La cultura como arma contra la exclusión social
Los libros como sinónimo de inclusión. Esta es la premisa que sigue al pie de la letra el proyecto Biblioteca Solidaria, nacido en Cuenca y puesto en marcha en toda la comunidad. La propuesta se presta como un centro literario itinerante donde la lectura fomenta la cultura y, al mismo tiempo, la integración de colectivos en riesgo de exclusión social.
David Martínez, responsable de la iniciativa, señala entre los beneficiarios, inmigrantes, mayores, mujeres en situación vulnerable, jóvenes en situación de conflicto y personas con diversidad funcional. Las actividades promovidas desde Biblioteca Solidaria no solo impulsan la cultura , también, de un modo u otro, inciden en estos grupos sociales. “Ellos sienten que su opinión, sus preferencias y sus demandas se están teniendo en cuenta. Creo que eso es de vital importancia para que no se sientan desplazados”.
La Biblioteca Solidaria nació en Cuenca en el año 2009. Fruto del trabajo y del esfuerzo, esta propuesta cultural se extiende por otras provincias de Castilla-La Mancha. La piedra angular del proyecto son los talleres de lectura fácil, que se imparten fundamentalmente en institutos y asociaciones. El formato no ha sido elegido por azar. La idea es adaptar la actividad a todos los colectivos. A estas se suman las las campañas solidarias y las lecturas inclusivas.
La iniciativa desarrolla otras acciones en clave de cultura. Otro de los pilares del proyecto es mantener activos los puntos literarios distribuidos en distintias instituciones, una labor que consiste en revisar el material para actualizarlo o reponerlo y así dinamizar cada uno de estos rincones culturales. Actualmente están repartidos en 12 centros de la ciudad, entre ellos, el Hospital Virgen de la Luz o el centro de mayores Cuenca III.
Biblioteca Solidaria va más allá de los libros y también aboga por otras actividades. Sus voluntarios acompañan a personas de estos colectivos a eventos culturales, entre ellos, visitas a museos u organizan para ellos paseos para conocer las leyendas populares de los municipios. Asimismo, facilitan materiales y recursos a personas a las que les es imposible salir de su hogar o que viven en domicilios tutelados o en centros de mayores. Dentro de esta acción para acercar la cultura y fomentar la integración de los colectivos sociales en situación vulnerable, desde la inciativa también se imparten cursos de español para personas inmigrantes. Ser parte del proyecto de forma altruista conlleva una formación previa en la que los voluntarios aprenden con la finalidad de conocer mejor los materiales de lectura con los que van a trabajar y los colectivos a los que se dirige la iniciativa.
A su vez, esta enseñanza contempla la sensibilización sobre las circunstancias que rodean a estas personas, así como sobre materias como la sostenibilidad, la igualdad de género, la prevención del edadismo, del racismo y de otras formas de discriminación. Los propios voluntarios también pueden contribuir en su instrucción y transmitir a sus compañeros sus conocimientos o herramientas.
PANDEMIA
La irrupción del Covid supuso también un cambio radical para el proyecto. Actualmente las actividades recuperan, poco a poco, el ritmo previo al año 2020. Sin embargo, el número de integrantes del equipo de voluntarios ha sufrido una merma considerable. “Ese altruismo, esa inquietud, despareció prácticamente. De hecho, resulta muy difícil ahora encontrar voluntarios. Muchos de ellos, antes de la pandemia, eran personas mayores”. Este hecho ha sido determinante en esta caída de voluntarios. Gran parte de ellos se han alejado de la vida en comunidad a raíz del miedo a contraer Covid. A pesar de que ya parece que la pandemia quedó atrás en el tiempo, David Martínez percibe una reticencia a volver a desempeñar esta labor desinteresada.
A nivel regional, antes del 2020, Biblioteca Solidaria llegó a alcanzar los 300 voluntarios, 25% de ellos en activo, es decir, 75 de ellos estaban involucrados en una única acción concreta mensual o semanal. El resto, se tratan de acciones más esporádicas, como es el caso de la reposición de material de los puntos. “Ahora contamos con alrededor de 50, de los cuales, están en activo 15”. Es esta la razón por la que actualmente trabajan para llevar a cabo una campaña de captación de voluntarios en centros educativos, culturales y de recursos sociales.
La Biblioteca Solidaria, con 14 años de vida a sus espaldas, lleva a centros y hogares la cultura para usarla como un puente hacia la integración.