Fue el 30 de diciembre de 2011 cuando el Consejo de Ministros de un gobierno entonces presidido por el Partido Popular aprobó ubicar en la pequeña población conquense de Villar de Cañas, de poco más de 400 habitantes, el llamado Almacén Temporal Centralizado (ATC), una instalación destinada a acoger durante sesenta años hasta 6.700 toneladas de residuos nucleares de alta actividad generados en las centrales españolas como contraprestación de lo cual el municipio recibiría en torno a seis millones de euros anuales y se generarían, según se anunció, cientos de puestos de trabajo.
Un “regalo” que nada más conocerse fue celebrado en un bar de la localidad por algunos de sus vecinos, entre ellos el alcalde, el popular José María Sáiz, pero que los directores del documental “El regalo”, Sebastián Martín y Eduardo Soto (“La fuga”), consideran que era un “regalo” envuelto “sin que a la población le dijeran lo que llevaba dentro y lo que podía significar”.
Es la premisa de la que parte un filme rodado en los dos últimos años con un equipo de profesionales conquenses que han trabajado de forma desinteresada o cobrando “lo que se ha podido y como se ha podido” que ya ha sido exhibido en festivales internacionales de Chile, Colombia o Argentina y este viernes se proyectará en el Museo de Paleontología de Castilla-La Mancha (MUPA) a partir de las 18:30 horas.
Sus directores plantean varios interrogantes que consideran que deberían haber sido respondidos antes de que Villar de Cañas fuera elegida para albergar el polémico almacén, “informaciones que la población debería tener en cuenta y que no se habían proporcionado”. Entre otras cuestiones, aluden a los desechos que expulsarían las chimeneas del ATC, al efecto que tendría sobre la industria agroalimentaria de la zona o al peligro de radiación que existiría tanto en el transporte de los residuos como en su almacenamiento bajo tierra, un peligro tanto para la salud de las personas como para el medioambiente que, además, se podríaprolongar durante más de 10.000 años, “casi una eternidad”, convirtiendo esta infraestructura en “una maldición milenaria para las generaciones venideras”.
El documental iba a ser inicialmente un cortometraje de unos diez minutos de duración pero en cuanto Sebastián Martín empezó a grabar los testimonios de algunos vecinos de la localidad se percató de que “daba para un largo”, de modo que, ya en compañía de Edu Soto, el trabajo de un mes se prolongó durante los dos citados dos años y resultado es un documental de 85 minutos que, por el material grabado, hubiera podido dar para dos o tres documentales.
Respaldo de CCM Media
Con el apoyo de Castilla-La Mancha Media, “El regalo” recoge las opiniones tanto de técnicos expertos en energía nuclear como de médicos, ténicos de prevención de riesgos, ecologistas, víctimas de las catástrofes de Chernóbil y Fukushima, vecinos o periodistas, aunque falta la opinión de algún técnico de la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa), que no ha querido participar. Entre lo más sorprendente con que se encontraron Soto y Martín destaca la opinión de algunos vecinos, que no era la misma delante de la cámara que detrás de ella, algo que achacan al “miedo” y las “presiones” y que llevó a que algunos vecinos pusieran sus viviendas a la venta y abandonaran la localidad.
El documental, que cuenta con la locución del actor conquense Rafa Núñez, va no obstante “más allá” de Villar de Cañas, al hacer un recorrido por la historia de la energía nuclear, según ambos directoras llena de “silencios” y que no solo ha dado lugar a grandes catástrofes como las de Chernóbil y Fukushima, sino que en España también ha tenido sus consecuencias, principalmente un incendio registrado en 1989 en la central nuclear de Vandellòs I, en Tarragona, que afortunadamente no provocó emisiones radiactivas al exterior pero fue calificado de nivel 3.
Y pretende, según apuntan sus directores, “ayudarnos a pensar y a decidir sobre el complejo mundo de la industria nuclear, sobre el futuro de las fuentes de energía que queremos dejar a nuestros hijos y nietos” en unos tiempos de una mayor concienciación ambiental y del despertar de las energías renovables.
La idea es que “El regalo” pueda exhibirse internacionalmente en países de habla no hispana una vez que se lleve a cabo su subtitulado al inglés y que tenga una segunda vida a través de las plataformas digitales. Y que pueda aportar su granito de arena para que el Gobierno central acabe aprobando su desestimación definitiva tras la suspensión del permiso de construcción en julio de 2018.
