La Asociación de Amigos del Teatro de Cuenca ha anunciado que echa el telón tras cincuenta años de actividad en la capital conquense en los que ha venido desarrollando su objeto social desde diferentes enfoques dependiendo del equipo gestor en cada momento, pero siempre con la difusión de las Artes Escénicas como objetivo principal.
En un comunicado, señala que ha sido medio siglo alentando la movida cultural de la ciudad, con actividades tan señaladas como el Festival Internacional de Títeres ‘Titiricuenca’, celebrado durante 31 ediciones; una programación estable de Primavera y Otoño; o la Bienal Internacional de Teatro de Actor BITA durante 25 años.
Un trabajo que, añade, “no hubiera sido posible sin el clave apoyo de instituciones como el Ayuntamiento de Cuenca, la Diputación Provincial de Cuenca, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, y, entidades como la Fundación Globalcaja, La Caixa o la Fundación de Cultura Ciudad de Cuenca”, además de patrocinios privados.
Sin embargo, este proyecto cultural “llega a su fin” porque “hemos perdido la ilusión” debido a que “la respuesta desde las instituciones no es la esperada y sin difusión y apoyo institucional no hay público”.
Desde la Asociación arremeten directamente contra la directora de la Fundación de Cultura Ciudad de Cuenca, Nelia Valverde, a la que acusan de que “tras veintisiete años de colaborar mano a mano con esa entidad, la nueva responsable ha tensado tanto la cuerda que la ha roto”. “Nos dejó sin presupuesto y sin ganas de seguir”, apostillan.
“Es difícil reconocer que quizás este trabajo no merece tanto esfuerzo, que las actuaciones altruistas siempre gozan de suspicacias. Es duro comprobar que sólo con buena voluntad no se hacen las cosas. Es duro reflexionar sobre nuestra situación actual y comprobar que la asociación, pese a su trabajo y esfuerzo, ha sido ninguneada por las instituciones que deberían habernos apoyado”, indican en su comunicado.
“No se trata solo de que llevemos demasiados años con un presupuesto cada vez más escaso, es que sin presupuesto no hay programación, no se puede contratar a ninguna compañía y, sobre todo, si no hay un mínimo de respeto y consideración hacia nuestro trabajo, las ganas se acaban”, concluyen.
