El confinamiento en casa, que ya se viene prolongando más de cuarenta días, se ha convertido en todo un reto de resistencia al que cada uno se enfrenta de manera distinta, dependiendo, sobre todo, de las circunstancias que le rodean, y con el único fin de superarlo de la forma más airosa posible.
Cuarentena que para un artista, sin embargo, puede suponer desde el momento ideal para bucear en nuevas técnicas en busca de una renovación artística hasta, simplemente, una oportunidad de tener todo el tiempo del mundo para disfrutar de lo que más le apasiona: crear. Y es que la creatividad se transforma en su mejor aliado ante la adversidad de una realidad que está poniendo en jaque todo al mundo entero Creatividad desde casa a la que no han dudado en recurrir artistas conquenses como Luis del Castillo, Miguel Ángel Moset, Tomás Bux o Diego Forriol.
En su casa de La Melgosa, el ceramista Luis del Castillo afronta este encierro con responsabilidad y animado, porque, como dice, tiene la suerte de tener su taller en la misma casa. No ha salido ni un solo día desde que comenzara la cuarentena, pero eso no parece afectarle, porque tiene un gran aliciente, su cerámica.
Y es que, tal y como recalca, “como ahora nadie está trabajando en el taller lo tengo para mí solo, se ha convertido en mi estudio, en un pequeño santuario”, donde pasa las horas del día absorto en “sus cosas”. “El tiempo se me está pasando rápido, las semanas se me hacen cortas y cuando quiero darme cuenta ya es sábado. Al no salir de casa, pierdo la noción del tiempo, los días de la semana…”, asegura.
Sin necesidad de jornadas maratonianas y siempre disfrutando de todo lo que hace, Castillo emplea estos días en experimentar. Está aprovechando la oportunidad para cocer nuevos barros y a probar “esos esmaltes que había dejado aparcados hace un tiempo”. Una manera, sin duda, de tratar de ampliar horizontes en su particular y característica forma de entender la cerámica; sin dejar, por supuesto, su personal y reconocible sello. Creatividad que le está llevando a elaborar piezas de todo tipo, desde sus conocidas meninas y platos hasta ánforas y cuadros cerámicos con su marcado y singular trazo.
MIGUEL ÁNGEL MOSET
De manera muy distinta está llevando Miguel Ángel Moset su particular encierro en casa. Y es que, a diferencia de Luis del Castillo, este conocido pintor conquense no tiene la suerte de tener el taller en casa, sino en Mohorte, donde hace unos años se compró una vivienda para poder trabajar con mayor comodidad, sobre todo, sus obras de gran formato.
Una decisión que en la actual situación de cuarentena le está limitando, y mucho, puesto que “todo el material lo tengo en Mohorte”, asegura. Pero eso no ha sido obstáculo suficiente para truncar el espíritu creativo de Moset, que no ha dudado en habilitar ese estudio que hace años tenía en casa y se había convertido en ese lugar a donde, sin saber por qué, van a parar todas las cosas.
Se ha tenido que conformar con “dibujar cosas pequeñitas”, tal y como matiza, más que nada “para mantener la mano” y no perder la destreza, pero también, según reconoce, por salud mental. Y es que esas horas frente a ese papel, que consigue de su taller de serigrafía cuando va a comprar el pan, son la mejor de las terapias para sobrellevar estos días de cuarentena y, ante todo, esa imposibilidad de continuar haciendo una de las cosas que más le gusta: pintar.
Es por ello que esté pintando sin grandes pretensiones, para pasar el rato. De ahí que no crea que los trabajos de estos días vayan a servir para alguna exposición, "en el mejor de los casos de inspiración para otras obras de mayor calado", aunque, según confiesa, “quizá algunos de los collages sí que puedan tener más utilidad”.
Desde su casa, lamenta lo que le está ocurriendo en esta crisis sanitaria a la cultura, una vez más denostada y olvidada: “Es curioso que se esté recurriendo a lo cultural para sobrellevar al cuarentena, como por ejemplo, abriendo virtualmente museos, permitiendo el acceso gratuito a películas, etc. y, sin embargo, los profesionales de la cultura lo vamos a pasar muy mal, porque desde el Gobierno se ha preferido no hacer nada, mientras el sector está totalmente paralizado y sin saber cuándo ni cómo se va a poder hacer nada. Creo que al mundo de la cultura se le ha abandonado y dejado a su suerte”.
TOMÁS BUX
Tomás Bux, por su parte, combate con la pintura la soledad del confinamiento en su casa. Sí la pintura. El reconocido ceramista y escultor del barro está sobrellevando la cuarentena “pintando todo el día”. Según afirma, día tras día, se pone a primera hora de la mañana y muchas veces termina de madrugada, cuando el sueño le vence.
Una actividad frenética que le está permitiendo superar ese anhelo de moldear el barro en su taller del barrio de Las Quinientas, además de acumular ya cerca de una treintena de obras, que, por cierto, las tiene colgadas en las paredes de su casa. Y es que dice hacerle ilusión verlas, como si de una exposición se tratase.
Obras al más estilo “buxiano”, como así le gusta definir su manera de entender la pintura. Un estilo caracterizado por el uso de colores fuertes y brillantes, como el rojo, verde, amarillo, azul, morado, etc., un aparente desorden generalizado de objetos deformados, figuras humanas y animales de ensueño y, todo ello, bajo un velo de abstracción y surrealismo, utilizando para ello técnicas mixtas, como acrílico, lápices de colores y algún rotulador.
Frenético ritmo de trabajo que, tal y como destaca, le está llevando a que a estas alturas de la cuarentena, cuando aún no se sabe cuándo va a finalizar, se esté quedando sin material para continuar trabajando; todo un problema, teniendo en cuenta que no puede comprar al estar cerradas las tiendas.
Entre tanto, Bux se refugia en la pintura y su creatividad para superar estos terribles momentos, que, como dice, “parecen una auténtica pesadilla”.
DIEGO FORRIOL
Con más ánimo parece llevar la cuarentena el pintor conquense, Diego Forriol. Para él, el encierro no le ha cambiado mucho la vida, entre otros motivos, porque “suelo pintar todos los días y muchas veces en casa, que es, precisamente, lo que estoy haciendo estas semanas”. Aprovecha, de esta manera, para acumular obra a la que poder dar salida más tarde, porque “ahora no he parado de pintar, pero a lo mejor dentro de unas semanas no me apetece y estoy así un mes”.
Pero no todo está siendo pintar. En este tiempo varios han sido los proyectos e iniciativas puestas en marcha por este artista, la última, algo muy novedoso: una exposición virtual. Desde hace unos días, en su página web (www.forriol.com) se puede visitar virtualmente su última exposición, titulada ‘Calma’, en clara alusión a “la actual situación que estamos viviendo en todo el planeta; un momento que es propicio para afrontar las cosas como mucha calma”.
Un total de 36 obras, entre lienzos fotográficos con acuarela y fotografías abstractas, que se pueden disfrutar realizando un paseo por las dos salas de esta galería tan especial. “Un concepto visual que creo que es muy ameno y divertido y que ofrece una manera muy distinta de ver una exposición”, asegura a la vez que llama la atención sobre la buena respuesta que está teniendo entre el público. De hecho, tal y como recalca, “en unos cuantos días han recibido ya unas 300 visitas e, incluso, ya se están comprando algunos cuadros”.
Iniciativa ésta que, según recuerda, se suma a otra que llevó a cabo hace unas semanas para que los niños conquenses se entretuvieran coloreando un total de treinta láminas sobre pasos de Semana Santa, que les hizo llegar a través de su web y que también resultó todo un éxito con unas 550 descargas y unas 5.000 visitas.
No es extrañar, por lo tanto, que este pintor sea de la opinión de que “lo que está claro es que no hay que pararse y hay que estar animados. La creatividad en épocas como ésta te permite evadirte un poco de las actuales circunstancias que nos rodean y te ayuda a que se pase más rápido el tiempo; y, en definitiva, te sirva de terapia y sea todo un ejercicio de salud mental”.