Este viernes se ha celebrado el Concierto por Notre-Dame en la Catedral de Cuenca en el que han participado catorce organistas y un tenor que han interpretado piezas de Bach, Pachelbel, Bartòk o Purcell, entre otros, en homenaje al gran órgano herido de la catedral de París.
El gran órgano de Notre-Dame es el centro del mundo organístico. Su historia comenzó en el siglo XV, aunque no queda nada de aquel órgano original. El actual fue reconstruido alrededor 1868 por Aristide Cavaillé-Coll, un verdadero Stradivarius del órgano del que los expertos alaban la disposición de los tubos y la mecánica interna. Un órgano compuesto de cinco teclados, más de cien juegos y casi ocho mil tubos. Fue modificado en el siglo XX para electrificarlo. Durante el incendio se salvó milagrosamente a pesar de estar situado entre las dos torres, siendo protegido por la piedra de la base de las torres de la fachada. Ha sufrido desperfectos pero podrá ser reparado.
En esta tarea se ha empeñado el mundo organístico mundial, con iniciativas de muy distinto calado en casi todas las catedrales que cuentan con un órgano histórico como León, Milán, Hamburgo, Colonia, Chartres o Pisa. También han querido colaborar los dos órganos de Julián de la Orden de la Catedral de Cuenca y catorce organistas de la provincia de Cuenca, rindiéndole homenaje con un concierto que se celebraba este viernes.
Los intérpretes participantes forman parte de las aulas de órgano de la catedral de Cuenca y de San Marcos de Cardenete, junto con organistas procedentes de distintas parroquias de Cuenca. Fue organizado por Lucie Žáková, profesora de ambas aulas, junto con Carlos A. Guerra, organista titular de la catedral de Cuenca.
La organista Lucie Žáková, como presentación del concierto, compartió con el numeroso público asistente sus recuerdos como estudiante del Conservatorio Superior de París. Entre sus profesores se encontraba el gran maestro Olivier Latry, organista titular de la catedral de París durante las tres últimas décadas.
Žáková recordó los fines de semana en los que sus profesores llevaban a los estudiantes a escuchar los conciertos del Notre-Dame y cómo, por fin, en 2004 alcanzó el sueño de participar en un concierto que se celebró en el templo parisino.
Catorce organistas y un tenor reunidos ayer en el templo conquense en homenaje a la catedral hermana de París, cuna de la polifonía occidental, para interpretar pequeñas y conocidas piezas de Bach, Pachebel, Bartòk o Purcell en homenaje al gran órgano herido de la catedral de París. Para finalizar el concierto, la propia Lucie Žáková, junto con Carlos A. Guerra interpretaron Ballo della bataggia, del italiano Bernardo Storace.
La próxima cita con los órganos de la Catedral será el sábado 22 de junio a las nueve de la noche, ya dentro la programación habitual de la Academia Julián de la Orden, con un concierto de la organista Maria Moiseeva.