euros de inversión. 

El Ayuntamiento, a través del alcalde Darío Dolz, solicitó estos años atrás que se actuara en estas partes del edificio cuyas obras habían quedado paralizadas, y viendo también los daños que se habían producido en la cubierta del inmueble tras el incendio de un edificio colindante al Almudí. El Consorcio recogió el guante del regidor y elaboró los proyectos, documentación necesaria, licitó las obras y adjudicó los contratos. 

Las obras de la cubierta arrancaron el 12 de junio de 2023, que concluyeron hace escasos días. La rehabilitación de las plantas inferiores y los accesos empezaron en noviembre del año pasado y han concluido hace también escasos días. Gracias a esta intervención del Consorcio, expone Martínez, “hemos podido recuperar un edificio emblemático que ha tenido multitud de usos a lo largo del tiempo”. Y es que, entre los usos que este inmueble ha tenido destacan el de pósito real, cuartel de Policía Local e incluso perrera.

 

 

ACTUACIONES

Las diferentes intervenciones que se han hecho en el último año, a cargo de las empresas CRESVER (plantas inferiores) y COBE SLU (cubierta), han servido para, en esta última obra, evitar filtraciones de agua al edificio y problemas que pudieran derivar de la entrada de agua al edificio. Sobre las plantas inferiores, se ha actuado en las dos naves inferiores, primando en primer lugar la accesibilidad al edificio y adecuando al siglo XXI estas salas que son de bóvedas de cañón. Cada una tiene en torno a unos 90 metros cuadrados, y contando baños y patios, se podrían sumar 54 metros cuadrados más. Al mismo tiempo, para acceder a una de las salas se hace a través de un gran patio de 100 metros cuadrados, donde también se ha garantizado que sea accesible. 

Así, el edificio del Almudí ha quedado con tres zonas diferenciadas: la parte de arriba, que no se ha tocado, que sirve como local de ensayo para la Banda Municipal de Música, y las plantas inferiores, donde el Ayuntamiento ya está estudiando qué usos darles y que estos podrían ser culturales u oficinas. Y es que, las obras se han concebido para que estas dos salas inferiores sirvan como zona bien para iniciativas culturales o bien para salas de exposiciones, e incluso podría albergar oficinas.

“Una vez que ya está el edificio rehabilitado, desde el Ayuntamiento vamos a empezar a dotar de contenido y mobiliario todo el interior”, subraya el responsable del mantenimiento urbano de la ciudad. Una obra que, alegre, asegura que es un “por fin” tras todos los años que la intervención ha estado parada, celebra Martínez, a lo que se suma la recepción por parte del Consorcio de otras obras simbólicas que también se llevaba demorando en el tiempo bastantes años como las obras de la Torre de San Gil. 

“Se están dando ya visos de ese avance en el mantenimiento y conservación de los edificios emblemáticos. Queda mucho por hacer, pero son inmuebles que han estado años y años cerrados a la espera de darles una segunda vida y el hecho de que no se pierdan estos edificios, es una de las mejores noticias”, sostiene Adrián Martínez. 


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