La irrupción de Internet y su consolidación al frente de casi todas las facetas domésticas de nuestro día a día, también ha traido consigo una ruptura en la concepción de los agentes culturales tal y como se conocían hasta entonces. Se diversifican los espacios de acción, la manera de llevar a cabo exposiciones y quedan enterrados en la red las obras que no han tenido presencia previa en ella.
Esta situación ha impulsado a la precarización del arte, así como la de otros ámbitos, creando una nueva perspectiva, no siempre agradable, pero que requiere la adaptación de los artistas para poder continuar con su creación o, al menos, para que esta tenga repercusión.
ASUNTOS DE BLOGGERS
Maria Alcaide (Aracena, 1992), critica la digitalización desde la perspectiva artística, pero también laboral. “Lo que en un primero momento, en los años 2000, se veía como una forma de democratizar los medios de producción y el intelecto, ahora ha hecho que los trabajadores no tengamos contratos y trabajemos gratuitamente para plataformas como Facebook o Instagram”, señala Alcaide.
A través de esta exposición visitable en Lamosa hasta el próximo 18 de noviembre, reivindica la pérdida de derechos laborales en el nuevo panorama. “En el caso concreto de los artistas, cada vez tenemos que publicitarnos y patrocinarnos más nosotros mismos”, añadiendo que “lo que se te pide es que crees una marca y que no solo vendamos algo tangible, sino que seas tú quien haga toda la estrategia de marketing”.
Esta situación conlleva que el sistema habitual de galerías y mecenas se vea retroalimentado con el sistema digital, de forma que “tener Instagram se convierte en la plataforma que te puede dar la oportunidad de tener seguidores y una mayor visibilidad”, señala Alcaide.
NUEVOS AGENTES
La intromisión de la red no solo ha modificado la manera de trabajar de los agente culturales, también ha traido consigo nuevos actores. “Los generadores de contenidos son agentes culturales. Todo artista es un generador de contenido, sea en una institución o en otro plano”.
Entre ellos, la capacidad de seducción sigue acompañando al arte en este nuevo reto, obligando a persuadir también fuera de su obra. “Ya no solo producimos objetos, ahora lo que más cuenta es el conocimiento y el lenguaje”, cambio que ha llevado a los artistas a “comercializar esas imágenes no objetuales que están flotando por la red”.
En definitiva, Alcaide defiende un “reciclaje de los sistemas digitales desde una perspectiva crítica” con el objetivo resaltar la precaria realidad labora. Estas reivindicaciones están encarnandas en la piel de una supuesta influencer llamada ‘la materialista’, que acompaña a los visitantes de Lamosa a lo largo de la exposición. Blogger Affair es el arte contra el arte del Siglo XXI.