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Cuenca Recóndita, el proyecto de la UCLM que divulga el patrimonio más desconocido

Aunque está enfocado al alumnado de la facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades, el público general también puede disfrutar del proyecto en la biblioteca universitaria
Cuenca Recóndita, el proyecto de la UCLM que divulga el patrimonio más desconocido
El catedrático Pedro Miguel Ibáñez es el encargado del proyecto. Foto: R. Marco
06/04/2024 - Rubén M. Checa

En el año 2017, el decano de la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades, Santiago Yubero, y el catedrático y profesor de Historia del Arte, Pedro Miguel Ibáñez, comentaron entre ellos un día algunos aspectos referidos al centro histórico de la capital y lo desconocido que resultaban, para los visitantes y los propios oriundos, numerosos edificios y elementos históricos de verdadera importancia artística. 

De la conversación, en la que también participaron otros compañeros profesores del centro universitario, nació la idea de llevar a cabo un proyecto de divulgación entre los alumnos de algunas de estas obras de verdadera calidad, poco conocidas, del patrimonio artístico y arquitectónico de la ciudad. 

Así fue como nació el proyecto ‘Cuenca Recóndita’, que desde entonces ha estado difundiendo entre los alumnos de la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades, entre los conquenses y los foráneos interesados por el patrimonio local la relevancia de edificios y paisajes urbanos poco conocidos o que estaban ignorados.

Todo este proceso ha estado capitaneado por Ibáñez y la divulgación, desde el primer momento, se ha basado en el rigor científico, en el trabajo personal en los archivos y en el análisis de las obras. 

 

Todos los volúmenes que se han publicado se pueden consultar de forma gratuita en la biblioteca universitaria del campus de Cuenca

Un proyecto que ya acumula siete años de trabajos e investigaciones y que, como resultado, ha dado ya tres libros centrados en diferentes temáticas y periodos históricos, con un cuarto que está en proceso. En ellos, como relata el catedrático, hay bienes patrimoniales del Casco Antiguo “desconocidos en gran medida”. 

En todo este proceso, a parte del apoyo de la facultad, también ha colaborado el Patronato Universitario Cardenal Gil de Albornoz, institución que se ha encargado de la publicación de los libros. Para quienes estén interesados en leerlos, no se pueden comprar en las librerías, y se pueden consultar en la biblioteca universitaria del campus de Cuenca. 

Tres de estos libros ya están disponibles para el público, y el cuarto saldrá próximamente, puesto que en breve va a comenzar la maquetación del mismo. No sabe qué título le pondrá, aunque está barajando barrios olvidados. Y es que, para fomentar en el lector ese interés por el patrimonio más desconocido, ha estado usando hasta el momento nomenclaturas llamativas y con otro enfoque distinto para que toda la labor de documentación y divulgación resulte atractiva. La pequeña Edad del Hielo del medievo, los barrios escondidos de Cuenca o el rey Felipe II en la Catedral son algunos de ellos. 

Barrios olvidados, el rey Felipe II o el impacto del frío en los claustros de la capital, entre las temáticas
Estos son los tres libros que se han publicado hasta la fecha. Foto: R. Marco

Bajo el título de ‘El Palacio Episcopal y los alfarjes policromados del Medievo’ (publicado en 2018) se abre la colección de ‘Cuenca Recóndita’ con un recorrido por este elemento artístico del que, sostiene el catedrático Pedro Miguel Ibáñez, “nunca se había dicho nada”. El eje principal es un alfarje “precioso” ubicado en una cámara alta del palacio que se construyó y pintó en torno al año 1420 con Álvaro de Isorna como obispo de la Diócesis conquense.

Este era un obispo muy político -llegó a ser uno de los principales diplomáticos de la monarquía castellana-, que pasaba poco tiempo en Cuenca, pero el que pasaba, decidió construir un salón con un alfarje policromado con detalles que son muy interesantes. 

A raíz de este, por diferentes edificaciones y casonas del Casco Antiguo, y en el mismo periodo medieval, se fueron construyendo otros alfarjes. Además de esta “pieza maestra”, este primer libro también detalla el acceso a su cámara, con una puerta de estilo mudéjar que es el único elemento de este periodo de la historia del arte que hay en la ciudad. 

También se detalla en este primer volumen de la serie los alfarjes policromados uno que hay en el salón de la Casa de Muñoz y Barba (en el inicio de la calle San Pedro, los números 2 y 4) que data del año 1500, pero que se descubrió hace unos años porque estaba oculto con un falso techo; y un tercero que está en la Casa del Cardenal (actual hotel Convento del Giraldo).

 

“Aquí se descubre esa Cuenca escondida que vemos todos los días pero que no sabemos la historia que atesora detrás”, sostiene Ibáñez

El segundo libro se titula ‘La pequeña Edad del Hielo en la Catedral y otras historias de la ciudad sumergida’ (2019). Esta época transcurre entre la segunda mitad del siglo XIV y la primera del XIX, una época muy fría en Europa que influyó de manera notable en la arquitectura de la época y condicionó el día a día de la gente. Al mismo tiempo, se llegaron a dar cambios que podían llegar a ser muy drásticos, y por ejemplo, este periodo influyó en Cuenca con el cerramiento del claustro de la Catedral. Obra del arquitecto Juan de Herrera en el año 1576, en el 1764 se decide cerrar la parte que había libre entre las columnas para evitar el frío de la época. 

En 2007 se originó un debate por la mejor solución a adoptar ya que hasta nuestras fechas se había caído parte de ese cerramiento dieciochesco, y cuyo acuerdo definitivo consolida lo que ahora existe: una extraña prestación esteticista que ni es el aspecto buscado por Juan de Herrera ni el elegido en 1764.

También hubo otros cerramientos como el claustro del convento de San Pablo (actual Parador) o la galería superior del mismo espacio del palacio episcopal. No se llegaron a materializar otras intervenciones planteadas como embovedar la sala capitular de la Seo, ocultando el artesonado, recortando las puertas de nogal y reformar la antesala.

 

El Claustro de la Catedral se tapió en parte en el año 1764. Foto: Saúl García

El tercer libro, ‘Felipe II y Van den Wyngaerde, el rey en la Catedral y otros escenarios’ habla sobre la visita que el monarca realizó a Cuenca entre el 30 de abril y el 2 de mayo de 1564, y se centra en los escenarios urbanos y arquitectónicos que conoció Su Majestad en sus recorridos por la capital. Su pintor de cámara en paisajes urbanos, el pintor flamenco Anton van den Wyngaerde, plasmó con admirable fidelidad otros escenarios un año más tarde, en 1565, con las dos panorámicas tal vez más espectaculares que jamás se hayan representado y que están actualmente en Viena, tomadas desde donde está ahora el edificio Gil de Albornoz del campus universitario y desde las actuales pistas deportivas del Parador. 

“Le debió de impactar tanto la ciudad al rey que un año más tarde mandó a su pintor de cámara para inmortalizar la ciudad”, explica Ibáñez. En el libro, por tanto, desgrana cómo era la Cuenca que visitó Felipe II, la antigua Capilla de San Julián o el anterior Coro de la Catedral, la balconera de madera que había en la Seo con vistas al Huécar (hoy en día es un corredorcillo de piedra), el primigenio puente de San Pablo o su estancia en la casa de Muñoz y Barba. 

“Esa es la Cuenca escondida que decimos que ves todos los días pero no sabes la historia que atesora”, sostiene Ibáñez, quien ya está inmerso en la maquetación de una cuarta obra que recorrerá los barrios olvidados en la zona de Puerta Valencia y el Jardín de los Poetas para reivindicar la historia de los edificios que un día estuvieron en pie, como por ejemplo el primer corral de comedias que, desafortunadamente, no ha llegado hasta nuestros días.